viernes, 9 de septiembre de 2016

Por soleá. FLAMENCA RENOVACIÓN GENERACIONAL.

En determinados colectivos flamencos de nuestra Andalucía, y más concretamente en las artísticas y ancestrales comarcas sevillanas y gaditanas, se está incubando el desasosiego de que el “artisteo flamenco” va desapareciendo. Cierto es que, a veces, nosotros también lo pensamos y tememos. La muerte de grandes figuras de nuestro arte amilana a lo más veteranos porque comprueban que sus ídolos, los que vieron formarse en el comienzo de su pubertad, que después ganaron concursos y "famoseo" en su juventud y que, por ultimo, alcanzaron la plenitud cantaora, por lo inexorable del tiempo van dejándonos. “Nos tamos quedando sin cantaores, sin artistas flamencos”, dicen bastantes. Y afortunadamente eso no es así.

Tiene cierta lógica que nos entristezcamos con la pérdida de los amigos cantaores, con las figuras que hemos vivido reuniones de cabales, éxitos festivaleros, conseguimientos de concursos, y expectantes puestas de largo con las ediciones de sus discos o los homenajes ofertados. Sin embargo, el ánimo hay que recuperarlo, tenerlo alto y pleno de ilusiones flamencas, porque la vida continúa y nuestra universal música con sus brillantes representantes también.

Canalejas de Puerto Real
Recuerdo cuando mi padre, Justo Domingo Valera Rodríguez, me miraba de soslayo y, ante mi defensa de artistas como Tomás Pavón y su hermana Pastora Pavón, Mairena, Terremoto de Jerez, Chocolate, Juan Varea o Rafael Romero, me decía: “Esos nos tienen nada que hacer ante Pepe Marchena, Angelillo, Pepe Palanca, El Carbonerillo o Canalejas de Puerto Real...”.

Hasta pasado bastante tiempo de aquellas observaciones paternas, no me había dado cuenta de que –como he intentado explicar en bastantes otras columnas- todo tiene su renovación generacional, y en el flamenco no va a ser diferente. Tras El Mochuelo, Manuel Torre, don Antonio Chacón, El Niño Medina, El Gloria, o Frijones de Jerez (por ceñirnos en los ciclos a los comienzos del siglo XX), aparecieron Tomás Pavón, Manuel Vallejo, Juanito Valderrama y los citados por mi padre. En mí época de frenesí afición destacaron el citado Terremoto, Fosforito, La Paquera, José Menese, Naranjito de Triana, El Lebrijano, Calixto Sánchez, Chano Lobato, Fernanda y Bernarda de Utrera… Posteriormente, lo harían Camarón, Enrique Morente,  Luis de Córdoba, El Cabrero, José Mercé, El Pele…

Quiero especificar con lo referido que el arte flamenco siempre va a tener continuadores en sus tres disciplinas. Y considero que con los avances que se establecen en cada una de las generaciones, nuestra cultura musical tendrá mayor aceptación, diversidad, proyección e internacionalidad. Los gustos pueden que cambien en función de las modas y las trayectorias que se impongan las figuras, mas los aficionados siempre disfrutaran y se emocionaran con viejas grabaciones, como se disfruta con la visión de un Velazquez, Murillo o Rembrandt, o la audición de una obra de Bach o Mozart.

Y los más pesimistas que piensen que en la actualidad tenemos a Mayte Martin, Miguel Poveda, Arcángel, David Palomar, Antonio Reyes, Antonio Agujetas, Marina Heredia, Carmen de la Jara, Manuela Cordero, Miguel de Tena, Estrella Morente… Y sigue con calidad la lista.

Rafael Valera Espinosa

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