Cierto
es que bastantes Peñas organizan concursos de cante flamenco con la intención
de que sus asociados, paisanos y simpatizantes puedan disfrutar de recitales, a
la vez que participan del conocimiento de los nuevos valores que se presentan a
este tipo de acontecimientos, generalmente, con la intención de darse a conocer
como futuras figuras de nuestra música. Por tanto, la labor es mutua. Los
primeros consiguen establecer una programación flamenca, y los segundos mostrar
su arte para intentar que el ‘boca a boca’ acreciente el conocimiento de sus
méritos para progresar en el difícil escalafón de nuestro arte.
Expuesto
lo referido todo parece fácil, mas, la tarea no es simple. Los miembros de las
juntas tienen que bregar, luchar y hasta mendigar una mínima ayuda, ya sea como
subvención institucional, de publicidad o de carácter altruista hasta conseguir
la dotación económica para que los premios sean atractivos y alcanzar un buen
número de participantes con calidad que incremente el prestigio del certamen, y
así mantener la vigencia del mismo. La Peña Flamenca “El Puchero” de Bailén
–como otras de la provincia- así lo viene estructurando desde hace varios años.
Camarón (retrato en grafito de Alfonso Ibáñez) |
El
pasado viernes junto con Luis de la Rosa Galán, fui alegre testigo de la cuarta
jornada clasificatoria del V Concurso Flamenco José Antonio Pérez de Castro ‘Barrabas’, de Bailén. Juan
Carmona, antiguo presidente de la entidad, fue el primer participante con la
caña y resonancias de Diego Clavel rematada por la soleá de ‘Machango’;
malagueña y remate por el fandango verdial de Frasquito ‘Yerbabuena’; y tangos
acupletados con salida caracolera, ecos de ‘Chiquitete’, localismo extremeño
por Camarón, y adaptación de un fandango de ‘El Gloria’ al aire de Antonio
Reyes.
El iliturgitano Sebastián Vilches concursó con prestante malagueña de
Enrique ‘El Mellizo’ rematada con verdial de Juan Breva. Los tientos los ofertó
con salida de ‘La Paquera’, letra acupletada, posterior recuerdo de Juanito
‘Mojama’, resonancias de Manolo Vargas ‘Pericón de Cádiz’, y remate por Enrique
Morente. En las cantiñas volvió a centrarse en los clásicos gaditanos. El
mairenero Antonio Ortega comenzó por malagueña de Chacón con inclinaciones
maireneras, ligándola con jabera. La farruca la desarrolló con entremezcla
entre los ecos de Menese y la influencia de Mairena. Sus soleares evocaron a
Joaquín el de la Paula en cadencia reposada, la creatividad de ‘La Serneta’,
también matices de José Yllanda y un final por la de remate del citado ‘El de
la Paula’.
Francisco Heredia, de Linares, abrió con soleá de ‘Pinea de Triana’, ‘Paquirri’
y remate por ‘El Ollero’. Las malagueñas de ‘El Mellizo’ las desarrolló con
entremezcla del eco caracolero y la estructura aureliana. Finalizó con tangos
de Pastora, sones extremeños, Triana y más Pastora. La también linarense Alba
Martos cantó por tientos con aires de Mojama, Pastora Pavón y Estrella Morente.
Prestante en la taranta de ‘El Cojo de Málaga’ y de La con eco flamenco.
Remató por cantiñas-alegrías de Vargas-Aurelio-Pericón.
Virtuosa, prestante y resolutiva la guitarra de ‘El Calao’.
Rafael Valera Espinosa