viernes, 28 de septiembre de 2018

Crónica flamenca. LA MIGA FLAMENCA DE BEDMAR ENSALZA A LA MUJER.

La organización del acontecimiento artístico venía incidiendo en que la situación lo requería, la XXXII edición del Festival ‘Miga Flamenca’ de Bedmar, del sábado 22, debía resaltar la defensa de la mujer ante los acontecimientos de violencia de género que se vienen produciendo en nuestro país. Así, la Corporación Municipal presidida por Juan Francisco Serrano Martínez, patrocinadora del evento, y la Peña Flamenca ‘La Serrezuela’, organizadora del mismo, conformaron un cartel expresamente de mujeres cantaoras de Jaén y de Huelva para remarcar el apoyo de los lugareños contra esta lacra de la sociedad. La villanovense Ángeles Toledano, la galduriense Gema Jiménez, la torrecampeña Fina de los Ángeles y la onubense y popular Argentina, fueron las artistas flamencas seleccionadas para tal fin.

Ángeles Toledano (web oficial)
Ángeles Toledano abrió el acto con el acompañamiento de la eminente y flamenca guitarra de Antonio Carrión, con un alarde sobre el conocimiento de los cantes mineros realizando una de las tarantas que ‘El Cojo de Málaga’ aprendiera en Linares a finales del siglo XIX, popularizada posteriormente por ‘Pepe Marchena’ con ‘jonda’ melodía y carismático melisma, para continuar con la conocida como “La Gabriela’ que recreara Pastora Pavón. Con ajustado compás, los tangos los realizó con matices de la comarca sevillana, derivando a los aires malagueños que ‘La Pirula’ estableció en el estilo, rematando con solvencia por las sonoridades de los de Extremadura. Se ajustó al compás de las soleares en su tercera oferta destacando por los ecos de ‘Juaniquín’ y ‘La Niña de los Peines’. Finalizó con alta tesitura tonal por fandangos.

Gema Jiménez acompañada por Chaparro hijo 
Gema Jiménez se afianzó en el escenario con seguridad profesional abordando una milonga con las resonancias que ‘Marchena’ escogiera del sevillano Manuel Escacena. En las soleares remarcó el localismo de ‘El Zurraque’ sevillano con afinados ecos de Antonio ‘El Arenero’ y un remate por Silverio a través de ‘El Matrona’. Los cantes mineros los ofertó con taranta de ‘El Cojo de Málaga’ y resonancias marcheneras, ajustándose después con fuerza y personalismo a la cuna linarense. Amplio recorrido estableció en las cantiñas, tras la cual realizó mirabrá con entrega, alegrías y cantiñas de Córdoba. Finalizó con fandangos destacando por Juan Varea-Niño León, ‘Canalejas de Puerto Real’ y Manuel Vallejo. Profesional acompañamiento el que le efectuó Rafael Montilla ‘Chaparro hijo’.

Fina de los Ángeles acompañada por Antonio Carrión
(foto: Diario JAÉN) 
Torrente de voz y fuerza tonal fueron los ases cantaores de Fina de los Ángeles que comenzó con zambra caracolera, para seguidamente centrarse en los ecos de ‘La Paquera de Jerez’. En las soleares mantuvo claras influencias de Enrique Morente, para continuar con un homenaje a ‘Pepe Marchena’ por las creatividades de ‘La Serneta’ y Enrique ‘El Mellizo’. Ciertas influencias de Chacón evidenció en la granaína, y así establecerse en los ecos y poderío tonal de Vallejo en la media. La personalidad de su pueblo fue establecida por cantes gañanes, los cuales le abrieron el camino hacia los fandangos con más recuerdos de ‘Marchena’, también de los jerezanos José Cepero y Rafael Ramos ‘Niño Gloria’, así como del sevillano ‘Manolo Caracol’. En el solicitado bis recordó a Vallejo en los fandangos por bulería por soleá. De nuevo Antonio Carrión volvió a mostrar su dominio de la guitarra flamenca.


Cerró el festival la onubense Argentina María López Tristancho ‘Argentina’, con una puesta en escena en la que reivindicó lo primigenio de este arte con los romances o corridos gitanos, en una tesitura flamenca en la que entremezcló formas y ecos de ‘Antonio Mairena’ y José Reyes ‘El Negro’. En el compás de los tangos cantó por marianas con influencias de ‘Bernardo el de los Lobitos’ y posteriores resonancias de Pepe Menese, impregnando después la caseta municipal de los sones gaditanos del estilo, y derivar a la creatividad de ‘El Piyayo’ con buen compás. Su serrana fue desarrollada en la línea ortodoxa flamenca, para ofertarnos seguidamente el cambio por siguiriyas de María Borrico al ritmo de siguiriyas para el baile. ‘El Canario’ fue el malagueñero elegido por la cantaora para mostrar su conocimiento de las malagueñas y su matiz melódico, homenajeando después a Rafael Romero por rondeñas, y rematar por jabegote. Quejío y conocimiento fueron sus virtudes por siguiriyas con inicial recuerdo de ‘El Nitri’, aires de ‘Tío José de Paula’ por las formas de ‘La Piriñaca’, y un bello remate por ‘Juanichi el Manijero’ en la misma tesitura. En las bulerías con marcado compás recordó a ‘La Paquera’, también a ‘Mairena’ por los aires jerezanos, a Pastora Pavón con el ritmo gaditano, copla de Lole Montoya y Manuel Molina, finalizando con el ‘Romance de la Reina Mercedes’ con influencias de ‘Bernarda de Utrera’. Finalizó con una amplia tanda de fandangos de su tierra. La guitarra de Eugenio Iglesias y la percusión de las palmas de ‘Los Mellis’, ayudaron con profesionalidad a su lucimiento.


Rafael Valera Espinosa
(crítico flamenco y vicepresidente de la
Peña Flamenca de Jaén)






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