martes, 6 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. MANUEL MAIRENA (II).

"EL DISCO ‘EL CALOR DE MIS RECUERDOS’ MATÓ A ANTONIO MAIRENA."

Manuel Mairena y Antonio Carrión
Como dejé entrever en la pasada semana, hubo una circunstancia muy llamativa pero poco conocida durante el transcurso del III Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba celebrado en 1962. Uno de los miembros del jurado, el poeta de Puente Genil, Ricardo Molina Tenor, amigo incipiente -por mor de la presentación que su paisano Antonio Fernández Díaz “Fosforito” le hizo de Antnio Mairena- del maestro de los alcores, incidió en que el citado concurso fuera la merecida catapulta que el de Mairena necesitaba para establecer su escuela flamenca y el predominio de la tendencia ortodoxa que acabaría con los ecos melismáticos, dulzones y heterodoxos de la conocida ‘Opera Flamenca’, que contrastaban con las esencias ‘jondas’ del flamenco antiguo y racial, y nada pretencioso de los teatros, plazas de toros, y auditorios abiertos en los que triunfaban cantaores de pletóricas facultades.

Dicho concurso exigió en sus bases que:

“Se establece conceder, en esta edición del Concurso Nacional, la Llave de Oro del Cante, valorando para el mencionado premio, además de la actuación pública, el historial flamenco de los concursantes. Los grupos de cantes que deben de interpretar los artistas se distribuyen de la siguiente forma: siguiriyas, tonás y soleares.”

Es decir, los tres grupos de cantes en los que Antonio Mairena ha sido uno de los mejores –el dominador sin igual en aquél tiempo- y el más resaltable en la historia –particularmente para mí- del conjunto de estos tres estilos. Y siguen las bases del certamen:

Los cantes por siguiriyas y soleá tendrán que hacerse por tres estilos diferentes.’ Mairena los dominaba casi todos. ‘En las tonás, cada cantaor deberá de ejecutar tonás, toná grande, martinetes y debla.’

Antonio también los dominaba mejor qué los más sobresalientes artistas de la época. Y siguen las bases:

‘Además, cada cantaor debe de completar su actuación con dos cantes a su libre elección.’

¡Pan comido para el maestro!

Cierto que participaron en dicho concurso cantaores de la talla de Juan Varea, Antonio Fernández Díaz “Fosforito”, Antonio Montoya Núñez “Chocolate”, ‘Platerito de Alcalá’ – hubo de buscarlo porque nadie más se atrevió a presentarse- y el ganador, Antonio Mairena. Refiero esto porque considero que todas las Llaves de Oro del Flamenco han sido preparadas para otorgarlas de forma preferencial por un artista. Y, a partir de lo relatado, para que los aficionados y lectores tengan bases para la adecuado comprensión de la entrevista que sigue a Manuel Mairena, continúo con su respuestas a mis preguntas, las cuales son bastantes específicas sobre el aludido concurso.

Después de que me relatara sus giras con elencos flamencos como el de Manuela Vargas, le referí ¡Y Antonio por otro lado del mundo!

- ‘Mi hermano estaba también de giras con el ballet de Antonio Ruíz Soler ‘Antonio el bailarín’. Habiendo estado unos pocos de años con Antonio –entonces yo era muy joven- mi hermano se dio cuenta que su etapa con Antonio se tenía que acabar, como así fue. Por aquél entonces conoció a Ricardo Molina y hablándole de Sevilla, de los cantes de Triana, de Pastora, Tomás… hizo de Ricardo –que era muy amigo de Fosforito- un andaluz asevillanao. Le presentó a Juan Talega, le explicó, le contó… Ricardo, como hombre inteligente y culto se maravilló de lo que mi hermano decía. Y es que Antonio tenía un embrujo que cambiaba a quien él quisiera, lo cambiaba por derecho por la verdad por delante, él nunca engañó. Tú sabes que en el cante jondo, o cante gitano-andaluz hay mucha ‘ojana’, y el buen aficionao del cante gitano-andaluz es el que se da cuenta de donde está y no la ‘ojana’. Y yo creo que también hay que nacer con esa virtud, porque eso no se puede enseñar… ¿Qué tú sepas separar y distinguir el cante gitano-andaluz? Eso es un don que da Dios también al aficionao, no solamente al cantaor que lo canta.’

¿A quién le cantaste en el año sesenta y dos en el concurso de Córdoba?

- ‘Aquello fue el descubrimiento de que yo le cante a Farruco y a Carmen Carrera, y a los dos le premiaron en el baile. A mí no me dejaron entrar en el concurso y además, Antonio no quería pujar con su hermano el más chico e hizo bien. En aquél momento para mí no, pero hizo bien ¿El iba a pujar por la Llave de Oro con un hermano chico suyo? ¡Eso no estaba bien! Así que yo canté ‘pa bailar’ y no canté con el nombre de Manuel Mairena. Después lo tuvo que decir López Murcia por Radio Nacional de España, porque canté tan bien… tan bien… ¡Mira! Hay que decirlo claro. Y lo dijo: ‘Este hombre es hermano de Antonio Mairena. Es Manuel Mairena, no es Manolito Soto… En Córdoba me pusieron Manolito Soto.

¿Por qué lo de Manolito Soto?

- ‘Porque Antonio y Ricardo no querían que hubiera otro Mairena en el concurso. Yo creo que acertaron, porque yo no estaba todavía hecho, no estaba preparao, sabía bastante pero no estaba completamente hecho como cantaor. Hoy si estoy hecho cantaor, aunque en el cante gitano-andaluz no se acaba nunca de aprender. Aprendes una cosa y hay veinticinco mil más que no sabes.’

¿Qué sentiste cuando le dieron la Llave a tu hermano?  

- ‘¡Hombre! Sentí una satisfacción muy grande, como si me la hubieran dao a mí. Igual. Yo siempre he estao muy respaldao por Antonio, aunque con nuestras diferencias y nuestras cosas. A pesar de que la gente quiso que fueran más que menos, nosotros hemos tenido nuestras diferencias, pero estas eran siempre familiares. ¿En el cante…? ¡Ninguna! Nunca dije que jamás cantaría  con Antonio, nunca. A mí me gustan que me digan ‘Cantaor hermano de Antonio Mairena’ Porque yo sé que llegar a donde ha llegao Antonio, con esa cabeza y esa sabiduría… Yo sé positivamente que no. ¡Puede que en un momento… quizá… llegar o mejor… pero en un momento…¿ Después…? ¡No! La constancia y la trayectoria de mi hermano no la puedo superar. Antonio era un hombre mucho más aficionao que yo y más que too el mundo. Antonio se levantaba y se acostaba con el cante. Y yo hay muchas veces que tengo ganas de escuchar cantar y otras que… Antonio no vivió  nada más que para el cante y por el cante. El cante es el que lo mata. Si él no hace ‘El calor de mis recuerdos’… Si no efectúa ese esfuerzo, seguiría viviendo o hubiera vivido unos añitos más. O si no hubiera sido tan ‘jiñón’ y se hubiera operado del corazón… Si él se opera viviría todavía.’

Rafael Valera Espinosa
(crítico flamenco)

No hay comentarios: