Rafael Valera, presentando el Festival |
Como en anteriores
ediciones, el Teatro Darymelía se llenó de aficionados para disfrutar del arte
flamenco que ofrecieron los componentes del cartel de esta XXVII edición del
Festival Flamenco ‘Pepe Polluelas’, que patrocina el Excmo. Ayuntamiento de
Jaén y organiza la Peña Flamenca capitalina, en el que figuraban el joven y promesa
futura jiennense de nuestro arte, Darío
Chica; la casi consagrada cantaora de Jerez a sus solo dieciocho años, María Fernández ‘María Terremoto’; la
artista e intelectual flamenca jaenera de nacimiento catalán, Vicky Romero; y el avezado profesional
de origen jerezano Vicente Soto Barea
‘Sordera’, los cuales estuvieron acompañados por las guitarras de ‘Paquillo Cortés’, ‘Nono Jero’, Juan Moreno
y Juan Diego Mateos,
respectivamente.
Con un ambiente
cargado de expectación, Darío Chica comenzó su debut por cantiñas-alegrías de
corte ‘camaronero’ con determinada solvencia y poderío tonal, adecuadas del
necesario compás y con el ritmo pertinente. En las granaínas se ajustó a la
melodiosidad y el melisma del cantaor de San Fernando, con algunas carencias en
la estructura musical del estilo. Sus bulerías las estableció por la misma
línea sonora de los estilos anteriores, mejorando conforme avanzaba en el
desarrollo del cante. Finalizó con fandangos de ‘El Chato Méndez’ con las resonancias antes apuntadas y mucha
entrega y fuerza tonal.
María Fernández
Benítez ‘María Terremoto’ se aposentó con prestante seguridad en el escenario
del Teatro Darymelia para ofertar el justo recital que esperaban los aficionados
presentes para disfrutar de sus esencias flamencas. El mismo lo inició con
entremezcla entre la soleá por bulerías y las bulerías por soleá (las primeras
con un ritmo algo más lento que las segundas, aunque por el mismo compás), con
evocación tonal de ‘La Paquera de Jerez’
en la salida, para seguidamente afianzarse en los ecos y los melismas de su
casta cantaora, concretamente de su abuelo Fernando Fernández Monge ‘Terremoto de Jerez’, en tesituras
‘jonda’ y alta entrega vocal. Las virtudes cantaoras antes referidas las
incrementó en su cante por siguiriyas con una extensa salida que conformó casi
un cante para entremezclar la creatividad de Diego ‘El Marruro’ por los aires de Joaquín ‘Lacherna’, afianzarse en el conocimiento del eco de Tomás ‘El Nitri’, y finalizar con el
inusual cambio de Manuel Torre con
enduendadas evocaciones de su abuelo Fernando. Los tientos-tangos los ejecutó
con acercamientos a su paisano Juanito
‘Mojama’, también a su abuelo y matices de ‘La Paquera’, para derivar a los
tangos, meciendo con flamencura el compás festero, con influencias de Pastora Pavón y precisión esquematizada
del compás del dos por ocho, acercándose después al localismo sevillano y
retomar al final los ecos de ‘La Niña de
los Peines’. Finalizó por bulerías en la línea más representativa de Jerez,
con ritmo, gracias y compás, y algunas influencias camaroneras.
Con el
conocimiento que se establece en una investigadora del cante como es Vicky
Romero, la catalana-jiennense comenzó estableciendo su melodía y melisma
flamenco, a través de la artífice de las malagueñas junto a Juan Breva, Trinidad Navarro Carrillo ‘La Trini’ con adecuada estructura
melismática, enlazando por la ‘jonda’ creatividad por el estilo de Enrique Jiménez ‘El Mellizo’, derivar a
la jabera del barrio de ‘La Triniá’ malagueño, y rematar con el prestante fandango
averdialado del granaíno ‘Frasquito
Yerbabuena’. En sus soleares ofertó el camino que va de Alcalá y Joaquín el de la Paula, con evocaciones
de Fernanda de Utrera con marcado
conocimiento y eco flamenco, al de Utrera por el jerezano Juaniquín asentado en Lebrija y su prestante soleá de remate.
Posteriormente, revalorizó la creatividad de la linarense Carlota Carrillo ‘La Carlotica’, a través de la evocación de su
hijo Gabriel Moreno en compás
reposado. Finalizó por bulerías con certero ritmo, estructurando un acompasado
cuplé por el estilo que enlazó con los aires de Jerez, para volver a la copla
por el compás del tres por cuatro con los matices utreranos.
Cerró el festival con
sabiduría, profesionalidad y duende el jerezano Vicente Soto ‘Sordera hijo’ con
una puesta en escena por los cantes de fragua, con pellizco y enciclopedismo
flamencos por toná y martinete. Sus cantiñas-alegrías fueron estructuradas en
la más pura línea de su tierra con un matiz rítmico sosegado y amplio recuerdo
de los maestros por el estilo. Pero fueron sus siguiriyas las que también
establecieron su casta cantaora rememorando la creatividad de su antecesor Francisco Valencia ‘Paco La Luz’, con
entrega y poderío tonal, para recordar después la creatividad de ‘Tío José de Paula’, y rematar con alta
enjundia a través de la personalidad de Diego
‘El Lebrijano’. Finalizó con extensas bulerías en las que imperaron las
entremezclas de Jerez-Utrera, con acercamiento a Juaniquín, estructura flamenca
festera por el estilo de su padre Manuel
Soto ‘Sordera’, determinadas modernidades como la adaptación de ‘La bien
pagá’ por el compás festero, la popular ‘Tarara’, y un
final al más estilo jerezano.
Resaltar los
acompañamientos de las guitarras de ‘Paquillo Cortés’ a Darío Chica, con estilo
y prestancia singular en sus falsetas; la de ‘Nono Jero’ a ‘María Terremoto’,
con virtuosismo, personalidad, marcadísimo compás y solvencia flamenca; la compenetración
de Juan Moreno con Vicky Romero demostrando sus buenos conocimientos de los
estilos con variaciones creativas y dominio del instrumento; así como el toque de
Juan Diego Mateos a Vicente Soto ‘Sordera’, pleno de musicalidad, ritmo,
trabajo en el traste, y sonoros redondeos en los estilos festeros.
Rafael
Valera Espinosa
Crónica sobre el XXVII Festival Flamenco "Pepe
Polluelas", por #diarioJaen: Voces vestidas de flamenco.
Reportaje fotográfico.
Darío Chica acompañado por Paquillo Cortés |
María Terremoto (foto: Peragón) |
María Terremoto |
Vicky Romero |
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