jueves, 26 de enero de 2017

Por soleá. EL CANTE, BASE PRIMORDIAL FLAMENCA (I)

Me ha llamado la atención las declaraciones de mi admirado y ciertamente amigo Manuel Moreno Jiménez “Morao de Jerez”, al cual se le concedió el pasado noviembre la “XXIV Palma de Plata. Ciudad de Algeciras”, que organiza la Sociedad del Cante Grande de la localidad, en un reconocido y merecido homenaje a su figura, similar al que la Peña Flamenca de Jaén le realizó con la XVI Semana de Estudios Flamencos y la publicación del número 132 de la revista Candil, monográfico sobre su persona. Manuel “Morao” ha dicho: “Me gusta mucho la música en general, pero sobre todo el cante. Me he preocupado mucho siempre por el cante. La base primordial del flamenco es el cante. Todo lo demás son aditivos para el cante. No entiendo por qué tiene tanto protagonismo el baile” ¡Ahí queda eso!

"Pastora Imperio"
Retrato del dibujante español
Rafael Sanchís Yago (1891)
Creo acertadas las declaraciones de este añejo maestro de la guitarra flamenca jerezana, descubridor de artistas como su cuñado “Terremoto de Jerez”, y de las más importantes figuras de su tierra de los últimos cincuenta años. Y estoy de acuerdo porque son sentenciosas. A lo largo de la historia de nuestro arte y muy concretamente en el siglo XIX, el protagonismo lo han tenido los cantaores, desde Antonio Monge “El Planeta” –nacido en el último tercio del siglo XVIII, al cual lo hizo famoso Estébanez Calderón en sus “Escena Andaluzas- hasta Pastora Pavón “Niña de los Peines”, citándola por haber nacido en 1890, pasando por Francisco Vargas “El Fillo”, Tomás de Vargas Suarez “Tomás El Nitri, Silverio Franconetti, Francisco "La Perla", Manuel Molina, Frasco El Colorao, “Los Caganchos”, Paco La Luz, Diego el Marruro, José Yllanda, don Antonio Chacón, Joaquín Lacherna, Manuel Torre, o Pepe el de la Matrona, tres años mayor de Pastora.

Sin embargo, el baile solo ha estado representado por nombres muy significativos, mas sin la importancia de los cantaores citados. Quizás del siglo XIX podemos citar como primordiales bailaoras a Rita Ortega, la cual vio la luz en 1854; Rosario La Mejorana (1862); Gabriela Ortega, también del 1862, madre de Rafael, Joselito y Fernando, conocidos toreros con el apelativo de “Los Gallos”;  Juana Vargas “La Macarrona”, nacida en 1870; Magdalena Seda “La Malena”, siete años menor que Juana Vargas; Antonia Mercé “La Argentina”, de 1890; o Mariquita Malvido. También bailaores como Antonio Páez “Lamparilla” (1869); el jerezano “El Estampio” (1879); o el vallisoletano Vicente Escudero (1888).

Ante lo referido, son los cantaores y cantaoras auténticos artífices del progreso de esta universal cultura musical nuestra. Es más, artistas de la talla de José Greco, Antonio Ruiz Soler “Antonio el bailarín”, por citar a los más cercanos en la historia, siempre se han rodeado de cantaores de auténtica enjundia flamenca, como nuestro comprovinciano Rafael Romero “El Gallina”, con el primero, o Antonio Mairena o “Chano Lobato”, con el segundo. Y, curiosamente, sendos cantaores se salieron del cante atrás para ser figuras inolvidables del cante “alante”. Mas, queda mucho por referir.


Rafael Valera Espinosa     

No hay comentarios: