jueves, 13 de septiembre de 2018

Memoria flamenca. MANUEL MORENO JIMÉNEZ ‘MORAO DE JEREZ’ (III).


“‘CARACOL’ ME DIJO QUE CUANDO FUERA MAYOR ME IBA A LLEVAR CON ÉL Y ASÍ FUÉ”.

Después de relatarme sus vivencias con artistas de renombre como ‘Tío Junichi el Manijero’, ‘Tío José de Paula’, el guitarrista Javier Molina, Pastora, Arturo y Tomás Pavón, ‘El Gloria’ y su hermana ‘La Pompi’, Carmen AmayaManuel Moreno Jiménez ‘Manuel Morao’, continuó refiriéndome sus andanzas con muchos otros artistas especialmente significativos de la historia de nuestro arte en Jerez.

¿Y Juanito Mojama? Aquí coincidió plenamente con las declaraciones de Rafael Romero sobre el cantaor de su tierra jerezana.

Manuel Moreno 'Morao de Jerez'
con su cuñado Fernando Fernández 'Terremoto de Jerez'
(foto de archivo de la revista Candil)
-“Se buscaba la vida en el Villa Rosa y era un artista extraordinario. He de decir que ha habido muchos artistas que han cantao muy gitano, tanto como Juanito Mojama, pero más no. De este nivel de gitanería en su cante los habrá habido como él, quizás con más rajo, con la voz más llena… pero no con más gitanería.”
¿Es cierto que no se ha hecho justicia con artistas de la talla de ‘Juanito Mojama’, ‘El Sernita’ o el ‘Juanata de Jerez’?

-“¡Quizás! El comparar a ‘Juanito Mojama’ con ‘El Sernita’, con todos mis respetos, y con ‘El Juanata’, no hay lugar. Ellos cantaban muy bien, sobre todo ‘El Sernita’, pero no tenían el nivel de ‘Mojama’. Es cierto que a Juanito no se le hizo justicia porque fue un hombre muy localista. Él se hizo en Jerez y después se fue a Madrid y allí se quedó, aunque luego volvió a nuestra tierra, pero ya muy mayor y al poco tiempo murió. Pienso que no se le hizo justicia porque en aquél tiempo no había el interés que hay hoy en día por el flamenco, y porque entonces él existía, y cuando se tiene una cosa a mano no se le da el valor que realmente tiene; cuando se tiene al lao no se valora a la persona por su auténtico mérito; cuando la persona desaparece es cuando entonces se vuelcan con él. Y lo mismo sucedió con ‘Tío Cabeza’, al cual tampoco se le ha hecho justicia.”

¿Cómo surge ser miembro del elenco de ‘Manolo Caracol’ y Lola Flores?

-“A ‘Manolo Caracol’ lo conocí siendo yo un chiquillo, porque él venía a Jerez por identificarse mucho con esta tierra. Él conoció aquí a su mujer y tenía muchos amigos porque, entre otras cosas, ‘Caracol’ era un aficionao al cante de Jerez y aprendió muchos cantes en esta tierra. Siempre paraba en casa de un gitano que se llamaba Antonio Gallardo, que era carnicero. A esa casa iba yo muy a menudo y tocaba la guitarra de chiquillo con pantalón corto. Recuerdo que una vez me dijo: ‘Cuando seas un poco mayor te voy a llevar conmigo’. Efectivamente, cuando fui un poco mayor, en el año cuarenta y seis, que fue la primera vez que yo salí del entorno de Andalucía la Baja y me trasladé a Barcelona, fui a trabajar a lo que allí llamaban una ‘casa de vinos’, que era una especie de colmao. Iba con un cuadro de chiquillos artistas de Jerez. La ‘casa de vinos’ se llamaba La Macarena. Por aquél entonces estaba en Barcelona ‘Caracol’ rodando una película, la primera que hicieron ellos que se tituló ‘Embrujo’. Como a casi todos los chiquillos de Jerez que allí estábamos él nos conocía, venía muchas veces al colmao y nos llevaba p’arriba y p’abajo y estábamos toa la noche de juerga. Una de esas noches me dijo que cuando terminara la película, que le quedaba poco, me iba a ir con él a Madrid a trabajar en su espectáculo, el cual se llamó ‘Zambra 46’ y ‘Zambra 47’ porque duró dos años. A partir de aquí, de vez en cuando actuaba con ‘Caracol’. Y pienso que por ser yo muy jovencillo y tocar la guitarra con personalidad distinta, esto llamaba la atención de la gente. En el año cuarenta y ocho volví con ‘Caracol’ y Lola Flores, que fue el último año que estuvieron juntos, y tras su separación, ‘Manolo Caracol’ montó el espectáculo con su hija Luisita.”

