miércoles, 24 de agosto de 2016

Memoria flamenca. GREGORIO MANUEL FERNÁNDEZ VARGAS “TIO BORRICO” (y III).

"ALFONSO DOMECQ GONZALEZ ME PUSO LO DE “EL BORRICO”. 

Gregorio Manuel Fernández “Tío Borrico”, no era muy amante de las modernidades que alguno cantaores como Manuel Mancheño Peña “Turronero” o Juanito Villar estaban desarrollando y grabando por la época de la entrevista, 1981. Su mundo flamenco era el de las seguiriyas de Paco La Luz, Tío José de Paula y su tío Juanichi “El Manijero”, las soleares de Antonio Frijones, los fandangos de Manuel Torre, José Cepero o El Niño Gloria, o las bulerías de su tierra. 

Más mi interés versaba sobre todo en las soleares y como él las concebía, pues como él consideraba –como quedó reflejado la pasada semana- que eran mucho más difíciles que las siguiriyas porque había que ligarlas de mayor a menor, las siguiriyas le daban mayor libertad, le pregunté por su faceta de letristas solearero:

- “Sí, hago letras. Recuerdo que una vez, cuando fui a grabar que me dijeron que hiciera alguna si tenía. Entonces le había sacado una letra a mi mujer, de cuando yo le hablaba en el campo ‘Eché leña en el corral / por ver si tú me querías / ahora veo que no me quieres / dame la leña que es mía.’ Esto es que yo me acordaba de que en el corral le hacía cosquillas…  Ya sabes, esas cosas de cuando uno le habla a la novia…Bueno… Eso lo dejamos eso. Después saqué otra por soleá ‘En el campo me crié / y yo me enamoré de ti / como eramos chiquillos / te dije que pal jardín.’

¿Cree usted que ha cambiado el cante desde que comenzó a cantar?

“Ha cambiado por completoy te lo digo, que yo no me tapo. Hoy no se canta na más que cuplé, como ese que hace El Turronero ‘Me asomé a la ventana… La tiré por la ventana…’ ¡Vamos… Tú me dirás! Después están los de los fandanguillos de hoy. ‘Eso sí… Tienen mucha fuerza, mucha habilidad, pero…’ Aunque a mí el fandango no me ha tirao, sí que me han tirao el fandango de Manuel y el de Cepero y… -se quedó pensando- también el del Gloria.

Yo no sé si en la gente joven hay madera, y si la hay es poquita. Pueden que lleguen a más. Cuando con la edad avancen un poquito, irán comprendiendo el cante. Pero… oye… hay unos pocos de locos en la juventud. Y yo en Jerez veo el flamenco un poco decaído. Además, a nosotros no nos echan cuentas porque no cantamos como los jóvenes, pues no se acuerdan de nosotros ni pa echarnos un vaso de vino… A mí no me importa decir las cosas porque son verdad.”  

Aunque le pueda parecer indiscreto ¿Por qué le dicen a usted El Borrico?

¡Mira! Te lo voy a decir. Cuando mi padre dejó de ser manijero, pues ya nos venimos a Jerez; la gente se enteró de que el chiquillo del manijero cantaba. Me llamaron a una fiesta ¡Que venga el chiquillo del manijero! Ale, pues venga… Y vino un coche a por mí. Cuando entró, don Juan Pedro Domecq, que en descanso esté, me preguntó ¿Tú eres el hijo del manijero de mi hermano? Yo soy el hijo del Tati. ¡Bien, hombre, bien…! ¿Tú cantas…? ¿Por qué cantas? Yo, le dije… ¡Canto por too…! ‘A ver, el cante... ¿tú sabes de tonos?’ Yo no sé de tonos, ni de guitarra, ni ná –ya te he dicho que na más que los artistas cantaban entonces con guitarra, nosotros hacíamos el compás con los nudillos o con lo que fuera-, yo solo sé de escardillos y eso… ‘¡Venga… que cante!’ Salí cantando con aquél vozarrón que yo tenía con diecinueve años… ¡Calcula…! Y sale Alfonso Domecq y González, el hijo y dice ‘¡Que voz más bestia… Qué barbaridad… Que voz más bruta y más borrica…! Y de ahí me viene eso, y desde entonces que si El Borrico pa cá, que si El Borrico pa ya…”

Y de anécdotas artísticas o flamencas ¿Cómo andamos?

“Ya te puedes figurar toas las cosas que a mí me han poido pasar. Esta, aunque pueda ser larga de contar, me pasó cuando Lola Flores empezaba querer ser artista. Su padre tenía un tabanco –reitero que eran tabernas antiguas de Jerez- en la calle de La Párraga, la que cruza. Allí iba yo con el guitarrista Espinosa (ese que te he contao que estaba en Barcelona) “El Batato”, Chica y Cepero el chófer, el padre de Paco Cepero el guitarrista. Ibamos a enseñar a Lola los tres, El Batato que era bailaor le enseñaba unas pataitas y eso… Yo le cantaba… El padre nos ponía media botellita pa los cuatro y un platillo de aceitunas con siete u ocho, nunca más ¡Me acordaré toa la via!  

Me acuerdo que llegó un señó que tenía una fábrica de esas de helaos, de esos que parecían bizcochos, y este nos llevó la primera vez a Paterna de la Ribera. ¡Un corral de cabras… donde metían a los animales! ¡Total…¡Que ya estamos aquí… Ea! La Lola se vestía en una pajera (Un almacen de paja o granero) en la que había una puerca echá allí en la paja. Yo y El Batato cogíamos una sábana por los picos pa que se vistiera… y la madre: ‘Que nadie mire a la niña’ Me acuerdo que me decía la Lola ‘Tío Borrico ¿me morderá la cochina esta? No la toques ni la mires… No la toques que está echá mu agusto. Total, a bailar, Lola.

- Entró mucha gentes, y había un gachó en la primera fila de las sillas… Y tenía una cosa metía en la chaqueta, y yo ‘dicaba’ el bulto… ¿Qué tendrá el gachó ahí metío? Y me dice el tío: ‘Como no cantes bien te voy a endiñar  en los hocicos con esta tostá que tengo aquí metía con aceite’ Entonces se me acercó un civil preguntándome qué me había dicho ¡Claro… Yo le dije que ná, pero él lo echó a la calle! ¡Ay! Yo le dije al civil… ¿Pa qué lo ha echao usté a la calle? ¿No ve usté que cuando salga de aquí si me da entonces con la tostá?

- Yo he estao en un follón de sitios así, cantando por solea y por siguiriyas, siguiriyas de Paco La Luz… ¡Y todavía canto…! Y todavía me quea que cantá!

Un año después Tomás Ortíz y yo, estuvimos en un bautizo de la hija del restaurador de la Peña Flamenca “El Garbanzo de Jerez”, en el barrio de San Miguel, sobrina de primos hermanos de María José Santiago, en el cual nos comimos un potaje de habichuelas con liebre, y Tío Gregorio Manuel Fernández “El Borrico de Jerez” se sentó a nuestro lado, mas, nos quedamos sin el placer de escucharle nuevamente sus cantes.

Rafael Valera Espinosa

lunes, 22 de agosto de 2016

Memoria flamenca. GREGORIO MANUEL FERNANDEZ VARGAS “TIO BORRICO” (II).

"MEDIO JEREZ ANDE PA ESCUCHAR A CHACÓN."

Tío Gregorio Manuel Fernández “El Borrico de Jerez” no fue un cantaor de resonada fama entre el público aficionado en general. Como suele acontecer en la mayoría de las artes, las figuras son muy renombradas en función de su popularidad y no tanto en relación con su artístico quehacer flamenco. Esto último está más en consonancia con el conocimiento de las diversas artes y la comarcalización de su trayectoria profesional. Es venerado por los jerezanos y amado por los flamencos entendidos en general. Esto trasciende en la historia de la cultura flamenca, mas,no tanto en un notorio público seguidor de nuestra universal cultura.

Rememorados sus comienzos en “Memoria Flamenca” a partir de 1929, año en el que se dedicó plenamente al flamenco como me expresó al comienzo de la entrevista de 1981, mi interés trascendió a que nos contara sus vivencias con Antonio Frijones, Manuel Torre, Rafael Ramos Antúnez “El Niño Gloria” –el que influyera enormemente en nuestro añorado Juan Pérez Sánchez “Canalejas de Puerto Real”-, su hermana “La Pompi”, o “El Chozas de Jerez”, e incluso don Antonio Chacón. Por ahí vamos a estructurar este segundo capítulo de Tío Gregorio Manuel Fernández Vargas “El Borrico de Jerez".

¡Hablemos de Antonio Frijones! 

- “Frijones iba de tabanco –taberna típica de Jerez- en tabanco; de puerta en puerta cantando él solo. Cuantito se tomaba dos o tres vasos ya estaba cantando. Además, siempre tenía el culillo fuera, siempre tenía algún roto, algún ganchazo… Y le decían: “Antonio, hombre ¿por qué no te pones unos pantaloncitos nuevos…?” Y siempre contestaba: “A mí me gusta este… ¡dame otro vaso!” Y salía cantando Frijones, y yo, como los locos, corriendo detrás de él. Donde iba Frijones, allí iba yo.

También he escuchao a Manué Torre. Más tarde a Tío José de Paula y a Tío Joaniquí de Lebrija… ¿En fin…! Yo comencé a coger rumores de aquí y de allí, y luego me afinaba yo solo. Comencé a cantar por siguiriyas porque mi gente cantaban toos por siguiriyas y también los demás cantes”.

¿A qué otros cantaores oyó usted cantar en su juventud?

Tío Borrico y su hija María La Burra 
“Escuché cantar a Manué Torre, tenía yo siete años. A Manué, Rosario La Mejorana y Ramirez de Jerez –sus soleares fueron recuperadas por Tío Agujetas, padre de Manuel de los Santos Pastor “Agujetas de Jerez”-, ¡vaya trío! Toa mi familia fuedesde el campo…  ¡Qué canta Manuel Torre… Que canta Manuel Torre...! Yo de lo que me acuerdo es que Manuel se arremangó el pantalón de pana pa sentarse y yo dije… ¡Eh, que se le han visto los carzones blancos! Esos carzones blancos hasta abajo, de entonces…” Pero Tío Gregorio ¿Cuáles fueron los que más le gustaron? “Juanito Mojama cantaba muy bien por siguiriyas; y otro, como cantaor más joven, Rafael Ramos Antúnez, que era “El Gloria”. Después, explicando el cante me ha gustao Cepero. A José Cepero lo escuché también en la Alameda Vieja. El Gloria era un bicho… Era una cosa mala… Ese comenzaba a cantar y cualquiera lo paraba, no le paraba ni el cañón. Yo escuché al Gloria, a La Pompi, a Luisa Requejo… La Pompi cantaba todavía mejor que Luisa. A esa la escuché yo con mi padre en “El sombrajo”,  cuando vinieron de Sevilla, que vinieron a visitarnos a nosotros. Y a “El Gloria” también, en ese bar que ya te digo que está en la esquina de Santiago, que es de un sobrino suyo… “El Bombi”.

También “El Chozas de Jerez” me gustaba a mí. ¡Ahora, metía muchos infundios, pero vamos, como lo llevaba bien…! Tenía un estilo mu bonico por bulerías, un estilo propio: “Ahí viene un sordao / mu bien armao / que viene de Portugal…” y ya luego metía otra cosa. ¡Ea! Que se iba a ver los sordaos y se iba a la legión, porque “El Chozas” era así. Ahora, los cantes de Cepero si me gustaban a mí, porque los decía mu deletreaos, mu bien dichos.”

¡Sinceramente! ¿De quién aprendió usted más?

“De mi tío –Juanichi “El Manijero”- que hacía el cante de Frijones limpio, lo hacía puro: “Fatigas pasé / con el tren de mercancías / y Frijones de Jerez. / Tu mare es una judía / que a mí me ha tirao a la calle…”

¿Y Chacón? ¡Supongo que lo conoció usted!

