lunes, 19 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. MANUEL MAIRENA (y IV).

“NIÑO RICARDO TENIA UNA GUITARRA LARGA Y MUSICAL, MELCHOR MUY GITANA”
   
Portada del disco de Manuel Mairena
Fue muy explicativo Manolo Mairena cuando me refirió la frase de su hermano Antonio: ‘Aunque te bañes en el lago del león, no se te quita la mancha que de mí te salió’.  Cierto que él generalmente tuvo a su hermano como el patriarca cantaor de su casta. Igualmente, he de significar que la casi totalidad de los aficionados también comulgábamos con esa determinada circunstancia. Mas he de señalar que siempre que Manolo Mairena cantaba, casi todos estábamos expectantes en la identificación de su propia personalidad, de su forma de acometer los estilos con la impronta de su hermano Antonio y procurando identificar sus propios aires. Manolo Mairena también aportaba singularidades, con sonoridades de su hermano por la conformación física similar de su órganos canoros –garganta y facultades pulmonares- así como el apego a prestigiar la casta artística con la dificultad que suponía destacar en pocas dosis su aire propio para seguir manteniendo la primacía del mayor, pero argumentando a la vez que él poseía algunas que otras características cantaoras propias.

Todo ello le costó tiempo y sacrificio personal. ¿Quién era el valiente que pudiera osar –no olvidemos su admiración por Antonio- encaramarse casi a la misma altura que el maestro de los Alcores? Además, la eficiente y calidad analítica de los críticos subyugados por la investigación, eminentes formas cantaoras, reivindicativas acciones de encumbrar el flamenco en los merecidos pedestales, y la prestante defensa de la ortodoxia que realizaba Antonio Mairena, suponía una lucha personal y externa para establecer su categoría cantaora. En el Congreso Internacional de Arte Flamenco de Sevilla de 1996, igualmente dialogué con él y le pregunté ¿Qué opinas de la crítica que mi compañero de RNE en Sevilla, Miguel Acal, te ha hecho con el fundamento de que no cantas como debieras y tu hermano te enseñó? Manolo Mairena me contestó que él no se explicaba esa crítica:

- “Yo canto por la Casa de los Mairena y soy fiel -a mi aire- de mi casta cantaora.”

Particularmente, considero que lo de: “No soy un imitador, lo que pasa es que me parezco mucho a Antonio”, explicaba con sinceridad su lugar en el escalafón flamenco.

Manuel Mairena con Melchor de Marchena
Referido mi parecer sobre su respuesta de que no era un imitador, durante la entrevista había una circunstancia que particularmente me llamaba la atención. Y se la pregunté ¿Por qué Antonio grababa con Melchor de Marchena y tú con Manuel Serrapí “Niño Ricardo”?

- ‘Eso no es cierto. Yo también grabé con Melchor y más tarde con su hijo Enrique. Ricardo a mí me ayudó muchísimo, porque Ricardo sabía mucho de cante. El disco que grabé con Ricardo me lo montó él mismo,  e incluso con letras de él. Si Ricardo no se hubiera muerto, yo habría seguido grabando con él, porque sabía montar las letras, Melchor no lo hacía. En aquellos tiempos, para mí, la mejor guitarra era la de Ricardo, sin embargo, la de Melchor no era una gran guitarra pero era la del sonido más gitano que se le puede sacar a las cuerdas. Como le sonaba de gitano a Melchor la guitarra, no le ha sonao a nadie. Y la técnica, la facilidad y lo largo… En la grabación de Antonio “Cien años de cante gitano-andaluz” en la que están los dos, Antonio tiene todos los cantes de Cádiz, Los Puertos, etc., con Ricardo; sin embargo, los de Triana, Alcalá y los suyos, los tiene con Melchor. Están así porque cada toque era el adecuado para unos cantes. Las cantiñas, romeras, siguiriyas de Jerez, Sanlúcar o Los Puertos, todos los tienen con Ricardo… El cante de Alcalá, Triana, Utrera-Lebrija… todo lo tiene con Melchor ¿Por qué? Porque imperaban las convivencias que tuvieron siempre. Ricardo era una guitarra más larga, con más técnica, más musical… la otra, haciendo menos era más gitana. A mi hermano le venía muy bien la guitarra de Melchor, y es que era muy reiterativo en las falsetas y en el acompañamiento, pero como ha tocao Melchor por tangos no ha tocao nadie. La prueba es que también acompañó a Pastora Pavón “Niña de los Peines”.

¿Y Diego el del Gastor?

Manuel Mairena con Diego el del Gastor
- “Diego tenía un toque muy personal y quería poner la guitarra por encima del cante. Era un maestro y tenía una personalidad muy grande. Sin embargo, con Antonio no, porque Antonio era muy técnico y Diego tecnicismo tenía muy poco. Tenía música. De ahí las diferencias que dicen que había entre Diego y Antonio. Diego el del Gastor era un maestro de mucha personalidad.

En 1993 –año de la entrevista- y muerto Antonio Mairena diez años antes resultaba extraño que Manolo no hubiera grabado más discos. Una vez fallecido Antonio, los aficionados teníamos curiosidad y afán por conocer la progresión de Manuel Mairena.

¿Desde cuándo no has grabado?

- Desde hace siete años.

Por esas fechas las nuevas figuras comenzaron a publicar trabajos de corte modernista, nuevos tratamientos de fusión, acercamientos de otras músicas al flamenco… Conociendo su trayectoria la pregunta era obligada: ¿Por qué eres un cantaor clásico?

- “¡No! Lo mismo que Antonio. El “Calor de mis recuerdos” lo hizo él porque no había casas que le pagaran esa grabación después de contactar con varias. En el flamenco hay que pagar para grabar… ¿Porque si yo hiciera unas grabaciones sin cobrarlas, en las cuales la dirección, la forma de estructurarlas y todo fuera mío? ¡Bien! Ahora… ¿Para tener un director que no sabe lo que es una soleá o una siguiriya y encima me dirija? ¡No!

Los hermanos Antonio y Curro Mairena
En el transcurso del diálogo no había sido mencionado su hermano Francisco Cruz García  “Curro Mairena”. Eminente cantaor siguiriyero con prestantes evocaciones de Manuel Torre y otros grandes maestros del estilo. No se había significado mucho en el imaginado duelo creativo y cantaor del clan mairenero. Siempre había optado por quedarse al margen, mas, generalmente era muy apreciado por los aficionados por sus quejíos flamencos en los cantes serios y profundos. Conciliaba su arte cantaor con la subordinada presencia ante sus hermanos, y además se configuró como el sustituto perfecto de su hermano Antonio, cuando el maestro de Mairena no podía asistir a los compromisos establecidos. Tuve la obligación de recordarlo –murió en enero del aludido 1993- y la pregunta fue sincera, a la vez que comedida.

¿Cómo fueron tus relaciones con Curro?

- ¡Como la seda! Mi hermano Curro era como “el Corazón de Jesús”.


Rafael Valera Espinosa

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