martes, 24 de enero de 2017

Crónica flamenca. SIGUIRIYAS Y SOLEARES MARCAN EL ARTE DE AROA CALA.

Desde que el alumno de Francisco Ortega Vargas “El Fillo”, el porteño Tomás de Vargas Suárez “Tomás El Nitri”, autentico ídolo de Antonio Mairena, nacido en el Puerto de Santa María a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX, el bello y famoso pueblo de Cádiz ha venido ofertando categoría cantaora a través de artistas como Antonia García Moreno “La Obispa” (l886), Pedro Niño "El Brujo", Antonia "La Coquinera", Luisa "La del Puerto", José Reyes "El Negro", los romanceros flamencos Alonso, Juana y Dolores "Los del Cepillo", sin olvidar a los más jóvenes Ramón "Orillo" o "Pansequito”, etc. En la actualidad, hay otros muchos entre los que destacan las hermanas Nazaret y Aroa Cala.

Para conmemorar la institucionalizada Fiesta de San Antón de la Peña Flamenca de Jaén, la entidad organizó el pasado viernes, 20 de enero, un recital de Aroa Cala, la cual estuvo acompañada por la guitarra de otro porteño –este de Puerto Real- como es Miguel Ramos, prestante en su sonido flamenco, comedido y siempre ofertando las tonalidades que le requirió su acompañada. El inicio del mismo lo efectúo con potencia tonal y adecuada melodía por la conocida malagueña atribuida a la unionense Concha ‘La Peñaranda’, enlazando con sensibilidad la rondeña de Rafael Romero “El Gallina”, y rematando con fuerza por la rondeña clásica de Málaga. En las soleares estableció los recuerdos creativos por Alcalá de Guadaira de Enrique ‘El Mellizo’, resonancias de Fernanda de Utrera con influencias ‘maireneras’, más ecos de Fernanda por el personalismo de ‘La Serneta’ con entrega y potencia final, para rematar en la última tesitura citada por el jerezano ‘Juaniquín de Lebrija’. Sus cantes por cantiñas-alegrías tuvieron matices personales y reposados ecos de Manolo Vargas, cierta estentoreidad en las alegrías, adecuado acercamiento a la personalidad de Pastora Pavón, y un final de juguetillo por el estilo en los aires de Pericón de Cádiz.

Mas, como casi siempre suele acontecer, fueron las siguiriyas las que marcaron su prestancia cantaora acometiendo el estilo con salida quejumbrosa, continuando con solvencia y conocimiento por su paisano Tomás ‘El Nitri’; posteriores formas cantaoras ‘maireneras’ en el recuerdo del jerezano Juan Junquera, y un entregado y potencial remate por la siguiriya que primeramente grabara ‘El Gallina’ con matices de Silverio, recreación posterior de Juan Junquera y aportaciones de Antonio Mairena, inicio con ecos de ‘El Planeta’ y remate por las resonancias de María Borrico.

Complementó  el repertorio con los aires más asequibles de la zambra caracolera, derivación a los tangos con ubicaciones en Triana, posteriores ecos de ‘La Pirula de Málaga’, con resonancias de los del monte granadino, resaltación de la creatividad de La Niña de los Peines, y ciertos matices de la comarca utrerana. Finalizó con un amplio recorrido de bulerías por Jerez, formas musicales de Francisca Méndez Garrido  ‘La Paquera’ por copla flamenca; acercamiento a Cádiz por el personalismo del alcalaíno Manolito el de María, finalizando con una mezcla de romance por bulerías en los tonos de Fernanda de Utrera, también de su hermana Bernarda, y nuevamente  bulerías por ‘La Paquera’. Concluyó su recital con fandangos de corte caracolero con evocaciones de Francisca Méndez, Enrique el Almendro a través de Manolo Caracol, de Antonio el de la Calzá y las aportaciones de José el de la Tomasa, y un potencial y entregado recuerdo de Rafael Ramos Antúnez ‘El Niño Gloria’. Remató con un bis fandanguero por la Huelva de Alosno, con homenaje a José Rebollo establecido con singularidad por los ecos de Paco Toronjo.

Rafael Valera Espinosa     

No hay comentarios: