Desde que el alumno de Francisco Ortega Vargas “El Fillo”, el porteño Tomás de Vargas Suárez “Tomás El Nitri”, autentico ídolo de Antonio Mairena, nacido en el Puerto de Santa María a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, el bello y famoso pueblo de Cádiz ha venido ofertando categoría cantaora a través de artistas como Antonia García Moreno “La Obispa” (l886), Pedro Niño "El Brujo", Antonia "La Coquinera", Luisa "La del Puerto", José Reyes "El Negro", los romanceros flamencos Alonso, Juana y Dolores "Los del Cepillo", sin olvidar a los más jóvenes Ramón "Orillo" o "Pansequito”, etc. En la actualidad, hay otros muchos entre los que destacan las hermanas Nazaret y Aroa Cala.
Para conmemorar la
institucionalizada Fiesta de San Antón
de la Peña Flamenca de Jaén, la entidad organizó el pasado viernes, 20 de
enero, un recital de Aroa Cala, la cual estuvo acompañada por la guitarra de
otro porteño –este de Puerto Real- como es Miguel
Ramos, prestante en su sonido flamenco, comedido y siempre ofertando las
tonalidades que le requirió su acompañada. El inicio del mismo lo efectúo con
potencia tonal y adecuada melodía por la conocida malagueña atribuida a la
unionense Concha ‘La Peñaranda’,
enlazando con sensibilidad la rondeña de Rafael
Romero “El Gallina”, y rematando con fuerza por la rondeña clásica de
Málaga. En las soleares estableció los recuerdos
creativos por Alcalá de Guadaira de Enrique
‘El Mellizo’, resonancias de Fernanda
de Utrera con influencias ‘maireneras’, más ecos de Fernanda por el
personalismo de ‘La Serneta’ con
entrega y potencia final, para rematar en la última tesitura citada por el
jerezano ‘Juaniquín de Lebrija’. Sus
cantes por cantiñas-alegrías tuvieron matices personales y reposados ecos de Manolo Vargas, cierta estentoreidad en
las alegrías, adecuado acercamiento a la personalidad de Pastora Pavón, y un final de juguetillo por el estilo en los aires
de Pericón de Cádiz.
Mas, como casi
siempre suele acontecer, fueron las siguiriyas las que marcaron su prestancia
cantaora acometiendo el estilo con salida quejumbrosa, continuando con
solvencia y conocimiento por su paisano Tomás ‘El Nitri’; posteriores formas
cantaoras ‘maireneras’ en el recuerdo del jerezano Juan Junquera, y un entregado y potencial remate por la siguiriya
que primeramente grabara ‘El Gallina’ con matices de Silverio, recreación posterior de Juan Junquera y aportaciones de Antonio Mairena, inicio con ecos de ‘El Planeta’ y remate por las resonancias de María Borrico.
Complementó el repertorio con los aires más asequibles de
la zambra caracolera, derivación a los tangos con ubicaciones en Triana,
posteriores ecos de ‘La Pirula de
Málaga’, con resonancias de los del monte granadino, resaltación de la
creatividad de La Niña de los Peines,
y ciertos matices de la comarca utrerana. Finalizó con un amplio recorrido de
bulerías por Jerez, formas musicales de Francisca
Méndez Garrido ‘La Paquera’ por
copla flamenca; acercamiento a Cádiz por el personalismo del alcalaíno Manolito el de María, finalizando con
una mezcla de romance por bulerías en los tonos de Fernanda de Utrera, también
de su hermana Bernarda, y nuevamente
bulerías por ‘La Paquera’. Concluyó su
recital con fandangos de corte caracolero con evocaciones de Francisca Méndez, Enrique el Almendro a
través de Manolo Caracol, de Antonio el de la Calzá y las
aportaciones de José el de la Tomasa,
y un potencial y entregado recuerdo de Rafael
Ramos Antúnez ‘El Niño Gloria’. Remató con un bis fandanguero por la Huelva
de Alosno, con homenaje a José Rebollo
establecido con singularidad por los ecos de Paco Toronjo.
Rafael
Valera Espinosa
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