martes, 6 de septiembre de 2016

MEMORIA FLAMENCA. MANUEL MAIRENA (I)

“MI HERMANO ANTONIO TENIA CELOS DE MI.”

Manuel Mairena y Rafael Valera
Se celebraba el XXII aniversario de la fundación de la Peña Flamenca de Jaén, el XV de la edición de la revista Candil, y el X de la muerte de Antonio Cruz García “Antonio Mairena”, y los directivos de la entidad y promotores a su vez de la revista, decidimos que Manuel Mairena era el artista flamenco imprescindible –por la determinación de las fechas- para protagonizar el mencionado aniversario de la creación de la entidad cultural flamenca capitalina. Corría la primavera del año 1993 y la entrevista al menor de la casa de Rafael Cruz Vargas era de obligado menester. Existían situaciones anímicas que no eran las más propicias para mantener este diálogo, quizás hasta pudieron resultar contraproducentes por el hecho de cumplirse diez años de la muerte de su hermano Antonio. Mas, esa misma contradicción acarreó un resultado tan loable que me indujo a no sopesar, en futuros encuentros con artistas, cual debe ser el momento idóneo para establecer el contacto.

Ante mi solicitud, ni se mostró huraño ni hubo ningún desplante por su parte, todo lo contrario. Estuvo comedido, amable y sincero, pero triste. No hacía mucho tiempo que su hermano Curro Mairena se había llevado –el 18 de enero de ese 1993- su grito siguiriyero en su alma, y el sentimiento de orfandad imperaba en el ánimo de Manuel. Por otro lado, como he referido anteriormente, el cercano décimo aniversario -5 de septiembre del mismo año- de la muerte de Antonio y la serie de preparativos que se estaban hilvanando para su conmemoración, ahondaban más la pena de nuestro protagonista, pues todo contribuía a que el cantaor se sintiera el último de su casta cantaora. En su posterior recital tras la entrevista, todos los sentimientos se aunaron con su arte para proporcionarnos una auténtica noche de cabales.

Su repertorio, con la guitarra de Antonio Carrión, lo estableció por soleá por bulerías, soleares jerezanas de "El Gloria" y Frijones, de La Andonda, Joaquín el de la Paula, más Frijones y La Andonda, de El Quino y Manuel el Chino. Igualmente, mostró su enjundia por tientos destacando el recuerdo de Rafael Pareja; por tangos de Frijones, Mellizo, Pastora, su hermano Antonio y Fernando El Herrero. En las siguiriyas de acordó de Manuel Molina, Paco La Luz, El Marruro, Francisco La Perla y cabal de Silverio. Se basó en las bulerías por Antonio La Peña, La Sordita, y en su hermano Antonio por romances. Finalizó por tonás de Juanelo de Jerez, Juan El Pelao y Antonio El Baboso, maestro de Tomás Pavón en la debla. Plenitud de flamencura “jonda”.  

Como solía establecer en este tipo de entrevista, la primera pregunta que le hice estaba enfocada a que nos contara sus comienzos cantaores en la fragua de su padre, Rafael Cruz:

- “Mi padre era tal aficionao que generalmente siempre había alguna que otra fiesta en mi casa. Aquello era para vivirlo, porque el flamenco que nosotros hacemos es de convivencia. Después ha habido que ser artista y dedicarse profesionalmente a este arte. En casa era flamenco de familia. Mi padre era tal aficionao que cuando tuvo edad su primer hijo para llevarlo de la mano,  Antonio, se iba con él a escuchar a cantaores como Manuel Torre, El Gloria, los Pavones…” ¿Y qué artistas iban a tu casa? “En Mairena había dos casas. Una era la de Juan Carmelo –que era la más pudiente-, familia de Diego de la Gloria, de Mairena, y de Anselmo, de Ecija… y mi casa. Mi padre le montaba espectáculos a Manuel Torre, y mi padre decía que no tenía ni que cantar, que con el timbre de su voz acababa con too. Mi padre era un hombre inteligente, muy gitano, con sus cosas… muy trabajador, sabiendo leer y escribir perfectamente, con su pequeño capital… que podía, porque todas las familias gitanas no estaban como él. Y claro, los artistas iban por mi casa.”

¿Hubo un hijo predilecto?

- “El predilecto fue Antonio. En las segundas nupcias de mi padre vine yo y Antonio era ya un hombre curtido. Antonio era muy celoso y yo el más chico de la familia, y lo que pasa con los pequeños… Por aquél entonces empiezo a cantiñear y cantar en la fragua por saetas, que es lo primero que se canta en mi pueblo por ser una ciudad muy saetera. Mi padre comienza a escucharme y a llevarme a los sitios de los flamencos. Con trece años conseguí el premio de saetas de la radio en Sevilla. Con toda esta serie de circunstancias, Antonio comienza a tener unos pocos celos porque siempre había sido él el predilecto. Luego surgieron unas diferencias entre mi padre y Antonio, ya que él no había querido que se casara por segunda vez. ¡Ojo! Antonio siempre se llevó magníficamente con mi madre.”

¿Es por esto que te fuiste con Enrique el Cojo?

- “¡No! Lo de Enrique el Cojo surge porque yo iba a la academia, ya que a mí me gustaba mucho el baile también. Iba a lo de Manuela Vargas a verla ensayar en su academia. Entonces en Sevilla se vivía de las fiestas más que hoy; las que organizaban la Duquesa de Alba, el Marqués de Paradas… Enrique me metió con una pareja de baile en la que ella era suiza y él catalán, pero tenían un ‘algo’ y trabajaban mucho. Con ellos estuvieron Pepe el de la Matrona y José Mercé. Cuando Pepe se fue me llamaron a mí y estuve mucho tiempo con ellos… con Susana y José, que así se llamaban. Generalmente donde más actuábamos era en el extranjero. De ahí viene lo de Enrique el Cojo, porque a Enrique le gustaban mucho mis cosas… le gustaba que yo me diera mis vueltecitas. Después vino lo de Manuela Vargas, con la que también estuve unos pocos de años.”

¿Hiciste muchas giras por el extranjero?

- “Más que aquí, en España. Una vez, para lo de la antorcha –consiguió La Antorcha del Cante de Mairena del Alcor en 1965- tuve que venir de Londres. Cuando me llamaron les dije que me tenían que pagar el viaje de ida y vuelta para que pudiera estar en Mairena para lo de la antorcha.”

Durante el resto de la entrevista Manuel Mairena nos relató innumerables cosas y situaciones de su hermano Antonio Mairena, y la curiosa circunstancia de que Manolo estuvo cantando –sin competir- en el famoso Concurso Nacional de Arte Flamenco de 1962, en el que le dieron a su hermano la III Llave de Oro del Cante Flamenco. Parte de todo eso lo narraré en la siguiente entrega.


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