“Si, lo conocí en la plaza de toros donde cantó una vez. Ya estaba viejo y calvo perdió… Me acuerdo que dijo “Señores, yo soy de Jerez, tengo mucha edad y ya no soy el Antonio Chacón de antes. Bueno, creo que siempre soy Antonio Chacón y vamos a ver como sale esto.” También dijo que su flamenco era de Jerez y que de chiquitillo era zapatero remendón. Medio Jerez anduve yo pa escuchar a Chacón, que me costó hasta una pelea con mi mare, pobrecita que en gloria esté. Volví a mi casa a las cinco de la mañana y, además, iba más que tocaillo porque ponían una bota –tonel de 500 litros-  en el parque a tres chicas el vaso. Estábamos el “Tío José de Paula” y yo, los dos solos cantando y venga cantar. Cuando llegué al cortijo le dice mi mare a mi pare “Tati, ahí tienes al niño”. Y me dijo que me acostara, pero no dormí más que una hora,  porque mi padre me llamó pa que le echara a los mulos. Mi padre, dándome en el culo pa que me levantara y yo no quería… ¡Venga a arriba. Aquí tiene usté a Chacón… Arriba, que no te lo diga más”. Y fui a por agua, y trabajando… ¡Que llovía…! Me acuerdo más que na. Me puse el capote de agua y al campo.”

¿De todos sus cantes, cual es el que más le gusta?

“El cantar por soleá, que es el más difícil de hacer, que es mucha más difícil que el cante por siguiriyas. Porque el cante por soleá es ligao, de mayor a menor, y el cante por siguiriyas es de tercio, puedes dar bocinazos, pero te da tiempo a resollar. Ahora, la soleá hay que ligarla”.

En la proxíma reflejaré el diálogo mantenido sobre el cante por soleares, sus creaciones de letras flamencas por el estilo que fueron muy populares en las que relataba experiencias vividas, y nos aclarará el por qué de su apelativo flamenco y nos relatará algunas de sus anécdotas flamencas más significativas como sus encuentros con Lola Flores.

Rafael Valera Espinosa


viernes, 19 de agosto de 2016

HA MUERTO LA MAS INSIGNE CANTAORA FLAMENCA DE JAEN: ROSARIO LOPEZ.

Ha muerto nuestra entrañable, querida y prestante cantaora de Jaén, Rosario López Carrascosa “Rosario López”. Cierto es que el tiempo pasa su factura, mas creo que los aficionados no queremos, ni estamos preparados, ni nos merecemos que sus vidas las vaya reclamando con tanta premura. Aún estamos en la tarea de asimilar las ausencias de Juana la del Revuelo, Juan Carmona “Habichuela”, Juan Peña “El Lebrijano”, José Menese, y ahora Rosario López. 

José Menese y Rosario López
Rosario ha sido una cantaora jiennense que ha bebido de las fuentes flamencas más prestigiosas de este arte. Sus vivencias en el desaparecido Teatro Cervantes –su natal cuna-, viendo y escuchando a las figuras que formaban los elencos de las compañías flamencas que hasta mediados de los sesenta por el mismo desfilaban, le influyeron en su talante artístico. 

Primero fue la copla, porque se adaptaba muy bien a sus condiciones vocales, y también por imaginar un mundo esplendoroso de guirnaldas, luces, tramoyas y escenarios, es decir, el continuar viviendo como protagonista lo que estaba experimentando y admirando en su añorada casa. Mas, fueron sus amigos y antiguo esposo, Ramón Porras González, los que incidieron en su amor por el flamenco. Un poquito más adelante y tras sus reuniones cantaoras en el antiguo "El Monterrey", ubicado en la actual calle Arco del Consuelo, fue el iliturgitano Rafael Romero “El Gallina” y la admiración de ambos por La Niña de los Peines, la que le marcaron en el camino a seguir en su trayectoria profesional, una carrera en la que sus vicisitudes le han hecho dolerse con prestancia y quejío en los estilos serios; en la que sus alegrías le han aportado el ritmo y la fiesta necesaria para acometer con buen compás los cantes festeros; y en la que su sensibilidad y versatilidad cultural le ha inclinado a dominar la melodía y el melísma de los estilos libres.. 

Hasta aquí las principales cualidades de sus raíces flamencas, las cuales le propiciaron la grabación de dos Lp’s con las guitarras de José Cala “El Poeta” y Juan Carmona Carmona “Habichuela”, otro sobre la vida y muerte de García Lorca, así como el que compartiera con su maestro Rafael, su amiga Carmen Linares, su apreciable Pepe Polluelas y Carlos Cruz,  este último compañero artístico en tantos momentos de enjundia flamenca. Figura su arte, igualmente, en antologías flamencas como la de Zafiro, en el disco del sello RTVE “Ellas dan el cante”, siendo la que más cantes aportó, siete, y en su último CD “Raíces y Esencias”, sin olvidar el monográfico de villancicos flamencos editado por el Ayuntamiento de Jaén, y los que le grabaron en directo en sus tres viajes a Japón.  

