Vuelve el mes de
agosto a evidenciarnos que la vida sigue y que sus jiennenses protagonistas
flamencos van desapareciendo. Si el pasado día 18 se cumplió un año de la
muerte de Rosario López, su querido amigo y prestante aficionado José Solís
Rostaing se ha unido en el más allá con ella dos días antes de este primer
aniversario de su óbito.
José Solís Rostaing (primer presidente de la Peña Flamenca de Jaén) |
Muchos son los recuerdos e importante la tarea que
ambos y sus amigos desarrollaron para institucionalizar la Peña Flamenca de
Jaén desde mediados de los años sesenta hasta la oficialización de la Peña como
tal en 1971, siendo elegido José Solís Rostaing democráticamente por sus
miembros como el primer presidente de la entidad.
Pocos años
después, a finales de 1973 -casi clandestinamente- yo frecuentaba con mi amigo
Ramón Béjar la prestigiosa y tertuliana taberna del cordobés Andrés Molina y su
acogedora esposa y magnifica cocinera –de origen carchelejeño- María González, arropados
por su yerno Luis de la Rosa Galán y su hija Anita, sita en el popular callejón
‘Arco del Consuelo’ una puerta más abajo -hacia la calle Cerón- de la popular y
antigua taberna ‘La Manchega’. Allí conocí, gracias a mi amistad con Fernando
Pérez Mesa ‘Canalejas hijo’, a la élite de los sabios flamencos de aquella
época como Ángel García Cruz, José Solís Rostaing y su esposa Angelines, José
Cruz García ‘Pepe Cruz’, Antonio Altés Sánchez-Rando, Fausto Olivares, Ramón
Porras, Juan Antonio Ibáñez y demás miembros de la tertulia primigenia
fundadora de la Peña Flamenca de Jaén.
Ávido de sus
conocimientos, preguntaba e inquiría sobre nuestro arte y siempre recibía la
información demandaba. A veces, incluso me atrevía a crear polémica sobre el
por qué La Niña de los Peines acaparaba tanto su afición que dejaban al margen
a otros artistas como Juan Talega o Aurelio Sellé, siendo José Solís –como
siempre- el diplomático y sabio catalizador de la respuesta explicativa de que
en el flamenco había y hay preferencias sobre unos u otros artistas en función
de los gustos y sentimientos personales. Esa forma de actuar fue una de sus constantes
principales de José Solís Rostaing, un amigo ecuánime, a veces distante pero
muy cercano, intelectual, serio, y siempre entregado a los demás.
Destacó
profesionalmente en sus diversos cometidos como Jefe de Negociado en la
Delegación Provincial de Trabajo jiennense. Por todas las virtudes citadas fue
elegido como primer Presidente de la Peña Flamenca de Jaén.
Vivió con
intensidad y junto a sus amigos, como Angel García Cruz, su amor por el arte
flamenco y el de toros, desplazándose en numerosas ocasiones para visionar los espectáculos más
importantes de la época como el ‘Potaje de Utrera’ y disfrutar con el arte de
Fernanda de Utrera, el ‘Gazpacho de Morón’ y admirad el toque de ‘Diego el del Gastor’, o
el buen toreo de ‘Curro Romero’ o ‘Rafael de Paula’ en el Puerto de Santa María.
Descanse en paz.
Rafael
Valera Espinosa
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