Y después con ‘Antonio el Bailarín’…

Antonio el Bailarín con Morao de Jerez y otros artistas
-“Te cuento. Yo estaba en Madrid en Villa Rosa. Estaba el Villa Rosa en la plaza de Santa Ana, que era el colmao, es decir, una especie de venta con reservaos en el centro de Madrid, y la sala de fiesta Villa Rosa, que se inauguró en la Ciudad Lineal, que entonces todo aquello era campo. Don Tomás Pajares, el dueño de Villa Rosa montó la sala de fiestas más importante al aire libre de Europa en aquél año, el 1950. Allí venían atracciones de todo el mundo. En esa época yo me buscaba la vida con ‘Manolo Manzanilla’ y, aunque al Villa Rosa de Santa Ana iban casi todos los artistas que había en Madrid, al de la Ciudad Lineal no subía casi nadie porque don Tomás Pajares quería ahí selecciones, era bastante raro para estas cosas. Los guitarristas que subían eran ‘Perico el del Lunar’, el tío Ramón Montoya que ya estaba un poco mayor, Manolo de Badajoz y Luis Maravilla que entonces iba con Pilar López. De cantaores iban José Cepero y ‘Manolo Manzanilla’, ‘Luis el de las Marianas’, ‘Bernardo el de los Lobitos’ y pocos más.

En ese tiempo yo organicé un grupo con ‘Manolo Manzanilla’ y Rosita Durán. Todo esto fue antes de que se abriera el famoso ‘Zambra’. En ese grupo figuraban también la hija de Andrés Heredia ‘El Bizco de Linares’, que se llamaba Mariquilla Heredia y que se casó con ‘El Pillín’, hermano de ‘La Pillina’. Nos conjuntamos bastante bien y el grupo funcionaba estupendamente. ¡Bueno! Pues con este grupo estuvimos actuando todo el verano en la sala Villa Rosa de la Ciudad Lineal. Cuando se acabó el verano, don Tomás Pajares –porque yo le había caído muy bien- le dijo a ‘Manolo Manzanilla’: ‘Dile a ‘Moraito’ que puede subir aquí siempre que quiera’ En aquél tiempo yo me llamaba ‘Moraito de Jerez’ porque tenía veintiuno o veintidós años. A la Ciudad Lineal subía lo más selecto de Madrid y entre ellos las grandes ‘cocós’, las cuales me reclamaban a mí por aquello de la juventud. Ya en aquellas fechas Antonio Mairena, que había venido de realizar una gira por Europa con Teresa y Luisillo, formaba parte del elenco de ‘Antonio el Bailarín’, y este le dijo a ‘Mairena’ que para su espectáculo necesitaba un guitarrista a pesar de tener tres, es decir, que necesitaba un primer guitarrista. ‘Mairena’ le dijo que él conocía a uno que aunque joven, seguro respondería en el cometido que se le asignara.

Antonio Ruíz Soler ensayaba entonces en la calle Montera, en unos estudios que allí había muy grandes, a los que me llevó ‘Mairena’ para que Antonio me escuchara. Allí mismo me contrató y estuve con él no menos de doce años; luego me fui por otros derroteros y después, en el sesenta y nueve volví con Antonio y estuve otros pocos años.”

Rafael Valera Espinosa
(crítico flamenco y vicepresidente de la
Peña Flamenca de Jaén)

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