Aún perduran en mi memoria –y pienso que para siempre- las entonaciones de Rosario López por tientos de Juan Mojama a través de Rafael Romero, establecidos con netas dosis de recreación. ¿Evolución flamenca? ¡Quién puede dudarlo! Y es que nuestra cantaora jienense y universal ha sido dominadora como poca/os –y he de reiterar lo de poca/os- de este estilo tan difícil y quejumbroso de nuestro arte. Y todo porque el mismo reúne características tan encomiables de nuestra música como el sentimiento, la entrega, las facultades, y el enlace con la fiesta flamenca al derivar a los tangos. 

Algunos dirán que no llevo razón, pero en sus tientos-tangos se configuraban casi los mismos sentimientos y sensaciones que se pueden experimentar al escuchar las siguiriyas enlazadas con las bulerías. Puede sonar extraño pero así lo quiero establecer.

Rosario López Carrascosa ha sido una cantaora que bebió de las fuentes flamencas más prestigiosas de este arte, constatando unas cualidades personales con las que ha marcado una de las líneas más ortodoxas que en la actualidad flamenca existen. A renglón seguido hay que matizar entre otros aspectos el enciclopedismo cantaor que la jaenera poseía y que, tras el determinado acrisolamiento que su figura efectuaba de los personalismos que ella quería implicar en su arte, dichas circunstancias revertían en una singularidad artística que atemperaba su peculiar sello personal.

Siempre nos ha llenado de emoción y transmisión sus soleares de Tomás Pavón con matices de Fernanda, así como los ecos “apolaos” de “El Tenazas de Morón”, Antonio Silva “El Portugués por los aires de “Cobitos", los de “Olivé de Triana” y “Manolillo el Pintor”; los cantes de la madrugá, las peteneras y la caña del iliturgitano Rafael Romero; la serrana de Cayetano Muriel “Niño de Cabra”; las siguiriyas de “Joaquín La Cherna” con resonancias de La Niña de los Peines, las cantiñas-alegrías-mirabrás de Manolo Vargas y “El Gallina”; los fandangos de Manuel Vallejo, José Cepero, Canalejas de Puerto Real, José Rebollo o Rafael Ramos Antúnez “El Niño Gloria”; las granaínas y media granaína; las bulerías con marcadas inclinaciones evocadoras de Pastora Pavón; y unos singulares villancicos flamencos que supo incardinar en el ambiente más hermoso y fraternal de las fiestas navideñas. En definitiva, Rosario López ha sido una completa cantaora que ha dado prestigio y fama a la cuna que la vio nacer, la capital jiennense. 

Era simpática, nerviosa, dicharachera, extrovertida, locuaz, divertida, rebelde y afable, despistada y cariñosa... Toda una gama de calificativos que definían la personalidad de una mujer que ha hizo del arte flamenco su razón de ser, su eje vital y por lo que luchar. 

Nunca Jaén y sus flamencos te olvidarán.

Rafael Valera Espinosa
(Presidente de la Peña Flamenca de Jaén
y flamencólogo) 


Por soleá. VICENTE OYA RODRIGUEZ.

No era aficionado, mas era amante de la cultura flamenca como de cualquier otra manifestación de esta índole. No voy a incidir en sus títulos, dedicaciones, trabajos, ni en muchas de sus virtudes personales. Ya lo han hecho otros y lo harán los que me precedan. Simplemente quiero recordar mis vivencias y nuestro cariñoso trato desde que lo conocí en 1964, cuando, destinado en los Servicios de Información Sindical, participaba en la elaboración de los boletines informativos de “La Voz de Jaén. Emisora Sindical”.

Vicente Oya fue el que inició mis enseñanzas para redactar noticias en aquella época, encomendándome a sacar lo más interesante de periódicos de aquél tiempo que tuvieran relación con nuestra provincia, sus principales pueblos, y sus quehaceres más representativos. A regañadientes me ponía a escribir en una legendaria máquina Underwood –el modelo que se le levantaba el carro para imprimir las mayúsculas- y le presentaba el trabajo, el cual corregía con cariño y pedagogía. Eran los tiempos que antecedieron a su corresponsalía de RNE, la cual la establecía con un macizo armatoste negro llamado teléfono. 

Sobre quince años después, fue nombrado director de dicha emisora que –si no recuerdo mal la fecha- pasó a llamarse Radio Cadena Española en Jaén. Junto con Fernando Pérez Mesa “Canalejas hijo”, el teórico familiar del cante, su hermano Manolo fue el cantaor, y por iniciativa del entonces locutor Fernando Arévalo, yo presentaba en la misma el programa “Flamenco”, el cual se mantuvo en antena hasta 1993, cuando ya pertenecíamos a RNE. Vicente me orientaba en las tareas, me animaba a que perdiera mis inhibiciones juveniles, y me arropaba ante las críticas que la programación del espacio tenía en distintos colectivospor estar dedicado a un arte nada convencional culturalmente y no muy aprobado por la sociedad de entonces.

Posteriormente, nos veíamos y nos congratulábamos de los logros conseguidos. Yo aduciendo siempre su valiosa enseñanza y él continuamente minimizando su prestante magisterio. Comentábamos nuestros artículos y columnas, disfrutábamos y nos reíamos con amplia complacencia, para seguidamente recordar los viejos tiempos en los que  reclamaba mi presencia en el viejo edificio del Diario Jaén ubicado en la calle Juan Montilla, en cuya redacción veía a Manuel Lucíni, Angel Fuentes,  o al director José Chamorro Lozano. O como posteriormente coincidimos en el Diario Ideal, él con suamplia diversidad periodística, y yo con mis monográficos artículos y críticas sobre el flamenco.

Como he querido reflejar, Vicente Oya Rodríguez siempre creyó en mí, me inculcó el establecer el servicio a los demás, me instruyó en cómo debía de tratar las noticias diplomáticamente, mas sin renunciar la reivindicativa verdad, me conminaba igualmente a soslayar los enfrentamientos, y a que mantuviera la premisa de que estamos predestinados a corresponder con nuestra dedicación y trabajo a intentar la perfección de nuestra sociedad en cualquiera de las facetas de nuestra vida.

Vicente Oya nos ha abandonado, mas no ha dejado una herencia de entrega, prestancia y buen hacer. Gracias maestro.

Rafael Valera Espinosa      

lunes, 8 de agosto de 2016

Memoria flamenca. Juan Carmona 'Habichuela' (y IV).

José Mercé con Juan "Habichuela"
Refería Juan Carmona Carmona 'Habichuela' en su última respuesta de la pasada semana que «Todos los estilos son perfectos y bonitos para tocarlos.» Además me respondía que lo que más le gustaba tocar, aparte de el taranto, la siguiriya o la bulería, era la solea, Por ahí vino mi interés en conocer como Juan estructuraba su buen toque, el por qué de ese sonido añejo y flamenco que parecía a veces moderno, su versatilidad para acompañar al más pintado de los artistas, y su calidad humana para ayudar a los más humildes y a los noveles.

Centrados los dos en el toque por soleá, le pregunté que si era en ese estilo donde trabajaba más a la hora de hacer variaciones. 

R: «Puede que sí. Creo que tiene más campo para hacer más cosas. Quitao de que un cantaor te diga pónmela al siete, entonces no tienes casi espacio para hacer cosas. Pero cuando un cantaor te dice ponla al dos o al tres, pues ahí tienes unas posibilidades. La siguiriya también me encanta».

¿Cuál ha sido, de los tocaores antiguos que tú hayas podido escuchar, el que más te ha llegado? 

R: «¿De los viejos? Ramón -se refería a Ramón Montoya-. También Manolo el de Huelva, y el que a mí me enseñó a tocar, Juan el Ovejilla, que como dije antes, no lo conocía nadie.»

Pero tú debes de tener influencias de algún tocaor. Tú te habrás dejado llevar por algún toque para luego después desarrollar el tuyo ¿Si? 

R: «Ricardo me ha gustao mucho. Tenía una escuela muy específica y además me aconsejaba mucho. El toque del Niño Ricardo me va mucho. ¡Claro.! Antes yo hacía más cosas de Ricardo que ahora. No es que sea una descortesía hacer cosas de esos monstruos, pero yo prefiero hacer cosas personales, porque si no dejas de ser tú. ¡Mira! Paco tiene o ha tenido cosas de Ricardo, pero ahora Paco de Lucía es Paco de Lucía, es un auténtico monstruo. Es el mejor que ha dao la historia de la guitarra flamenca. Eso que dicen algunos de que Paco no toca pa cantar. Toca mejor que todos pa cantar ¡Mejor que todos! Lo que pasa es que hay que saber lo que está haciendo ese tío. ¿Qué luego toca solo? Pues ahí está lo que hace.»

¿Está evolucionando la guitarra flamenca?

R: «¡Muchísimo! Cualquier niño sale tocando y se la come. Te queas asustao. Lo que pasa es que luego no saben pararse. No acarician a la guitarra. La guitarra es como cuando se educan a los seres, hay que recriminarles para que aprendan y reconocerles las cosas bien hechas.» 

¿Es posible que no sepan parar porque les falte conocimiento o afinación? 

R: «¡Puede que sí, puede que no! A veces, quizás se inclinen hacia el neófito que asiste a un festival y quieran ponerlo de pie, y lo ponen. Se tiran un minuto picando la prima y lo ponen de pie. Es como el cantaor de mucha fuerza que empieza haciendo ¡aaaaah!, y se tira mucho tiempo haciéndolo y se dice ¡Qué fuerza la de ese tío! Pero luego no dice ná, y el público comenta: ¡Que fuerza. Que fuerza tiene ese tío! Pero ¿y la calidad, donde la dejamos? ¿Y el gusto? ¿Y el flamenco.? Eso es lo que pasa muchas veces en muchos festivales flamencos». ¿Qué piensas de los festivales? ¡Qué son muy largos! Los más largos del mundo.»

Más encuentros. 

Hasta aquí la entrevista reiteradamente mencionada de 1986. Posteriormente, vinieron muchos más encuentros. Más viajes juntos para asistir a los festivales provinciales donde actuaba, yo de copiloto, estableciendo así mi viaje gratis para retransmitir a través de Radiocadena Española -perteneciente a RTVE- los espectáculos con el magnífico trabajo en la emisora de Jaén de uno de los mejores técnicos habidos en nuestra tierra, y por tanto también de Andalucía, el marteño Rafael Martos Ruiz.

El reconocimiento del arte de Juan Carmona 'Habichuela' lo estableció la Peña Flamenca de Jaén con el homenaje que en nuestra tierra significo la XX Semana de Estudios Flamencos celebrada en mayo del año 2000. Volvieron las reuniones para su celebración, y también nuevas preguntas para conformar el número 126 de la revista Candil, monográfico sobre su persona. 

Después de recordar muchas de las declaraciones anteriormente publicadas en esta sección, surgieron otras nuevas en función de los acontecimientos vividos por el artista durante los catorce años posteriores. Habían cambiado bastantes cosas en el flamenco, y también la trayectoria de muchos flamencos. Como los aficionados sabemos, y tras lo vertido por Juan en anteriores capítulos, sobre todo su amor por la ortodoxia, en un momento clave me sentí con la obligación de preguntarle sobre el arte de su querido Enrique Morente, tras sus trabajos revolucionarios como la colaboración con Lagartija Nick en el disco 'Omega'. Y de sopetón la pregunta.

¿Lo último que ha hecho y hace Enrique es flamenco? 

R: «¡Mira! To lo que hace Enrique es flamenco. Lo que pasa es que hace otra música. Enrique es un músico de la 'ostia'. Un peazo de músico muy largo y a veces hay que cogerlo en su momento para que haga el flamenco clásico. A Enrique hay que mimarlo y en algunos momentos cortarlo, porque canta muy bien flamenco; aparte de todo lo que hace, y el único, pienso yo, que lo entiende cuando canta flamenco clásico se llama Juan Carmona 'Habichuela'».

