ACOMPAÑÉ AL ‘GLORIA’ Y A ‘LA POMPI’ EN LA CASA EN LA QUE VIVIÓ ‘LA PIRIÑACA’
Considero
que la primera entrega de la entrevista realizada en la primavera de
2001 a Manuel Moreno
‘Morao de Jerez’ publicada
la pasada semana quedó un poco en suspense. Aunque no era mi
intención crear expectación, sí que consideré que quizás el
interés por la vida de este gran tocaor de Jerez podría despertarse
entre los lectores y en especial entre los aficionados. Y así
continuó ‘Manuel Morao’ sobre sus años de aprendizaje.
-“Mi
padre le argumentó lo que fuese a ‘Tío
Tati’ y él
le dijo que como tenía amistad con Javier
Molina, que le
iba a hablar de mí. Un día se presentó en mi casa con Javier
Molina y el hombre me estuvo viendo tocar… ¡Tocar el ritmo
que era lo que yo sabía pero con un aire especial! ‘¡Bueno! Que
el niño venga a mi casa que le voy a dar clase’, dijo Javier
Molina. Cosa que hizo durante un par de años y así fue como comencé
a tocar la guitarra. Después yo continué y, aunque al comienzo cogí
la escuela de Javier Molina, a partir de aquí yo cree mi propia
escuela. En unas declaraciones que tiene Javier Molina dice que su
dos alumnos preferidos fueron ‘Currito
el de la Jeroma’
y yo. De esta manera me hice guitarrista creando a partir de Javier
Molina mi propia forma de tocar la guitarra. Hoy en día se dice que
estamos en la época de la evolución y la evolución había que
hacerla entonces.
Antes
se realizaba la evolución que era plasmar tu personalidad sin dejar
la raíz ni dejar los cánones y los decálogos que existían en el
flamenco. Tu creabas así una escuela. Hoy la evolución consiste en
hacer una fusión… no sé… con el jazz o con otro tipo de músicas
que nada tienen que ver con la nuestra y, eso no es evolución para
mí.”
¿Qué
recuerdos guardas de las fiestas en las que participaban artistas de
la talla de ‘Juan
Jambre’ o ‘Tío
José de Paula’?
-“Recuerdo
muchas y buenas cosas. En Jerez había un plantel de artistas
aficionaos –este tipo de artistas ya no existen, pues hoy el que
toca una palma o canta un fandango, lo primero que pone es la mano y
sabe ya el cachet que tiene antes de aprender a cantar- que han
cantao maravillosamente, entre los que se encontraba uno que era tío
de ‘Sernita de
Jerez’ y de
‘Tío
Borrico’. Se
llamaba ‘Tío
Cabeza’ de
apodo y su nombre era Francisco Fernández. También estaba ‘Tío
José de Paula’, que fue un artista amateur, nunca profesional, así
como ‘Perico
el Tito’, que
era el padre de ‘Diamante
Negro’, que
cantaba extraordinariamente bien. Dentro de todo este grupo de
artistas estaban igualmente ‘Tío
Juaniquín y
‘Juan Jambre’,
siendo este último un artista profesional pero localista; es decir,
solo a nivel de Jerez. A todos los he escuchao y he alternao con
ellos, los cuales eran verdaderos creadores flamencos.”
¿Cómo
surge tu acompañamiento a ‘La
Niña de los Peines’?
-“Ese
acompañamiento se realiza durante lo que se conoce como la ‘Opera
Flamenca’ y ‘El Pinto’ comienza con su bar en ‘La Campana’
sevillana. Allí parábamos todos los artistas que participábamos en
los espectáculos de verano que se celebraban en las plazas de toros,
porque estos eran los recintos más idóneos para el flamenco al aire
libre, aunque también se utilizaban los cines de verano. Y parábamos
en el bar porque era donde principalmente se organizaban y
contrataban los espectáculos.
En
una fiesta a la que fui invitada en el bar conocí a Pastora. Porque
en aquél lugar, un día sí y el del medio también, siempre surgía
un motivo para organizar una fiesta, pues, a la tercera copa nos
íbamos al local que debajo del bar tenía ‘El Pinto’. Yo era un
chiquillo entonces, y a pesar de ello les toqué a ‘La Niña’, a
sus hermanos Arturo y Tomás, a Vallejo…
Pero
ahí no se acaban mis andanzas de aquél tiempo en Sevilla, pues en
el Casino de la Exposición pusieron como un colmao en el que actuaba
un cuadro flamenco, y allí acompañé a ‘La
Malena’.
Después, en el primer festival que hicieron al aire libre en
Sevilla, lo celebraron en un cine de verano que había en la calle
donde está La Cruz del Campo, de chiquillo yo actué en él. Luego
hicieron otro en Triana y también actué. Pero todo esto se
desarrolló después de lo que te he contao del bar de ‘El Pinto’.
En ese festival ‘La Malena’ bailó y Mairena
le cantó por alegrías y yo los acompañé.”
Pero
volvamos a Jerez, Manuel ¿Conociste a ‘El
Gloria’ y su hermana
‘La Pompi’?
-“¡Sí! En la calle La
Sangre, en la casa en que vivió ‘La
Piriñaca’
vivía familia de ‘El Gloria’ y ‘La Pompi’, y ellos venían
de vez en cuando ahí. Yo, de chiquillo, me iba a casa con mi padre y
él decía ‘Mira que mi niño va a tocar la guitarra…’ De esta
manera yo les toqué al ‘Gloria’ y a ‘La Pompi’. Más tarde
cuando me fui a Sevilla y ellos trabajaron allí, entablamos relación
por aquello de ser paisanos, y coincidimos en más de una fiesta en
la que los acompañé.”
¿Y
tu relación con Carmen
Amaya?
-“Eso
fue estando yo ya en Madrid. Ella vino de América y yo trabajaba en
el Villa Rosa, época en la que conocí a José
Cepero, a
‘Juanito
Mojama’,
‘Perico el del
Lunar’… Por
medio de ‘Faustino
el Sastre’,
que era el que nos cosía a todos los artistas, el cual le hablaba a
una tía de Carmen Amaya, se organizaban bastantes fiestas en el
Villa Rosa y allí llegaba Carmen y así se entabló nuestra
relación.”
Rafael
Valera Espinosa
(crítico
flamenco y vicepresidente de la
Peña
Flamenca de Jaén)
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