lunes, 12 de septiembre de 2016

Memoria flamenca. MANUEL MAIRENA (III)

“NO SOY UN IMITADOR, LO QUE PASA ES QUE ME PAREZCO MUCHO A MI HERMANO ANTONIO.”

Después de explicarnos sus vivencias en el famoso Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, en el que a su hermano Antonio le otorgaron la consabida III Llave de Oro de Cante Flamenco, Manuel Mairena se centró en relatarnos su personal trayectoria flamenca. El quiso igualmente establecer su prestigio cantaor en el siguiente Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba del año 1965. Y por esos derroteros continuó la entrevista que vengo recordando a los lectores, la cual –como ya referí- le efectué en 1993. Y la pregunta no podía ser otra:

¿Qué pasó en el Concurso del sesenta y cinco?
- “Pues que me llevé el premio Tomás Pavón, Menese se llevó el premio Tomás El Nitri, Canalejas "el Juan Breva"… Fue una experiencia que te enseña, porque llevarse en aquella época en Córdoba un premio era importante…”

¿Y ahora?
- “Ahora no lo sé. Yo no me presento a concursos ni a nada. Como te decía, Córdoba ha sío muy protectora… Protegió mucho al mundo del cante y el cante dio bastante prestancia al Concurso. Toda la afición cordobesa es muy de proteger al artista y al cante. Quizá se sepa, porque todo el mundo tiene su verdad, que la afición cordobesa es buena y fácil para el artista. Mi satisfacción fue enorme y más con ganar el premio. Cuando me lo dieron yo no me lo creía.

 ¿Pero tú conociste a Tomás?
- “Conocí a Tomás pero no estuve nunca con él. Fue un día que me llevó mi padre a Sevilla y en la Plaza de la Encarnación estaba Tomás hablando con no sé quién, y mi padre me dice ¡Mira, es Tomás! Fue la única vez que lo vi. Nunca lo escuche cantar en persona.”

¿Y a la Niña de los Peines?
- “A la Niña, si. Pastora me quería mucho y siempre estaba ‘sobrino p’acá y sobrino p’allá…’ Yo paro mucho en lo del Pinto. Hubo una época en que Antonio tenía diferencias con ellos y yo fui el que los puso bien”

¿Recuerdas por qué tenían diferencias?
- “Yo no quiero meter nombres por medio, pero Carmen Amaya preguntó por mi hermano y alguien le dijo… cosas de artisteo. Antonio en aquél tiempo llevaba su carrera muy seria, muy recta. Las diferencias fueron con Pepe Pinto, con Pastora no tuvo nunca nada. Después se hicieron muy amigos otra vez y Pepe le dijo ‘En ti está el futuro del cante… En ti está la continuación’ ¡Pepe y Antonio? Como hermanos. Antonio solo quería estar junto a Pastora y escucharla, pues siempre estaba metío allí tomando copas y hablando con Tomás de Manuel Torre, del Gloria… De pronto se hacía un poquito de compás y a cantar. Recuerdo que mi hermano decía ‘A ver, Pastora ¿tú como haces esto…?’ La afición de Antonio no tenía límites para investigar y para buscar donde lo hubiera.”

¿Tú apuntabas algo en aquellas reuniones?
- ¿Yo? ¡Como iba a cantar en aquellas reuniones! De vergüenza me moría delante de aquellos monstruos. Decían ‘Vamos a escuchar un poquito a Manolito…’ y yo salía huyendo. Por lo único que me atrevía a cantar y ellos me respetaban, tanto Pastora, como Pepe Pinto, Juan Talega… era por saetas. Ahí sí, ‘¡Vaya Manolito! ¡Mira mi hermanillo…!’ Me dieron lo que hay que dar. Yo me sentía muy orgulloso, porque cuando ellos decían que yo sabía cantar por saetas ¡Imagínate! Es que cantar gitano es una cosa, y cantar bien es otra.”

¿Pesa la herencia?
- “Pesa bastante porque yo mismo he querido que pese. Si yo me hubiera tirado por otros derroteros quizás hubiera pesado menos, pero como he cogido el mismo camino, la misma verea que Antonio… entonces pesa. Yo no me he querido apartar y meterme en otra forma de cantar, en otro aire, en otros cantes… ¡No! Yo sigo el mismo derrotero de Antonio aunque sin creer llegar a la meta. Pienso que siempre me faltará algo. Creo que soy un cantaor respetable y no un cantaor vanidoso. ¿Pensar que por ser hermano de Antonio Mairena, lo soy toó? ¡No! Yo tengo mucho que aprender todavía y fíjate la edad que tengo. Mira a la edad que murió Antonio y murió aprendiendo.”

A pesar de todo esto ¿te cuesta trabajo sacar tu personalidad?
- “Más del cincuenta por ciento de los aficionados saben que yo tengo mi propia personalidad; ahora que, en la fuente que bebo es en la de Antonio. Mi garganta tendrá la misma construcción, el eco es muy parecido, la forma de respirar cantando es similar… Yo creo conocer muy bien a mi hermano, imitarlo no. Yo hago los cantes como los siento y como los vivo. Cierto es que escucho la grabación de un disco, otra de otro diferente… Yo no soy un imitador, lo que pasa es que me parezco mucho y eso lo decía él, que por mucho que yo no quisiera parecerme siempre me parecería a él. Me decía ‘Aunque te bañes en el lago del león, no se te quita la mancha que de mí te salió’ Y es verdad, no se me puede ir nunca de la mente, ni del eco, ni del sentimiento, ni de las vivencias.”

¿Intentaba Antonio mediatizarte?
- “Ojalá yo hubiera sido un cantaor de la vanidad y el orgullo de Antonio… ¿Yo…? ¡No! A última hora Antonio sabía quién era y eso le generaba vanidad y con razón. Yo lo que siempre propicié es que la gente conociera a Antonio Mairena. Siempre decliné la responsabilidad en él, ahora la responsabilidad la tengo yo. Actualmente la plana me la tengo que arreglar yo, antes lo tenía él.”

Recuerdo que el 6 de septiembre de 1991, el Excmo. Ayuntamiento de Ecija, por iniciativa del crítico flamenco astigitano Manuel Martín Martín, institucionalizó un reconocimiento a los críticos de este arte más prolíficos en su tarea de Andalucía. Cada uno tuvimos que presentar un artistas en el correspondiente festival flamenco de la ciudad de las torres de Sevilla, y a mí me correspondió hacerlo con Manolo Mairena. No cité para nada a su hermano Antonio; quise resaltar su propia personalidad y su propio arte. Y a fuer de ser sincero, creo que cumplí con la tarea, pues tras mi presentación flamenca, Manolo Mairena me dio un fuerte abrazo, señal –así lo consideré- de que había acertado con sus deseos.   
             Rafael Valera Espinosa


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