lunes, 9 de octubre de 2017

Memoria flamenca. INMACULADA AGUILAR BELMENTE. BAILAORA (I).

“PEPE RÍOS ME ENSEÑÓ A SABER LO QUE ES EL FLAMENCO POR DENTRO.”

Inmaculada Aguilar con Rafael Valera (foto: Pepe Pamos)
Tengo amistad con Inmaculada desde mediados de los ochenta, así como con su marido Bernardo Mesa. Mas nuestros encuentros con motivo del XIII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 1992, en los que ambos fuimos compañeros del jurado del mismo, dicha amistad se acrecentó hasta el punto de compartir encuentros y reuniones casi propios de familia. Sus comentarios, enseñanzas y criterios me hicieron comprender más el baile flamenco y asimilar la grandeza de esta disciplina de nuestro arte, la cual engloba la casi totalidad de nuestra universal música. Era, por tanto, menester que toda esa sabiduría también la conocieran los lectores de la revista ‘Candil’, de ahí que propiciara la entrevista que sigue en su tierra natal, concretamente en la bodeguilla del inestimable aficionado cordobés que respondía al nombre de Miguel López, un 15 de junio de 1994.

Esta fue la introducción que hice en su día del referido diálogo:

“La serenidad de su rostro irradia la fina sensibilidad de una mujer que disfruta y se apasiona con su arte. Los firmes rasgos de su mandíbula le declaran una personalidad en constante lucha por la búsqueda de la verdad y del progresivo perfeccionamiento de su baile, con el deseo de proyectar su particular creatividad en el flamenco. Inmaculada Aguilar me mostró su irreductible amor por el flamenco, y me evidenció unas enormes ganas de trabajar en proyectos de envergadura, en los que entraba la formación de su propia compañía. Todo ello se constata en el diálogo que sigue. Y, en el mismo, nuestra protagonista subrayó una rotunda claridad de ideas, a la vez que vertió sustanciosos criterios sobre los conceptos más importantes del baile flamenco.”

¿Cómo se despierta en ti la afición por el baile?
- “Comienzo a bailar con unos tres años, aproximadamente, y lo hago por la danza clásica. A los ocho entro en el Conservatorio y realizo mi carrera de clásico español, en la que una de las vertientes del clásico español era el flamenco. Cuando acabo la carrera llegó a la conclusión de que la disciplina que más me gusta era la del flamenco. Ante esto, le dije a mi padre que me quería ir a Sevilla a estudiar, aunque solo podía ir los sábados porque todavía estaba en el colegio. Mi padre accedió y durante unos ocho años aproximadamente estuve yendo a Sevilla, donde entré en contacto con un mundo que para mí era prácticamente desconocido, pero que poco a poco fue enganchándome, e imagínate hasta qué punto, que desde los dieciocho años estoy metida de lleno en el flamenco, quizá porque tuve la suerte de estar con un maestro, que aparte de darme clases y enseñarme pasos, también me abrió los ojos para que conociera ese mundo, que para mí es muy importante. Así fue como entre en un ambiente que desconocía pero que me engancho rápidamente.”

¿Es necesario aprender solfeo, conjunto coral, ballet clásico, arte dramático, guitarra… para bailar?
- “Pienso que sí hay que estudiar todas esas disciplinas porque una bailaora o bailarina no solo tiene que saber baile, sino todas las materias que tengan que ver con el escenario para perfeccionar su arte, además de perfeccionar su formación. Por tanto, creo que todas estas disciplinas que he estudiado y que sigo estudiando me favorecen a la hora de situarme en el escenario.”

¿No es de extrañar que una bailaora flamenca sea licenciada en historia?
- “Eso no tiene nada que ver con el flamenco ni con la danza. Surgió después de acabar los estudios del colegio y mi padre me dio carta blanca en el sentido de si quería hacer carrera universitaria o no. Consideré que había que seguir y que no merecía la pena cortar. Justamente el mismo año que entré como profesora del Conservatorio de Córdoba me matriculé en historia, de lo cual me alegro cada día más. Aunque no tenga nada que ver una disciplina con la otra, a la hora de enseñar a mis alumnos y conocer al ser humano, la licenciatura me ha ayudado muchísimo.”

He de insistir. ¿No piensas que una intelectual metida a bailaora flamenca en aquellos tiempos parece que no compagina?
-“Es que yo no me considero una intelectual, me considero una persona normal a la que le gusta bastante leer, que le apasiona todo lo que tenga que ver con el ser humano… Es por esto que elegí la carrera de historia, porque es, de alguna manera, la labor del ser humano a través de las distintas épocas históricas. No creo que tenga que estar reñida una cosa con la otra, aunque tradicionalmente así ha sido, ya que el flamenco ha estado arraigado en una parte del pueblo que generalmente no ha tenido posibilidades económicas para estudiar. Sigo insistiendo que en una faceta no es incompatible con la otra aunque así lo parezca.”

Volviendo a tu aprendizaje flamenco ¿por qué elegiste como maestro a Pepe Ríos?
- “Fue un poco por casualidad. Antes había ido a otra academia que no voy a citar y después de estar allí le dije a mi padre que aquello no era flamenco. El me contestó que yo que sabía, si no tenía idea de lo que era el flamenco. Seguí insistiéndole y le dije que lo que yo veía no me gustaba. Entonces seguimos buscando academias en Sevilla y, nada más entrar en la academia de mi maestro Pepe Ríos, a mí me pasó algo curioso, yo sentí algo especial allí. La academia era muy pequeñita y todas las bailaoras eran gitanas, incluidos el guitarrista y mi maestro; yo era la única paya que pisaba allí. Aquello fue como entrar en un mundo que no conoces y gustarte. Yo me dije que eso era lo que estaba buscando y lo que quería hacer.

¡Claro…! Los primeros días fueron dificilísimos para mí porque venía de una disciplina totalmente distinta. Sin embargo, cuando mi maestro me vio me dijo que todo lo que yo tenía aprendido me servía. El argumentó que mi cuerpo lo tenía trabajao, así como que poseía unos conocimientos que otros alumnos no tenían. A pesar de ello tuve que olvidar o desatender muchos de mis conocimientos que con el flamenco nada tenían que ver. Mis primeras clases fueron una toma de contacto con el flamenco hasta que me enamoré de este arte y comencé a querer a mi maestro, porque, aparte de enseñarte lo que es un, dos, tres… me enseñó a cantar, a tocar la guitarra… no sé ni cantar ni tocar la guitarra, pero si supe lo que es el flamenco por dentro.”

Continuará. 

Rafael Valera Espinosa


No hay comentarios: