viernes, 30 de septiembre de 2016

Cartel del XXVI Festival Flamenco "Pepe Polluelas".

Mañana martes 11 de octubre, a las 12:30h, en nuestra sede, presentamos a los medios de comunicación social, a soci@s, familia y a los amigos de la Peña el cartel del XXVI Festival Flamenco "Pepe Polluelas", con la presencia de la Concejala de Cultura, el presidente de la Peña Flamenca de Jaén y el autor del cartel.



Avance del cartel del XXVI Festival Flamenco "Pepe Polluelas", organizado por la Peña Flamenca de Jaén. Autor: Alfonso Ibáñez. Técnica: Mixta.


Pepe Polluelas, Paco Cañada y Eusebia Muñoz
(cartel elaborado por Alfonso Ibáñez)

jueves, 29 de septiembre de 2016

Chari, bonica (publicado en VIVA JAÉN).

Cristina Nestares junto a Rafael Valera y Alfonso Ibáñez
Se sorprenderán del título de mi artículo de hoy En VIVA JAÉN, pero así es como solía dirigirme siempre a Rosario López Carrascosa, ‘Chari’ para la familia y amigos. Recuerdo ha- ce unos días, en su funeral, su hermana Kety me dijo “ya no podrás decirle más, Chari, bonica” y eso me llegó al alma. Al igual que durante la misa, en un silencio impresionante, con San Ildefonso abarrotado. Sólo se escuchaba el rasgueo de la guitarra flamenca interpretando diferentes palos y la hermosa marcha de Nuestro Padre Jesús ‘El Abuelo’, a cargo de dos alumnos del Conservatorio de Música de Jaén. También se nos puso el vello de punta y el corazón encogido al escuchar los maravillosos versos de un poema que nuestro paisano José del Moral dedicó a Chari y que recitó Francisco Jiménez Delgado con una voz delicada y sentida que nos hizo brotar las lágrimas. 

Yo quisiera decirte muchas cosas Chari, quiero hacer mías todas las palabras bonitas que de ti se han dicho. Como artista que eres, “la mujer más importante de la historiografía del cante flamenco en esta provincia” (Ramón Porras); “una completa cantaora que ha dado prestigio y fama a la cuna que la vio nacer la capital jienense, que hizo del arte flamenco su razón de ser, su eje vital y por lo que luchar”, decía de ella Rafael Valera, nuestro magnífico e insustituible presidente de la Peña Flamenca de Jaén, dónde tú Chari, eres una de las socias fundadoras y siempre serás muy querida y recordada. Rafael que te conocía bien y Paco Cañada,“nuestro Paquillo“, tu gran amigo, que siempre te ha acompañado, dicen que eres simpática, nerviosa, extrovertida, locuaz, dicharachera (¿te acuerdas la veces que nos ha mandado callar nuestro “Presi” en la Peña?). También dicen que eres despistada, cariñosa y jaenera como la copa de un pino, llevando a Jaén por bandera en España, Japón y otros muchos lugares. No soy entendida en flamenco, pero sí aficionada y aprendiz, por ello me gustaba sentarme junto a ti para que me dijeras en cada momento qué palo se interpretaba. Como gran profesional del flamenco que eras no me atrevo a hablar. Ya lo han hecho expertos, pero si te diré que jamás olvidaré tus peteneras, bulerías, tientos-tangos, tu cante grande en la Misa Flamenca, ¡qué Padre Nuestro! que quitaba el sentío. 

Recuerdo con auténtico cariño tus singulares Villancicos Flamencos, sobre todo ‘Este niño pequeño no tiene cuna’, o el que siempre te pedía: ‘Están haciendo un convento’, cuyo final es estremecedor “y esta noche me voy a divertir, que el año que viene me puedo morir..”. Qué gran verdad, Chari. ¡Qué suerte la tuya de haber recibido tantos homenajes en vida, de la Peña, una calle a tu nombre, Jienense del Año, homenajes en el Festival de Otoño y sobre todo Medalla de Oro e Hija predilecta de Jaén.

¡Qué suerte haber nacido en una familia buena y sencilla que te ha querido tanto, hasta dar la vida por ti, como hizo tu hermana Juani y que te ha ayudado a llevar tu arte y tu vida con tanta entereza y dignidad!

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. PACO TORONJO (I)

"EL FANDANGO DE HUELVA, ANTES DE SALIR YO CON MI HERMANO ERA FANDANGUILLO DE HUELVA."

A comienzos de 1987,  la Peña Flamenca de Jaén –sin establecer visos de suficiencia- ya tenía conformado su prestigio y universalidad dentro del mundo flamenco. Era la más reconocida por sus trabajos, sus recitales, las Semanas de Estudios Flamencos, la programación de exitosos festivales flamencos, el comedido y serio conocimiento de nuestro arte por sus asociados, y la autoridad que se emanaba de su ambiente por todo lo referido. Actuar en la citada peña era como conseguir la alternativa de prestante artista flamenco.

Ese logro lo consiguieron eminentes aficionados como José Solís Rostaing,  Angel García Cruz, Ramón Porras González, Fausto Olivares Palacios y sus hermanos Pepe y Paco, Juan Antonio Ibáñez, José Cruz García –presumía de tener los mismos apellidos que Antonio Mairena-, Pedro Sánchez Ortega, Manuel Urbano Pérez Ortega, José Luis Buendía López, los hermanos Fernando y Manolo “Canalejas”… y muchos más. Todos brillaban en su entendimiento flamenco, otros en las tareas administrativas –Juan José Carrascosa, Fernando Calahorro, José Agrela, Antonio Altés Sanchez-Rando, Luis de la Rosa Galán, Ramón Montoro Campos, Joaquín Sánchez Martínez, Juan Luis de la Rosa Vidal o José Mesa… además de un comedido saber flamenco-, trabajadores todos que encumbraron la Revista Candil, y por tanto, el flamenco jiennense.

Francisco Gómez Arreciado “Paco Toronjo”
Comenzaba el año 1987 y muchos eran los cantaores que deseaban demostrar sus cualidades flamencas. Entre ellos, el onubense Francisco Gómez Arreciado “Paco Toronjo”. Se le contrató para el 31 de enero del citado año, y tres horas antes –siete de la tarde- de su recital flamenco, los dos solos, en el hall del Hotel Xauen, iniciamos nuestro diálogo.

¿De dónde te viene la afición? ¿Cuáles son tus raíces flamencas?
- ‘Mis raíces son que en la familia de mi padre ha cantao todo el mundo. Mi abuela cantaba estupendamente, mi padre también, mis tíos… Yo creo que estoy cantando desde que tenía ocho o diez años. Estaba guardando cochinos con ocho años y creo que cantaba corriendo detrás de los cochinos.”

No era muy explícito en los inicios de la entrevista. Conocía el prestigio de la revista y estaba expectante para no cometer ningún error que trascendiera en su trayectoria flamenca. Quería saber de su profesionalidad y a mi requerimiento expresó:

- ‘Se produce cuando mi hermano Pepe y yo grabamos el primer disco. Entonces éramos los Hermanos Toronjo. Tengo dieciocho discos hechos con mi hermano y siete u ocho en solitario.’

¿En tu familia ha habido algún artista con renombre?
- ‘¡No! Eran aficionados. Mi padre cantaba muy bien como te he dicho. Era un hombre de campo. No fue nunca profesional. Era imitador, les gustaban las cosas de Marchena, del Carbonerillo, de Cepero… Esos cantes los rumeaba bien. Yo no, yo canto a mi forma.’

Paco ya venía desde tiempo constataban una forma muy personal de hacer el cante. Sus ecos “jondos” se traslucían en sus interpretaciones y los aficionados empezábamos a considerarlo como un creador más que recreador. La pregunta era pertinente ¿Ha sido tu personalidad la creadora de iniciar, a veces, las sevillanas por serranas, o los fandangos de tu tierra por siguiriyas?
- ‘¡Eso lo he hecho yo! Eso lo he hecho yo por hacer más flamenco el fandango. Porque yo canto bien por siguiriyas. Me gusta hacer la salía y luego arrancarme por fandangos. Cada fandango lleva un son. Unos fandangos hay que cantarlos por arriba y otros por medio, y los del medio son lo que canto del Alosno, donde yo nací. Como estos fandangos hay que cantarlos por medio y la siguiriya también, pues sale el fandango’

 Considero que Paco se refería a la estructura musical del segundo verso de la siguiriya, pues en lo demás, la enjundia y el quejío de la misma está en el poderío tonal –es decir, por alto- del intérprete.

Mas mi interés estaba en sus teorías y creatividades de los fandangos de Huelva, y le pregunté por singulares paisanos suyos sobresalientes en el estilo como José Rebollo, Antonio Rengel o Paco Isidro:
- ‘Fueron hombres que no fueron, no fueron… Paco Isidro era un hombre muy mayor, era taxista. No lo hacía mal. Y Rengel era un hombre que no duró mucho. Rebollo creo que murió joven –en Sevilla en 1938-, yo no lo conocí. A Rengel sí y con Paco Isidro he estao muchas veces. Ellos se defendían. ¿Sabes donde fueron mucho a aprender? A mi pueblo. Estuvieron mucho en el Alosno. No porque yo haya nacido en ese pueblo, pero la madre del fandango de Huelva es Alosno.’

¿Es verdad eso de que para cantar por Huelva hay que haber nacido en Huelva?
- ‘Yo creo que sí. Tú sabes que ha habio mucha gente que lo ha iuntentao y han fracasao casi toos. No han llegao a dar lo que hay que darle al fandango de Huelva. Un ejemplo lo tienes aquí en Jaén, en ese gran amigo mío que es Juanito Valderrama, que ha cantao muy bien por fandangos naturales, pero cuando se mete por Huelva ya no es igual. Yo he hecho giras con él. Es una gran persona, es un peazo de artista, pero no sé lo que tiene… Yo creo que sí sé por qué… ¿Toca bien Paco de Lucía? Yo tengo tres discos con Ramón de Algeciras, su hermano… Toca fenomenalmente a compás pero le falta el aire de allí, el aire de Huelva, un aire que es de mi tierra, el aire de Huelva. Igual que las alegrías son de Cádiz, igual que la malagueña es de Málaga, igual que la granaina es de Granada.’

Aquí, por mi juventud, me faltó decirle que las granaínas eran de don Antonio Chacón, el cual nació en Jerez de la Frontera.

Volví a la carga por el desasosiego que me producía la defensa del fandango de su tierra y la utilización de la entrada siguiriyera para engrandecer la flamencura del de Huelva, preguntándole ¿Es que los fandangos no son tan flamencos?
Joaquín Vargas “El Cojo de Málaga”
- ‘¡El fandango sí! Pero tú sabes que el fandango de Huelva, antes de salir yo con mi hermano no le llamaban fandango, le llamaban fandanguillo de Huelva, y además se cantaba para bailar, eran folclóricos, que yo los canto también pa bailar, pero los canto libres, a mi forma, porque pa bailar es como una letanía… ¡Pa bailaaar!

En la continuación hablamos de su impronta personal y los seguidores que ha tenido. La revalorización de una singularidad que ha engrandecido el fandango de Huelva, y de otros creativos como José Pérez de Guzmán y Ursaiz “Pérez de Guzmán”, o Joaquín Vargas “El Cojo de Málaga”.

Rafael Valera Espinosa (presidente de la Peña Flamenca de Jaén y flamencólogo).
        



lunes, 26 de septiembre de 2016

Por soleá. EL FUTURO DEL FLAMENCO.

Las noticias son halagüeñas. El flamenco tiene futuro. ¿Alguien lo dudaba? Este arte ha venido luchando por su esplendor desde que se inició como tal, a finales de 1784, debiendo además tener en cuenta su anterior progresión -¿hermética? según algunos- basada en los aportes culturales que la mayoría de las civilizaciones que se asentaron –no conquistaron- en nuestra tierra fueron absorbidas con inteligencia, mesura y diversidad por el pueblo más antiguo de occidente. Y todo gracias a sus esencias musicales, a sus recreaciones de las piezas folclóricas asumidas, y a la creatividad de numerosos artistas –a veces sin formación cultural- que prodigaron su arte innato para que el flamenco viva.

Tomasa Guerrero "La Macanita"
Me ha llamado –que no extrañado- la aseveración reciente de una cantaora prestante y enjundiosa de nuestra universal cultura: La cantaora española Tomasa Guerrero, conocida como La Macanita, no teme por el futuro del flamenco "mientras haya gitanos", aunque considera que este arte debe "conservar sus raíces para perdurar". Efectivo el comentario y más contundente si también hubiera añadido “mientras haya gitanos en Andalucía”. No se me interprete mal. Retrocediendo en el tiempo, solo los gitanos de nuestra Comunidad han sido flamencos. Por el entorno, por asimilación cultural, y por las influencias adquiridas en nuestro territorio. Es menester reconocer que sin ellos, los quejíos y las enjundias que han aportado a este arte, el mismo hubiera evolucionado hacia unas formas más musicales y melódicas, las cuales afortunadamente siguen imperando, mas sin la circunstancia de haber podido expresar el dolor de las persecuciones y la marginación, aspectos estos que también han contado en la amplia diversidad expresiva de nuestra música.

La difusión última y actual de esta cultura ha tenido en las Peñas su mayor baluarte,  pues sus estatutos establecen las premisas del estudio, conservación y promoción del flamenco. Resulta curioso que aún no exista un estatus oficial para su funcionamiento. ¿Qué tiene de diferente una peña flamenca de los populares casinos, peñas culturales, deportivas, o Sociedades de Amigos del País, cuando –en sus vertientes de acción- buscan el mismo fin?: Avanzar en las ventajas que supone trabajar por una determinada meta para culturizar, entretener y propagar las esencias más sociales de nuestro pueblo ¿Tan extraños somos los flamencos?

Así parece. Lean lo que sigue: ‘El Pleno del Parlamento andaluz aprobó el pasado jueves, con el respaldo de todos los grupos, salvo Podemos que se ha abstenido, una proposición no de ley del PP-A por la que instan al Gobierno andaluz a impulsar un proyecto de ley de fomento del flamenco y de las peñas flamencas de Andalucía, que esté listo antes de septiembre de 2017 y que cuente para su elaboración con el consenso de todos los agentes implicados en este sector.’

Menos normativas, más apoyos económicos, restricción de trabas para su funcionamiento, incentivación para establecer tareas, y –un último ruego- una mayor receptividad de las ideas y los logros de las peñas por parte de las Administraciones.

Rafael Valera Espinosa
                

viernes, 23 de septiembre de 2016

Por soleá. LA PERMANENTE CREATIVIDAD DE RAFAEL ROMERO.

Es menester señalar que la mayoría de maestros de nuestro arte han tenido mentores que les han ido inculcando sus enseñanzas y, a la vez, han procurado promocionar sus valías para que alcanzaran su propio estatus. Es lo que conocemos como la revalorización de lo establecido para crear e innovar con criterio agradecido de las fuentes creativas en las que se han formado. Pienso que esto es el verdadero acicate para ir engrandeciendo la divulgación del arte flamenco. Manuel Torre procuró y consiguió enaltecer las cualidades adquiridas de artísticos maestros como El Viejo de la Isla, Manuel Molina, El Loco Mateo, Paco La Luz o Joaquín Lacherna, y, de esta forma, crear su propia personalidad, redondeada con su conocido cambio de remate por siguiriyas. Y junto a él, añejas figuras como don Antonio Chacón, La Niña de los Peines, Aurelio Sellé o Manolo Caracol.

Bien es cierto que nuestro comprovinciano Rafael Romero –no valorizado como se merece- igualmente ha tenido una progresión flamenca en cuanto a recrear lo aprendido. Muchas son sus aportaciones a determinados estilos como la caña, la serrana, la petenera, los tientos, el mirabrás, las siguiriyas, las farrucas, los garrotines, las guajiras, la debla, los jaleos extremeños, los villancicos flamencos, las romeras, etc. A lo que hay que sumar sus cantes de la madrugá (primigenios de los cantes mineros) y muy especialmente sus rondeñas. Es en este último cante donde Rafael figura como auténtico creador nato –no recreador- de un estilo flamenco.

Considero que, en cierto modo, su creación ha pasado de puntillas. Cierto que este es un estilo que, según los estudiosos, tuvo su inicio en el arte de una legendaria cantaora conocida como Ana Amaya Molina “Anilla la de Ronda”, mas no está configurado su origen plenamente en lo referido. Pero ha sido Rafael Romero, el gitano de Andújar, el que ha consolidado su creación como clásica. Y recordar su singularidad por este estilo no es de actualidad, aunque también. En la década de los sesenta del pasado siglo, artistas de la talla de Benito Rodríguez Rey “Beni de Cádiz”, ya las tenía como primordiales en su repertorio, e incluso las grabó. Otros como José Menese, Rosario López, Miguel Vargas, José el de la Tomasa, Enrique Morente… y muchos más, las utilizaron como continuadoras de sus malagueñas para rematar este grupo de cantes.   

En la actualidad, la creación de Rafael Romero por rondeñas se ha quedado como un cante clásico en la derivación de las malagueñas hacia los cantes abandolaos, los cuales suelen ser redondeados por la rondeña de “El Negro”, las que popularizara Silverio Franconetti a mediados del siglo XIX, y que fueron grabadas por Antonio Pozo “El Mochuelo”, en 1907. Sin embargo, he de insistir en que las de Rafael son las más populares –las grabó primeramente con aires de los fandangos de Huelva y, posteriormente, como las conocemos en la actualidad, con ecos abandolaos- de los flamencos actuales.



Rafael Valera Espinosa  

lunes, 19 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. MANUEL MAIRENA (y IV).

“NIÑO RICARDO TENIA UNA GUITARRA LARGA Y MUSICAL, MELCHOR MUY GITANA”
   
Portada del disco de Manuel Mairena
Fue muy explicativo Manolo Mairena cuando me refirió la frase de su hermano Antonio: ‘Aunque te bañes en el lago del león, no se te quita la mancha que de mí te salió’.  Cierto que él generalmente tuvo a su hermano como el patriarca cantaor de su casta. Igualmente, he de significar que la casi totalidad de los aficionados también comulgábamos con esa determinada circunstancia. Mas he de señalar que siempre que Manolo Mairena cantaba, casi todos estábamos expectantes en la identificación de su propia personalidad, de su forma de acometer los estilos con la impronta de su hermano Antonio y procurando identificar sus propios aires. Manolo Mairena también aportaba singularidades, con sonoridades de su hermano por la conformación física similar de su órganos canoros –garganta y facultades pulmonares- así como el apego a prestigiar la casta artística con la dificultad que suponía destacar en pocas dosis su aire propio para seguir manteniendo la primacía del mayor, pero argumentando a la vez que él poseía algunas que otras características cantaoras propias.

Todo ello le costó tiempo y sacrificio personal. ¿Quién era el valiente que pudiera osar –no olvidemos su admiración por Antonio- encaramarse casi a la misma altura que el maestro de los Alcores? Además, la eficiente y calidad analítica de los críticos subyugados por la investigación, eminentes formas cantaoras, reivindicativas acciones de encumbrar el flamenco en los merecidos pedestales, y la prestante defensa de la ortodoxia que realizaba Antonio Mairena, suponía una lucha personal y externa para establecer su categoría cantaora. En el Congreso Internacional de Arte Flamenco de Sevilla de 1996, igualmente dialogué con él y le pregunté ¿Qué opinas de la crítica que mi compañero de RNE en Sevilla, Miguel Acal, te ha hecho con el fundamento de que no cantas como debieras y tu hermano te enseñó? Manolo Mairena me contestó que él no se explicaba esa crítica:

- “Yo canto por la Casa de los Mairena y soy fiel -a mi aire- de mi casta cantaora.”

Particularmente, considero que lo de: “No soy un imitador, lo que pasa es que me parezco mucho a Antonio”, explicaba con sinceridad su lugar en el escalafón flamenco.

Manuel Mairena con Melchor de Marchena
Referido mi parecer sobre su respuesta de que no era un imitador, durante la entrevista había una circunstancia que particularmente me llamaba la atención. Y se la pregunté ¿Por qué Antonio grababa con Melchor de Marchena y tú con Manuel Serrapí “Niño Ricardo”?

- ‘Eso no es cierto. Yo también grabé con Melchor y más tarde con su hijo Enrique. Ricardo a mí me ayudó muchísimo, porque Ricardo sabía mucho de cante. El disco que grabé con Ricardo me lo montó él mismo,  e incluso con letras de él. Si Ricardo no se hubiera muerto, yo habría seguido grabando con él, porque sabía montar las letras, Melchor no lo hacía. En aquellos tiempos, para mí, la mejor guitarra era la de Ricardo, sin embargo, la de Melchor no era una gran guitarra pero era la del sonido más gitano que se le puede sacar a las cuerdas. Como le sonaba de gitano a Melchor la guitarra, no le ha sonao a nadie. Y la técnica, la facilidad y lo largo… En la grabación de Antonio “Cien años de cante gitano-andaluz” en la que están los dos, Antonio tiene todos los cantes de Cádiz, Los Puertos, etc., con Ricardo; sin embargo, los de Triana, Alcalá y los suyos, los tiene con Melchor. Están así porque cada toque era el adecuado para unos cantes. Las cantiñas, romeras, siguiriyas de Jerez, Sanlúcar o Los Puertos, todos los tienen con Ricardo… El cante de Alcalá, Triana, Utrera-Lebrija… todo lo tiene con Melchor ¿Por qué? Porque imperaban las convivencias que tuvieron siempre. Ricardo era una guitarra más larga, con más técnica, más musical… la otra, haciendo menos era más gitana. A mi hermano le venía muy bien la guitarra de Melchor, y es que era muy reiterativo en las falsetas y en el acompañamiento, pero como ha tocao Melchor por tangos no ha tocao nadie. La prueba es que también acompañó a Pastora Pavón “Niña de los Peines”.

¿Y Diego el del Gastor?

Manuel Mairena con Diego el del Gastor
- “Diego tenía un toque muy personal y quería poner la guitarra por encima del cante. Era un maestro y tenía una personalidad muy grande. Sin embargo, con Antonio no, porque Antonio era muy técnico y Diego tecnicismo tenía muy poco. Tenía música. De ahí las diferencias que dicen que había entre Diego y Antonio. Diego el del Gastor era un maestro de mucha personalidad.

En 1993 –año de la entrevista- y muerto Antonio Mairena diez años antes resultaba extraño que Manolo no hubiera grabado más discos. Una vez fallecido Antonio, los aficionados teníamos curiosidad y afán por conocer la progresión de Manuel Mairena.

¿Desde cuándo no has grabado?

- Desde hace siete años.

Por esas fechas las nuevas figuras comenzaron a publicar trabajos de corte modernista, nuevos tratamientos de fusión, acercamientos de otras músicas al flamenco… Conociendo su trayectoria la pregunta era obligada: ¿Por qué eres un cantaor clásico?

- “¡No! Lo mismo que Antonio. El “Calor de mis recuerdos” lo hizo él porque no había casas que le pagaran esa grabación después de contactar con varias. En el flamenco hay que pagar para grabar… ¿Porque si yo hiciera unas grabaciones sin cobrarlas, en las cuales la dirección, la forma de estructurarlas y todo fuera mío? ¡Bien! Ahora… ¿Para tener un director que no sabe lo que es una soleá o una siguiriya y encima me dirija? ¡No!

Los hermanos Antonio y Curro Mairena
En el transcurso del diálogo no había sido mencionado su hermano Francisco Cruz García  “Curro Mairena”. Eminente cantaor siguiriyero con prestantes evocaciones de Manuel Torre y otros grandes maestros del estilo. No se había significado mucho en el imaginado duelo creativo y cantaor del clan mairenero. Siempre había optado por quedarse al margen, mas, generalmente era muy apreciado por los aficionados por sus quejíos flamencos en los cantes serios y profundos. Conciliaba su arte cantaor con la subordinada presencia ante sus hermanos, y además se configuró como el sustituto perfecto de su hermano Antonio, cuando el maestro de Mairena no podía asistir a los compromisos establecidos. Tuve la obligación de recordarlo –murió en enero del aludido 1993- y la pregunta fue sincera, a la vez que comedida.

¿Cómo fueron tus relaciones con Curro?

- ¡Como la seda! Mi hermano Curro era como “el Corazón de Jesús”.


Rafael Valera Espinosa

domingo, 18 de septiembre de 2016

Por soleá. FERNANDO CANALEJAS.

Se llamaba Fernando Pérez Mesa, mas en Jaén siempre ha sido conocido como Fernando Canalejas. Escuché las primeras referencias sobre su persona de boca de su padre Juan Pérez Sánchez “Canalejas de Puerto Real”, cuando yo contaba catorce años y el artista porteño subía a La Voz de Jaén a grabar sus cantes por saetas para ser emitidos durante la cuaresma, programados cada hora y patrocinados por la antigua y única Compañía Telefónica Nacional de España, a la vez que establecía contactos con el que sería el último letrista de sus cantes, Manuel Mena Domínguez y, a la vez, con el músico José Cuadrado Pérez. Tengo un hijo con una magnífica voz –se refería a Manolo Canalejas- y un teórico del cante –este era Fernando- que canta bien, pero que sabe más de este arte.”

Después me reclamaba Fernando Arévalo -para en horas intempestivas y que no contaran como extraordinarias de los profesionales de turno- les grabara un programa flamenco que idearon ambos, el cual posteriormente (y tras surgir nuestra amistad por mi afición) retomé por su maestría teórica que se emitió durante cinco años. Por lo referido, Fernando Canalejas fue mi primer maestro en estos menesteres. Posteriormente nuestra amistad se acrecentó, vivimos con pasión muchos festivales en los que me aclaraba conceptos explicativos de las escuelas flamencas hasta que ciertas diferencias teóricas nos separaron sin desunirnos en la amistad. 

Él defendía a capa y espada la escuela del gaditano Aurelio Sellé “El Tuerto de Cádiz” por soleares y siguiriyas. Yo discrepaba –en función de mis adquiridos conocimientos establecidos por otros amigos como Ángel García- que Aurelio era un maestro, mas sin facultades para establecer la grandeza primigenia de los cantes gaditanos, la cual si habían establecido Juanito Mojama, Pericón de Cádiz o Benito Rodríguez “Beni de Cádiz”, y me extrañaba que –pienso que por reparos éticos y personales- no resaltara en más ocasiones a su padre, maestro donde los hubiera de los cantes gaditanos. 

Era persona de ancestrales costumbres gaditanas y jaeneras. En Viernes Santo se obligaba a venerar a Nuestro Padre Jesús “El Abuelo” con su traje azul marino. Sus vacaciones no podían –por respeto y cariño a su familia paterna- ser fuera del flamenco pueblo de Puerto Real. Sus tertulias siempre en lugares famosos de buen vino. Y sus sentimientos incardinados hacia nuestro arte y su inefable Andalucía. “Soy del Sur, de Andalucía, la tierra más culta y de más arte del mundo conocido. Diez mil años hace que sobresalieron los Tartesios…” Decía y con razón. 

Fernando Canalejas siempre defendió su cultura flamenca, raíces artísticas, las formas simples de los andaluces y sus reivindicaciones generales sin menospreciar las de otras poblaciones cercanas a nuestros entornos geográficos. Casi nunca comulgaba con lo no establecido como andaluz aunque lo tolerara, mas siempre constatando con determinada diplomacia sus opiniones ante planteamientos diversos. La naturaleza no le dio la voz adecuada para expresar el arte flamenco con rotundidad, pero sí el conocimiento.

Rafael Valera Espinosa

martes, 13 de septiembre de 2016

SI ACASO LA MEMORIA. A ti, Rosario López


Juan Antonio Ibáñez y Julio de Benito, delegado de IDEAL en los años '70,
entrevistando a Rosario López. :: ARCHIVO CANDIL :: IDEAL JAÉN. 
En un poema reflexiono y escribo: Que será de mí cuando un río, en cauce de testimonios, vaya dejando, palabra a palabra, aquellos inacabados viajes por la memoria, que detalla y el olvido adormece.

Y aquí estoy, no en el olvido, sí en la memoria que detalla y vive de nuevo la historia que fue en nosotros llama vivida y sentida desde el crepúsculo que no quiere dejar de latir como, inexorablemente, marca el calendario del tiempo. Y, además, para dejar que mis ojos se humedezcan y la sonrisa del recuerdo se revuelva inquieta frente a la tristeza.

Y es que Rosario López, Chari, desde los sentidos de la amistad y en su adiós, requiere mi voz de llanto para unir palabras que, sin decirlo, la existencia decidió que los dos, antes, protagonizáramos. Sea mi deseo hablar del perfil artístico y humano de esta, nuestra cantaora. Cierto es que su duende, su capacidad profesional, se entremezclaba con su forma de ser, creando en su entorno cariño y admiración hacia su arte; porque ella, Chari, era, es, un todo en el escenario y en su trato personal. Y bueno será referenciar que el flamenco -lo dicen ilustres escritores e investigadores-, es un modo, una forma de vivir, de sentir una cultura, de oír los aldabonazos de un pueblo a las puertas de la verdad.

La historia nos dice que en los años setenta, por tierras jaeneras, un grupo de aficionados decidió hacer suyos esos aldabonazos que los rumores del pasado nos acercaban en hermosa transcripción de música y palabra. Y miren por dónde, allí estaba Rosario López, en el centro de la reunión, del grupo de amigos. Para indicar el camino con su cante, con sus maneras de concebir y sentir el quejío de un grito oculto, que de vez en cuando, araña a un ser determinado, a un elegido, porque necesita salir, respirar y decir.

Ese grito se llama Andalucía. Sin más vueltas, huyendo de desviaciones territoriales que el final terminan en una geografía que se mira en el gran espejo –«mar que ama el silencio»-, para huir de la realidad impuesta desde las cordilleras del desafío.

Y Rosario, Chari, fue y es musa de madrugada, cobijada entonces, en el ‘tempo’ de una época que nosotros, cada día, inventábamos. Y tú, Chari, decías con un gesto, aquello que el pueblo determina que sea. Pueblo herido por las músicas dispersas de la existencia que, para mí, es el cante en su propia raíz.

Así fue como Rosario López anidó, en su ser, la luz del parto supremo del saber. Los escenarios, las Peñas iban recibiendo su visita, su Ángel, su personalidad. Y ella dejaba su definida impronta. Su permanente actitud en el duelo cotidiano con los duendes. Duendes que no duermen y que, ansiosos en la penumbra, asaltan las múltiples formas de hablar en Libertad. Don Miguel de Cervantes, como caballero andante, ingenioso e hidalgo, ya proclamó: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos». Esa libertad impresa en la razón que reivindica la memoria, para ser uno mismo, con sus duquelas y aquella nostalgia, colgada en los versos de la vida.

Es un rosario de ayes, de penas ahuyentadas por alegrías, y aquel ilustre llanto bailando por tientos-tangos. Es Rosario la que canta y llora de madrugada, con sollozos de una garganta esclavita de su mirada. Es el duende que rompe y se deshace, que desnudo la belleza vive y muere, sin el calor de nadie. ¡Ay!, que Rosario dice.

Chari, me dirijo a ti allí donde estés. ¿Te acuerdas de esas páginas abiertas a los sentimientos que compartíamos auspiciados por la felicidad de la sonrisa joven de aquellos años? ¿Recuerdas cuando un camino de rosas invitaba a la Luna a mirarse en él?

Tiempos que la magia de lo imposible hacia verdadero, palpable, ruidoso para ser cierto. ¡Ay! ¡Cuántos peldaños subimos juntos! Ahora los bajamos desde la soledad cercana. Y puede que la fortaleza nos haga, en ocasiones, ahogarnos en lágrimas, suspendidas en un arco iris de notas musicales no definidas, y, por tanto, inconcretas, pero sí verdaderas.

Y he dicho que la Peña Flamenca de Jaén ha tenido la suerte de contar siempre entre sus socios, entre sus amigos, a grandes artistas. Todos ellos son ese cuerpo que trasiega, que vive, se funde y confunde con el aplauso, con el entusiasmo, con el clamor del alboroto y el silencio en la quietud del cante. Cuerpo que no es otro que el afortunado poseedor de la ciencia y la sabiduría de nuestro arte y que transmite con su voz, con su baile o toque.

En mil novecientos setenta y uno -quizás la primera vez que lo hiciera refiriéndome a Rosario López- escribí: «por la guitarra empieza a rodar una lágrima. Una mujer cantaora por la gracia de Dios, junta sus manos, cierra los ojos, inclina la cabeza, y el silencio es tan denso que se puede cortar con una navaja de Albacete; de esas que cantara Federico García Lorca. Y la guitarra da paso a la voz, y la voz todo poderío dice unos versos que tradujera, desde el rincón de un corazón que suspira, el mejor poeta de todos los tiempos, el pueblo. La siguiriya tuvo que rendirse ante su dolido y solemne quejío».

Años más tarde, yo mismo puntualizaba: «ha recopilado en su voz, junto a la llama de una afición inquebrantable, la mejor tradición. Cuando dice, cuando interpreta un estilo, la historia del flamenco encuentra en su voz una transmisión de resuelta verdad».

Y hoy debo añadir que «ha sabido recoger todos los viejos ecos; por viejos, auténticos ecos, de un arte forjado en el yunque de la historia; o sea a golpes de sufrimiento, modelando el eslabón, ya no perdido, que enlaza pueblos y culturas Ella se hizo albacea y matrona del cante, mientras su voz pellizcaba al tiempo, en sublime grito de Arte Flamenco».

Termino. Sigue cantando, Chari. Canta para alumbrarnos cada mañana y convocarnos al gran espectáculo del amor que, a pesar de las inclemencias, nos asiste. Porque tú serás para nosotros, para quien una vez más se asoma a tu persona, nuestra, MI CANTAORA.


JUAN ANTONIO IBÁÑEZ
Periodista y
socio fundador de la Peña Flamenca de Jaén 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. MANUEL MAIRENA (III)

“NO SOY UN IMITADOR, LO QUE PASA ES QUE ME PAREZCO MUCHO A MI HERMANO ANTONIO.”

Después de explicarnos sus vivencias en el famoso Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, en el que a su hermano Antonio le otorgaron la consabida III Llave de Oro de Cante Flamenco, Manuel Mairena se centró en relatarnos su personal trayectoria flamenca. El quiso igualmente establecer su prestigio cantaor en el siguiente Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba del año 1965. Y por esos derroteros continuó la entrevista que vengo recordando a los lectores, la cual –como ya referí- le efectué en 1993. Y la pregunta no podía ser otra:

¿Qué pasó en el Concurso del sesenta y cinco?
- “Pues que me llevé el premio Tomás Pavón, Menese se llevó el premio Tomás El Nitri, Canalejas "el Juan Breva"… Fue una experiencia que te enseña, porque llevarse en aquella época en Córdoba un premio era importante…”

¿Y ahora?
- “Ahora no lo sé. Yo no me presento a concursos ni a nada. Como te decía, Córdoba ha sío muy protectora… Protegió mucho al mundo del cante y el cante dio bastante prestancia al Concurso. Toda la afición cordobesa es muy de proteger al artista y al cante. Quizá se sepa, porque todo el mundo tiene su verdad, que la afición cordobesa es buena y fácil para el artista. Mi satisfacción fue enorme y más con ganar el premio. Cuando me lo dieron yo no me lo creía.

 ¿Pero tú conociste a Tomás?
- “Conocí a Tomás pero no estuve nunca con él. Fue un día que me llevó mi padre a Sevilla y en la Plaza de la Encarnación estaba Tomás hablando con no sé quién, y mi padre me dice ¡Mira, es Tomás! Fue la única vez que lo vi. Nunca lo escuche cantar en persona.”

