martes, 28 de junio de 2016

MEMORIA FLAMENCA. Fernanda de Utrera (I).


"HICIMOS FESTIVALES EN LA EPOCA QUE EMPIEZA LA PAQUERA, LA MALENA O MANUEL VALLEJO".

Corría el otoño de 1980. En mi memoria no estaba en aquél entonces guardada ninguna presencia de Fernanda de Utrera en nuestra tierra, aunque –estando yo en el servicio militar en Cabeza Playa de El Aaiún a mediados de 1972- por informaciones del primer comunicador del flamenco en nuestra tierra, el granaíno Juan Antonio Ibáñez, entonces en Radio Popular de Jaén, Fernanda estuvo en nuestra tierra y en la Peña Flamenca de Jaén gracias al marteño-carchelejero Pepe Latorre, consuegro de “La Feonga”, comadre a la vez de la ilustre utrerana. Mas, lo que a continuación voy a referir es la entrevista que a la dama y señora de Utrera, Fernanda Jiménez Peña “Fernanda de Utrera”, le realice en la taberna flamenca que en los apartamentos de el Puente Jontoya poseía y mantiene Juan Luis de la Rosa Vidal, flamenco de Jerez y sobrino del gran torero jerezano Juan Luis de la Rosa de la Garquen, que toreó junto a “Chiquelo” y que tomó la alternativa de manos de Joselito el Gallo.

Allí me llevó José Cruz García “Pepe Cruz”, y en la reunión estuvieron Pedro Sánchez Ortega –responsable entonces con Ramón Porras González de la revista Candil-, Paco Olivares, su hermano el pintor Fausto Olivares, Juan José Carrascosa Jurado, Pepe Latorre y miembros de la familia del anfitrión.

El diálogo marcó en los primeros tiempos de la citada revista un determinado patrón. La pregunta primera era bastante clásica: ¿Háblanos algo de tus inicios flamencos?

– Yo trabajaba en un taller cosiendo… mi padre también trabajaba… En fin, que por aquellos tiempos nosotros estábamos bien, Por entonces comencé a cantar. Había alguna que otra fiesta en Utrera y allí esta Fernanda. Venía algún “soldao” de permiso de la guerra –hay que tener presente que Fernanda nació un 9 de febrero de 1923- y se organizaba una fiesta y allí también estaba yo. Porque yo soy viejecita ¿sabes? Entonces Antonio Mairena -aunque él lo niegue- trabajaba en Sevilla como artista. ¡Claro! Terminaba su trabajo y se iba “pa” Utrera. Lo mismo daba que fueran las diez de la noche, las doces o las tres de la mañana. Se enteraban los calés que había venido Antonio, y los gitanos matarifes, tanto solteros como casaos, cogían una molleja para convidarle. ¿Qué había un bautizo? Llamaban a Antonio Mairena. Y mi padre era muy amigo de Antonio y él me escuchó cantar mi cante por soleá y por siguiriyas.

Entonces… ¡Claro!... Había una familia de Utrera, que ya ha muerto el matrimonio, él no era gitano y se llamaba Antonio Ruiz, de los Medina de Sevilla que tienen una fábrica de anís en Utrera. Y este Antonio Ruíz era el químico de la fábrica y nosotros estábamos familiarizaos con ellos. Además, este hombre -que me quería mucho- trajo a “toa” Sevilla a Utrera “pa” que me escucharan, y también a Bernarda. Venían luego los espectáculos de Lola y Caracol, y… ¡pum! a casa. En fin, en este plan.

En el cincuenta y siete fuimos obligadas a cantar en público. La gente de Madrid se enteró de cómo cantábamos, pero mi padre no quería hacernos artistas, y no porque no lo fuéramos, era porque él decía que mientras pudiera darnos un “peazo” de pan no quería que trabajásemos. Quisieron llevarnos a Madrid y dijeron que Antonio Mairena era el único que podía conseguirlo. Vino y habló con mi padre y él le dijo que no y que no. Y yo me tomé el atrevimiento de decirle a mi padre que, como Antonio decía, que mi padre se podía venir conmigo. Yo le dije ¡Me quiero ir a Madrid! En fin ,que nos fuimos a Madrid.

Anteriormente habíamos hecho festivales, que por aquella época era cuando empezaba La Paquera, La Malena… aquella gitana que bailaba, Manuel Vallejo… muchos.

Fausto Olivares, aficionado y conocedor como pocos le preguntó ¿Y os fuisteis al tablao Zambra, no?

- ¡Sí! Allí estuvimos tres años. Con Zambra fuimos a América (se refería a EEUU), luego grabamos el disco con Juan Talega, La Perla de Cádiz (q.e.p.d), Los Toronjo, Gordito de Triana… Me pasó una anécdota muy graciosa cuando me monté por primera vez en el avión y fuimos a América ¡Uy que miedo pasé! ¡Fíjate…! Un reactor de cuatro motores en el año 64 y en siete horas estábamos en América. De momento había un sol que era un portento. Yo me senté y los “tocaores” a mi “lao”… Bernarda con la medalla de la Virgen de Consolación (de Utrera) y yo me compré una estatuilla de (El Cristo) Medinaceli. Y las dos llorando y yo acordándome de nuestra gente. Uno de los tocaores no hacía “na” más que consolarme: “Fernanda, no llores, “mujé”… Y me dice otro: “Mira Fernanda, el Atlántico” y yo le pregunté ¿Quién es ese Atlántico?

¿Qué tienes que decirnos de tu abuelo “El Pinini”?

– Yo me acuerdo mucho de mi abuelo y de Juaniquín, que era más de las Cabezas de San Juan que de Lebrija. Bueno, no se sabe muy bien si era de Lebrija (se refería a Juaniquín, de Lebrija que posteriormente se ha demostrado que nació en Jerez) o de Las Cabezas. Lo que sí sé es que mi abuelo se casó en Utrera y allí se quedó… Y de mi abuelo El Pinini que te puedo decir… Yo lo escuché muy pequeñita y el era un viejecito, y sus cantes eran una mezcla de cantiñas-alboreás, porque los cantes que hago por soleá son de la parte de mi padre, ya que mi abuelo era por parte de mi madre.

El Pinini (era gitano matarife) tenía una gracia… ¡Mira! Te voy a contar una anécdota de él. En Utrera había un “señó” que le decían Benavides y su señora hacia la matanza “toos” los años, y a mi abuelo lo conocían de chico. Total… que le decían Pepe, ¡vaya, que se hablaba de tú con el dueño de esa casa que tenía criada y “toó”. Mi abuelo se presentó allí y dijo ¿Está Pepito…? Y la criada… ¡No! Mire “usté”, don José no está y es don José. Y mi abuelo, con esas cosas que él tenía le dice “Bueno, dígale a don José que ha “estao” aquí don Pinini que ha “venio” a “matá” a don cochino”. Es que mi abuelo tenía mucha gracia…

            Rafael Valera Espinosa