Por aquellos años comenzaba a sobresalir Estrella Morente y Juan resaltaba su arte: 

R: «La hija en la actualidad es la que canta con diferencia de todas. y de todos. La Estrella canta que te mueres. Y lo he comprobao cuando por ejemplo he estao en Graná con ella. Hace con la voz lo que le da la gana, lo que quiere. Concretando. Estuvo haciendo 'Ojos verdes' con verdaderos matices flamencos que no se puede hacer más bonito. Los flamencos y yo el primero, no asimilamos como debiéramos esta música. A nosotros nos han acostumbrao desde pequeñitos a emocionarnos con el quejío, con el pellizco. Y, aunque toda esa música nos gusta, a veces hasta con pasión, no sentimos la misma emoción que cuando escuchamos el quejío flamenco.» 

Y sentenció: 

R: «Es posible que nuestra educación musical no haya sido tan amplia como debiera. Con Caracol se me pone el vello de punta; con Enrique se me pone el vello de punta; con Camarón se me pone el vello de punta. Con Terremoto, con Fernanda y Bernarda, con Estrella.»

Pienso que quiso decirme que con los tres últimos moría de placer.

http://www.ideal.es/jaen/culturas/201608/02/enrique-morente-musico-ostia-20160802004427-v.html

Por soleá. "NI VIEJO NI NUEVO. FLAMENCO A SOLAS."


En bastantes ocasiones y sobre el flamenco, los medios de comunicación, mejor sus cronistas, críticos, periodistas de opinión, etc., nos llevan a confusionismo por, a veces, influencias de los artistas que vierten versiones según la brisa que interesa. Hasta no hace muchos meses, los que solemos escribir de la materia con sentido responsable –mi intención al menos es esa- hemos recibido críticas por el solo hecho de llamar flamenco al flamenco. Cierto que hemos renegado de vocablos como fusión, mestizaje, flamenco-jazz, new-flamenco, flamenco-soul (¡Qué poca gracia me hace escuchar soulería!), flamenglis… y no sé cuantos más.

Pues bien. Ahora parece que estamos en una tesitura más clásica a la hora de hablar y de escribir sobre nuestra cultura universal. Bastantes de los artistas que han venido defendiendo que hay otras formas de hacer flamenco que las siguiriyas, soleares, cañas, serranas… se han dado cuenta de que todo tiene una base estructural. Entre otras cosas porque el flamenco del mestizaje, el de los nuevos movimientos, o el de la modernidad, puede ser realizado por muchos intérpretes, conjuntos, solistas con acompañamientos de grupos, etc., que, como decía “El Lebrijano” no tienen ortodoxia y además suenan bien, bonito y divertido.

Se ha muerto José Menese y todos los críticos, comentaristas, redactores investigadores, o periodistas de opinión, se han venido a la razón y han ensalzado la línea del de la Puebla de Cazalla. Comentarios para coleccionar: Muere José Menese, el cantaor flamenco de la pureza comprometida (titular de El País)  Y después: Estamos, pues, ante un artista sobradamente acreditado como figura desde muy joven…” “Y siempre con una dignidad insobornable, como era su personalidad. Cante puro y antiguo, si, pero también actual en sus letras y con una cierta querencia por lo culto”Y otro más de los muchos publicados: José Menese estaba considerado uno de los más grandes cantaores no gitanos de la historia, con un estilo elogiado no solo por sus colegas y críticos, sino por escritores como Rafael Alberti, Fernando Quiñones o Antonio Gala.

No he leído nada sobre su condición de cantaor “purista”. Todo han sido elogios. El nunca rehuía el combate y así me lo expresó: ¡El que quiera que haga una música nueva por soleá. Todavía no ha surgido!.”

Al margen de lo referido, venimos comprobando como artistas de significada talla en los que se incluye José Mercé, como ya referí en una columna anterior, manifestó que: “En el flamenco hay que innovar, pero lo que no se puede hacer es engañar a nadie…”Es muy importante la innovación en todas las músicas y hay que arriesgar aunque te equivoques, respetando siempre nuestra base y nuestra raíz.” Y otro apunte más, Francisco José ARCÁNGEL Ramos, prestante cantaor onubense, lleva varios meses revalorizando el papel de los antiguos cafés cantantes y después modernos tablaos flamencos, donde la enseñanza de la raíz flamenca, “la purista”, ha venido conformando artistas que hoy están en candelero. “Viva el purismo”

Rafael Valera Espinosa.