¿Y a la Niña de los Peines?
- “A la Niña, si. Pastora me quería mucho y siempre estaba ‘sobrino p’acá y sobrino p’allá…’ Yo paro mucho en lo del Pinto. Hubo una época en que Antonio tenía diferencias con ellos y yo fui el que los puso bien”

¿Recuerdas por qué tenían diferencias?
- “Yo no quiero meter nombres por medio, pero Carmen Amaya preguntó por mi hermano y alguien le dijo… cosas de artisteo. Antonio en aquél tiempo llevaba su carrera muy seria, muy recta. Las diferencias fueron con Pepe Pinto, con Pastora no tuvo nunca nada. Después se hicieron muy amigos otra vez y Pepe le dijo ‘En ti está el futuro del cante… En ti está la continuación’ ¡Pepe y Antonio? Como hermanos. Antonio solo quería estar junto a Pastora y escucharla, pues siempre estaba metío allí tomando copas y hablando con Tomás de Manuel Torre, del Gloria… De pronto se hacía un poquito de compás y a cantar. Recuerdo que mi hermano decía ‘A ver, Pastora ¿tú como haces esto…?’ La afición de Antonio no tenía límites para investigar y para buscar donde lo hubiera.”

¿Tú apuntabas algo en aquellas reuniones?
- ¿Yo? ¡Como iba a cantar en aquellas reuniones! De vergüenza me moría delante de aquellos monstruos. Decían ‘Vamos a escuchar un poquito a Manolito…’ y yo salía huyendo. Por lo único que me atrevía a cantar y ellos me respetaban, tanto Pastora, como Pepe Pinto, Juan Talega… era por saetas. Ahí sí, ‘¡Vaya Manolito! ¡Mira mi hermanillo…!’ Me dieron lo que hay que dar. Yo me sentía muy orgulloso, porque cuando ellos decían que yo sabía cantar por saetas ¡Imagínate! Es que cantar gitano es una cosa, y cantar bien es otra.”

¿Pesa la herencia?
- “Pesa bastante porque yo mismo he querido que pese. Si yo me hubiera tirado por otros derroteros quizás hubiera pesado menos, pero como he cogido el mismo camino, la misma verea que Antonio… entonces pesa. Yo no me he querido apartar y meterme en otra forma de cantar, en otro aire, en otros cantes… ¡No! Yo sigo el mismo derrotero de Antonio aunque sin creer llegar a la meta. Pienso que siempre me faltará algo. Creo que soy un cantaor respetable y no un cantaor vanidoso. ¿Pensar que por ser hermano de Antonio Mairena, lo soy toó? ¡No! Yo tengo mucho que aprender todavía y fíjate la edad que tengo. Mira a la edad que murió Antonio y murió aprendiendo.”

A pesar de todo esto ¿te cuesta trabajo sacar tu personalidad?
- “Más del cincuenta por ciento de los aficionados saben que yo tengo mi propia personalidad; ahora que, en la fuente que bebo es en la de Antonio. Mi garganta tendrá la misma construcción, el eco es muy parecido, la forma de respirar cantando es similar… Yo creo conocer muy bien a mi hermano, imitarlo no. Yo hago los cantes como los siento y como los vivo. Cierto es que escucho la grabación de un disco, otra de otro diferente… Yo no soy un imitador, lo que pasa es que me parezco mucho y eso lo decía él, que por mucho que yo no quisiera parecerme siempre me parecería a él. Me decía ‘Aunque te bañes en el lago del león, no se te quita la mancha que de mí te salió’ Y es verdad, no se me puede ir nunca de la mente, ni del eco, ni del sentimiento, ni de las vivencias.”

¿Intentaba Antonio mediatizarte?
- “Ojalá yo hubiera sido un cantaor de la vanidad y el orgullo de Antonio… ¿Yo…? ¡No! A última hora Antonio sabía quién era y eso le generaba vanidad y con razón. Yo lo que siempre propicié es que la gente conociera a Antonio Mairena. Siempre decliné la responsabilidad en él, ahora la responsabilidad la tengo yo. Actualmente la plana me la tengo que arreglar yo, antes lo tenía él.”

Recuerdo que el 6 de septiembre de 1991, el Excmo. Ayuntamiento de Ecija, por iniciativa del crítico flamenco astigitano Manuel Martín Martín, institucionalizó un reconocimiento a los críticos de este arte más prolíficos en su tarea de Andalucía. Cada uno tuvimos que presentar un artistas en el correspondiente festival flamenco de la ciudad de las torres de Sevilla, y a mí me correspondió hacerlo con Manolo Mairena. No cité para nada a su hermano Antonio; quise resaltar su propia personalidad y su propio arte. Y a fuer de ser sincero, creo que cumplí con la tarea, pues tras mi presentación flamenca, Manolo Mairena me dio un fuerte abrazo, señal –así lo consideré- de que había acertado con sus deseos.   
             Rafael Valera Espinosa


viernes, 9 de septiembre de 2016

Crónica del 45 Festival Flamenco de Jódar.

El espectáculo lo abrió el linarense José Heredia Heredia 'Joselete', con una malagueña-granaína efectuada con gusto, melodía y preciosistas tonos melismáticos.

Fotografía de Alberto J. Ibáñez
Desde antes de 1972 el laborioso y flamenco pueblo de Jódar ha venido estableciendo su amor por nuestro arte flamenco. Añejos artistas galdurienses como Ramón Molina 'El Fleta', Antonio Rubio 'El Calaco', 'El Tati', y posteriormente Santiago Gámez ',  El Zapatero', Cristóbal Beltrán, Lino el de la Pulia, o Francisco Marín 'Dinerito', etc., propiciaron que sus admiradores institucionalizaran un festival flamenco que viene celebrándose desde 1972, en el que se han escuchado a figuras como José Menese, Camarón de la Isla, Diego Clavel, Chano Lobato, Carmen Linares, Calixto Sánchez, Fosforito, Miguel Poveda, 'El Pele', José 'el de la Tomasa', Antonio Reyes, 'Chocolate', El Cabrero, Juana 'la del Revuelo', Guillermo Cano, Capullo de Jerez, Manuela Cordero o José Mercé.

El pasado martes, 30 de agosto, se redondeó la ensolerada iniciativa con su edición número 45, en la que, tras su fallecimiento, se rindió homenaje al cantaor José Menese Escot, uno de los flamencos siempre reclamado en los escenarios de la localidad por el sentido reivindicativo de sus interpretaciones. En dicho reconocimiento participaron su hijo Diego Menese; el alcalde, José Luis Hidalgo, la concejala de Cultura, Juani Vílchez; y el vicepresidente de la Peña Flamenca de Jódar, Francisco Beltrán, los cuales exaltaron la figura del cantaor morisco, siéndole entregado posteriormente un pergamino alusivo del acto su hijo Diego, y un ramo de flores a su hija política, Pilar Gil.

El espectáculo lo abrió el linarense José Heredia Heredia 'Joselete', con una malagueña-granaína evocadora de la personalidad de Manuel Torre, efectuada con gusto, melodía y preciosistas tonos melismáticos. Abordó seguidamente con cadencioso ritmo y adecuado compás las soleares de Joaquín 'el de la Paula', Ana 'La Andonda' y Mercedes 'La Serneta'. Estableció posteriormente el recuerdo de nuestro comprovinciano Rafael Romero por rondeñas, finalizando su recorrido por la clásica de 'El Negro'. Sus fandangos enaltecieron al público galduriense, lo que propició su remate por bulerías, acomodándose a los aires de Jerez, con ciertas resonancias de 'Los Agujetas' y de Manolo Caracol. Prestante y comedido fue el acompañamiento del cordobés Antonio Luque 'Patrocinio hijo', con virtuosas variaciones y profesional trabajo en el traste.

La joven Eva de Dios se presentó en Jódar con unas iniciales soleares por bulerías en las que evidenció conocimiento y amor por ciertos ecos de Canalejas y adecuada ubicación en el localismo jerezano. Su envite melódico lo desarrollo por las malagueñas de Gayarrito, de Concha 'La Peñaranda', y un estentóreo fandango-verdial del granaíno Frasquito Yerbabuena. Demostró seguidamente enjundia y entrega flamenca por siguiriyas de Diego 'El Marrurro', Tomás 'El Nitri' y Joaquín 'Lacherna'. En las bulerías también se acercó a los ecos jerezanos y ciertas evocaciones de Camarón. Finalizó con fuerza con fandangos, resaltando con valentía la personalidad de Antonio Pérez Guerrero 'El Sevillano'. Paco Arriaga le ofertó un sincronizado acompañamiento con sonido netamente flamenco, pleno de singularidades personales y marcado compás.

Por su parte, Jesús Méndez, jerezano de pro de La Plazuela y emparentado con 'La Paquera', constató la enjundiosa esencia de los cantes de su tierra con una entrada por cantes de fragua, en los que el martinete y la toná -ofertados con seriedad y poderío- presagiaron su creciente prestigio de figura flamenca, pues, se acomodó al momento en el compás del tres por cuatro de la soleá por bulerías para resaltar con conocimiento evocaciones de añejas figuras como 'La Serneta' Curro 'Frijones' y el creativo 'Sordo La Luz'. Fue 'in crescendo' su arte con siguiriyas de 'Bochoque' por los aires que Ramón Medrano recogió de Curro Frijones, evocando seguidamente a Tío José de Paula, también a Diego 'El Marrurro', y una de remate ente Curro Dulce y El Loco Mateo. En los fandangos se acercó a los aires de 'El Chato Méndez' con resonancias de 'Gordito de Triana' a través de Antonio Núñez 'Chocolate', para derivar hacia Terremoto de Jerez y rematar con alto tono por Manuel Torre. Finalizó con bulerías de 'La Paquera' con ecos de Caracol y estructura musical de Pepe Pinto, para derivar a los tratamientos que actualmente se establecen en su tierra. Elaborado el acompañamiento que le efectuó el joven Manuel Valencia, con un toque pleno de cadencias y compases flamencos, demostrativo a la vez prestante profesionalidad a pesar de su juventud.

Poderío en el taconeo.

La bailaora local, Antonia Mula, presentó una coreografía netamente flamenca por soleá por bulerías, plena de poderío en el taconeo, estilistas y arabescas composiciones de figura, y fases evocativas de los difíciles y artísticos desplantes de Antonio Montoya 'Farruco', desarrollando su puesta en escena con fuerza y entrega.

El malagueño-granaíno Alfredo Tejada dejó en la noche flamenca galduriense su poderío tonal y algunos apresuramientos en el compás de sus estilos que nos recordaban sus anteriores formas de cantar para el baile en sus primeras cantiñas-alegrías-mirabrás. Con similar tesitura cantó por soleares de Joaquín el de la Paula, evocaciones de Fernanda de Utrera, de 'La Roesna' y del jerezano Juaniquín de Lebrija. Posteriormente desarrolló malagueña de 'El Mellizo' con alargamientos melismáticos, enlazándola con el fandango lucentino de Dolores 'La de la Huerta', posteriores cantes de Juan Breva y fandango-verdial de Frasquito Yerbabuena. En sus fandangos estableció un prestante recuerdo de 'El Pichichi de Triana'. Finalizó con acompasadas bulerías en las que introdujo fandango de Manuel Torre y Manuel Vallejo. Antonio Luque 'Patrocinio hijo' volvió a constatar su dominio del instrumento guitarrístico, así como su prestante, virtuosa y autodidáctica escuela.


Cerró el acontecimiento flamenco el cantaor de Puente Genil, Julián Estrada, con unos iniciales cantes de fragua por tonás con conocimiento y entrega flamenca. En sus malagueñas evocó la personalidad de 'La Trini' con adecuada melodiosidad, para enlazar con rondeña de 'Anilla la de Ronda', jabegote y verdial malagueño. Las cantiñas las enfocó hacia la estructura del mirabrás con buen compás y alta tonalidad, para ofertar seguidamente tangos en los que estableció buen compás y diversidad estilística. Sus continuadores fandangos resaltaron la figura de uno de los mas prestantes autores y poco recordado en la actualidad como es Juan 'El Camas', recordando después a 'El Carbonerillo' y a Manuel Torre con adecuado conocimiento y plenas facultades. Finalizó con bulerías y el 'Romance de la Reina Mercedes' por el compás, para introducir igualmente en el estilo más fandangos de Vallejo, José Cepero y nuevamente Vallejo. Su sobrino Jesús Zárrías Estrada le estableció un acompañamiento basado en las tonalidades que el cantaor le reclamó, con precisión, determinado virtuosismo y amplia variedad de flamencas falsetas.

http://www.ideal.es/granada/culturas/201609/02/jodar-afianza-esencia-flamenca-20160901232915.html