Me ha llamado la
atención las declaraciones de mi admirado y ciertamente amigo Manuel Moreno Jiménez “Morao de Jerez”,
al cual se le concedió el pasado noviembre la “XXIV Palma de Plata. Ciudad de Algeciras”,
que organiza la Sociedad del Cante Grande de la localidad, en un reconocido y
merecido homenaje a su figura, similar al que la Peña Flamenca de Jaén le
realizó con la XVI Semana de Estudios
Flamencos y la publicación del número 132 de la revista Candil, monográfico
sobre su persona. Manuel “Morao” ha dicho:
“Me gusta mucho la música en general, pero sobre todo el cante. Me he
preocupado mucho siempre por el cante. La base primordial del flamenco es el
cante. Todo lo demás son aditivos para el cante. No entiendo por qué tiene
tanto protagonismo el baile” ¡Ahí queda eso!
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"Pastora Imperio" Retrato del dibujante español Rafael Sanchís Yago (1891) |
Creo acertadas las
declaraciones de este añejo maestro de la guitarra flamenca jerezana,
descubridor de artistas como su cuñado “Terremoto
de Jerez”, y de las más importantes figuras de su tierra de los últimos
cincuenta años. Y estoy de acuerdo porque son sentenciosas. A lo largo de la
historia de nuestro arte y muy concretamente en el siglo XIX, el protagonismo
lo han tenido los cantaores, desde Antonio
Monge “El Planeta” –nacido en el último tercio del siglo XVIII, al cual lo
hizo famoso Estébanez Calderón en sus “Escena Andaluzas- hasta Pastora Pavón “Niña de los Peines”, citándola
por haber nacido en 1890, pasando por Francisco
Vargas “El Fillo”, Tomás de Vargas Suarez “Tomás El Nitri, Silverio
Franconetti, Francisco "La Perla", Manuel Molina, Frasco El Colorao, “Los
Caganchos”, Paco La Luz, Diego el Marruro, José Yllanda, don Antonio Chacón,
Joaquín Lacherna, Manuel Torre, o Pepe
el de la Matrona, tres años mayor de Pastora.
Ante lo referido,
son los cantaores y cantaoras auténticos artífices del progreso de esta
universal cultura musical nuestra. Es más, artistas de la talla de José Greco, Antonio Ruiz Soler “Antonio el
bailarín”, por citar a los más cercanos en la historia, siempre se han
rodeado de cantaores de auténtica enjundia flamenca, como nuestro
comprovinciano Rafael Romero “El
Gallina”, con el primero, o Antonio
Mairena o “Chano Lobato”, con el
segundo. Y, curiosamente, sendos cantaores se salieron del cante atrás para ser
figuras inolvidables del cante “alante”. Mas, queda mucho por referir.
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