miércoles, 24 de agosto de 2016

Memoria flamenca. GREGORIO MANUEL FERNÁNDEZ VARGAS “TIO BORRICO” (y III).

"ALFONSO DOMECQ GONZALEZ ME PUSO LO DE “EL BORRICO”. 

Gregorio Manuel Fernández “Tío Borrico”, no era muy amante de las modernidades que alguno cantaores como Manuel Mancheño Peña “Turronero” o Juanito Villar estaban desarrollando y grabando por la época de la entrevista, 1981. Su mundo flamenco era el de las seguiriyas de Paco La Luz, Tío José de Paula y su tío Juanichi “El Manijero”, las soleares de Antonio Frijones, los fandangos de Manuel Torre, José Cepero o El Niño Gloria, o las bulerías de su tierra. 

Más mi interés versaba sobre todo en las soleares y como él las concebía, pues como él consideraba –como quedó reflejado la pasada semana- que eran mucho más difíciles que las siguiriyas porque había que ligarlas de mayor a menor, las siguiriyas le daban mayor libertad, le pregunté por su faceta de letristas solearero:

- “Sí, hago letras. Recuerdo que una vez, cuando fui a grabar que me dijeron que hiciera alguna si tenía. Entonces le había sacado una letra a mi mujer, de cuando yo le hablaba en el campo ‘Eché leña en el corral / por ver si tú me querías / ahora veo que no me quieres / dame la leña que es mía.’ Esto es que yo me acordaba de que en el corral le hacía cosquillas…  Ya sabes, esas cosas de cuando uno le habla a la novia…Bueno… Eso lo dejamos eso. Después saqué otra por soleá ‘En el campo me crié / y yo me enamoré de ti / como eramos chiquillos / te dije que pal jardín.’

¿Cree usted que ha cambiado el cante desde que comenzó a cantar?

“Ha cambiado por completoy te lo digo, que yo no me tapo. Hoy no se canta na más que cuplé, como ese que hace El Turronero ‘Me asomé a la ventana… La tiré por la ventana…’ ¡Vamos… Tú me dirás! Después están los de los fandanguillos de hoy. ‘Eso sí… Tienen mucha fuerza, mucha habilidad, pero…’ Aunque a mí el fandango no me ha tirao, sí que me han tirao el fandango de Manuel y el de Cepero y… -se quedó pensando- también el del Gloria.

Yo no sé si en la gente joven hay madera, y si la hay es poquita. Pueden que lleguen a más. Cuando con la edad avancen un poquito, irán comprendiendo el cante. Pero… oye… hay unos pocos de locos en la juventud. Y yo en Jerez veo el flamenco un poco decaído. Además, a nosotros no nos echan cuentas porque no cantamos como los jóvenes, pues no se acuerdan de nosotros ni pa echarnos un vaso de vino… A mí no me importa decir las cosas porque son verdad.”  

Aunque le pueda parecer indiscreto ¿Por qué le dicen a usted El Borrico?

¡Mira! Te lo voy a decir. Cuando mi padre dejó de ser manijero, pues ya nos venimos a Jerez; la gente se enteró de que el chiquillo del manijero cantaba. Me llamaron a una fiesta ¡Que venga el chiquillo del manijero! Ale, pues venga… Y vino un coche a por mí. Cuando entró, don Juan Pedro Domecq, que en descanso esté, me preguntó ¿Tú eres el hijo del manijero de mi hermano? Yo soy el hijo del Tati. ¡Bien, hombre, bien…! ¿Tú cantas…? ¿Por qué cantas? Yo, le dije… ¡Canto por too…! ‘A ver, el cante... ¿tú sabes de tonos?’ Yo no sé de tonos, ni de guitarra, ni ná –ya te he dicho que na más que los artistas cantaban entonces con guitarra, nosotros hacíamos el compás con los nudillos o con lo que fuera-, yo solo sé de escardillos y eso… ‘¡Venga… que cante!’ Salí cantando con aquél vozarrón que yo tenía con diecinueve años… ¡Calcula…! Y sale Alfonso Domecq y González, el hijo y dice ‘¡Que voz más bestia… Qué barbaridad… Que voz más bruta y más borrica…! Y de ahí me viene eso, y desde entonces que si El Borrico pa cá, que si El Borrico pa ya…”

Y de anécdotas artísticas o flamencas ¿Cómo andamos?

“Ya te puedes figurar toas las cosas que a mí me han poido pasar. Esta, aunque pueda ser larga de contar, me pasó cuando Lola Flores empezaba querer ser artista. Su padre tenía un tabanco –reitero que eran tabernas antiguas de Jerez- en la calle de La Párraga, la que cruza. Allí iba yo con el guitarrista Espinosa (ese que te he contao que estaba en Barcelona) “El Batato”, Chica y Cepero el chófer, el padre de Paco Cepero el guitarrista. Ibamos a enseñar a Lola los tres, El Batato que era bailaor le enseñaba unas pataitas y eso… Yo le cantaba… El padre nos ponía media botellita pa los cuatro y un platillo de aceitunas con siete u ocho, nunca más ¡Me acordaré toa la via!  

Me acuerdo que llegó un señó que tenía una fábrica de esas de helaos, de esos que parecían bizcochos, y este nos llevó la primera vez a Paterna de la Ribera. ¡Un corral de cabras… donde metían a los animales! ¡Total…¡Que ya estamos aquí… Ea! La Lola se vestía en una pajera (Un almacen de paja o granero) en la que había una puerca echá allí en la paja. Yo y El Batato cogíamos una sábana por los picos pa que se vistiera… y la madre: ‘Que nadie mire a la niña’ Me acuerdo que me decía la Lola ‘Tío Borrico ¿me morderá la cochina esta? No la toques ni la mires… No la toques que está echá mu agusto. Total, a bailar, Lola.

- Entró mucha gentes, y había un gachó en la primera fila de las sillas… Y tenía una cosa metía en la chaqueta, y yo ‘dicaba’ el bulto… ¿Qué tendrá el gachó ahí metío? Y me dice el tío: ‘Como no cantes bien te voy a endiñar  en los hocicos con esta tostá que tengo aquí metía con aceite’ Entonces se me acercó un civil preguntándome qué me había dicho ¡Claro… Yo le dije que ná, pero él lo echó a la calle! ¡Ay! Yo le dije al civil… ¿Pa qué lo ha echao usté a la calle? ¿No ve usté que cuando salga de aquí si me da entonces con la tostá?

- Yo he estao en un follón de sitios así, cantando por solea y por siguiriyas, siguiriyas de Paco La Luz… ¡Y todavía canto…! Y todavía me quea que cantá!

Un año después Tomás Ortíz y yo, estuvimos en un bautizo de la hija del restaurador de la Peña Flamenca “El Garbanzo de Jerez”, en el barrio de San Miguel, sobrina de primos hermanos de María José Santiago, en el cual nos comimos un potaje de habichuelas con liebre, y Tío Gregorio Manuel Fernández “El Borrico de Jerez” se sentó a nuestro lado, mas, nos quedamos sin el placer de escucharle nuevamente sus cantes.

Rafael Valera Espinosa

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