miércoles, 25 de octubre de 2017

Memoria flamenca. INMACULADA AGUILAR BELMENTE. BAILAORA (III).

“CARMEN AMAYA SUPUSO UNA REVOLUCION EN SU EPOCA   . LAS BAILAORAS SE LO DEBEMOS TODO A ELLA.”

Nos quedamos la semana pasada en como Inmaculada Aguilar nos explicaba sus participaciones en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en las ediciones de los años ochenta, ochenta y tres, y ochenta y seis. Refería que la primera vez lo hizo para conocerlo y adecuarse a las normas del certamen; que la segunda vez el jurado no consideró que nuestra protagonista se alzará con algún premio; y que en la tercera, la del año 1986, concretamente en la XI Edición, si alcanzó el premio deseado. Por ahí continuó nuestro diálogo del 15 de junio de 1984.

¿A qué premios te presentaste?

- “El primer año me presenté a todos. Estaba muy valiente y creo que tenía ignorancia. En el ochenta y tres competí en solo dos premios, el de ‘La Argentinita’ y el de ‘Pastora Imperio’, donde conseguí una mención especial en el de la soleá. En el ochenta y seis volví a presentarme a los mismos premios y alcancé el de ‘La Argentinita’.

¿Has tenido la tentación de volver a concursar?

- ¡No! En absoluto. El conseguir un premio te colma perfectamente tus ansias de triunfo. Yo quería tener la experiencia de ello y el acumular premios no es una obsesión mía. El triunfo del ochenta y seis me abrió suficientemente las puertas; el tener cinco premios nacionales no creo que pese más, y si pesa, para mí no. Yo tengo otra historia montada y no me lo he vuelto a plantear. Creo que tendría más que perder que ganar.”

¿Significa eso que no estás muy de acuerdo con los concursos?

- “Con el único con el que estoy de acuerdo es con el Concurso Nacional de Córdoba, aunque últimamente se están desvirtuando algo las cosas en cuanto al baile. Los concursos siempre son malos, no me gustan. El jurado, por muy bueno que sea, siempre tiene la posibilidad de equivocarse, y entonces entran muchas cosas en juego. Yo he pertenecido a un jurado de sevillanas, que pienso que no tiene mucha importancia y lo he pasado muy mal. Ni había premio para todos, porque lo han podido merecer más de uno, y además me he podido equivocar porque mi subjetividad también entra en juego, lo mismo que la de los demás miembros del jurado. El arte es muy subjetivo y no creo que nadie tenga la suficiente objetividad para decir quién es el bueno o el malo.”

¿Y si el jurado fuera de profesionales?

- “Creo que es importante. Opino que esta circunstancia vendría en beneficio del baile, porque indudablemente el profesional entiende de esto. Tú sabes que del baile no se tienen los mismos conocimientos, en el mundo del flamenco, que de las otras facetas. El baile flamenco se desconoce mucho, y se desconoce desde lo que es una estructura a como se llama un paso, por qué se hace así… Esto pienso que influye a la hora de calificar. Creo que los profesionales deberían estar ahí.”

¿Qué opinas de Carmen Amaya?

- “Le tengo mucho respeto a esa figura. Bien es sabido de todos que Carmen Amaya supuso una revolución en su época. Hasta que no llega ella, la bailaora estaba como en un segundo plano, era una mujer que bailaba mucho de cintura para arriba y prácticamente los pies no existían, y cuando llegó ella lo cambió todo. Pienso que se dijo que la mujer iba a bailar y, gracias a ella hoy se baila de la forma que se hace, aunque ha pasado también bastante tiempo desde ella hasta hoy. Pero prácticamente creo que las bailaoras se lo debemos todo a ella.”

¿Quizás por la revolución que supuso Carmen Amaya, sus detractores la acusaban de tener un baile masculino?

- “Ten en cuenta que en la época en que ella aparece, la mentalidad de los estudiosos y de los aficionados era de que el baile de la mujer no podía salirse de una loseta, y de que prácticamente todo era de cintura para arriba. Cuando aparece Carmen Amaya con unos pantalones y unas botas y comienza a zapatear, arma el auténtico taco. Fue como lo de Isadora Duncan cuando se quitó las zapatillas y exclamó aquello de ‘yo quiero libertad’. Eso mismo pienso que le pasó a Carmen Amaya, que quería bailar con todo su cuerpo, porque para bailar hay que hacerlo con todo el cuerpo.”

¿Y Vicente Escudero?

- “Solo lo he visto bailar en un video. Supongo que marcaría una época. Lo conozco más por libros y por referencias de otras personas. Creo que le dio carácter y elegancia al baile de hombre; sus brazos eran característicos. Cuando lo he visto bailar francamente a mí no me ha gustao, pero comprendo que su época era distinta a la de hoy. Actualmente el hombre baila con todo, no solo con los pies; se le pide que baile con brazos, con cabeza, que gire, que salte… Indudablemente él marcó una época y supongo que gracias a Vicente Escudero muchos otros han marcado una tendencia.”

¿Pilar López?

- “Es una maestra. Pienso que su estilo es el que se baila ahora. Formó a grandes figuras actuales y su impronta está hoy en día de actualidad.”

¿Se baila ahora mejor que antes?

- “¡Distinto! No se baila ni mejor ni peor, se baila diferente. Actualmente, la mujer hace un baile más complicao y volvemos a retomar la figura de Carmen Amaya. La mujer de hoy no solo baila con los brazos; la mujer debe de saber bailar con todo y eso implica dificultad. Igual en el hombre. Yo creo que se ha mejorao en el sentido de desarrollar un baile más complicao y de exigir cada día más.”

¿Crees que el baile flamenco mantendrá una progresión igual a la de la guitarra?

- “Yo pienso que el baile flamenco hace tiempo que está teniendo esa progresión.”

Continuará. 
Rafael Valera Espinosa

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