martes, 15 de noviembre de 2016

Memoria flamenca. JUAN PEÑA FERNÁNDEZ “EL LEBRIJANO” (y V).

“LA NIÑA DE LOS PEINES ERA ENCICLOPÉDICA CANTANDO.”

En esta última parte tratamos el mundo de los artistas preferidos por Juan Peña Fernández. Las preguntas eran obligadamente las mismas. El interés estaba en que los protagonistas del cante flamenco del último tercio del pasado siglo nos significaran sus preferentes grandes maestros de la historia de nuestra música.

Por su relación estrecha con la Niña de los Peines, le requerí su opinión sobre ella.
- “¡Ojú! ¡El sumun! Era enciclopédica, una mujer perfecta cantando. Lo mismo cantaba por siguiriyas que por cartageneras, por bulerías, por tarantas, por malagueñas o saetas.”

¿Y Manuel Torre?
- “No te puedo dar una opinión porque solo he escuchado los discos de pizarra de Manuel y la sonoridad… Dicen que era mejor y yo no lo pongo en duda, pero no puedo entrar a dar una opinión de un señor que yo no he escuchao, y decir lo que de otros me ha llegao no lo considero ético.”

Entonces no te pregunto ni por Chacón ni por Tomás Pavón
- “Tomás sí, porque la obra de Tomás está ahí y bien definida, lo cual no sucede ni con Chacón ni con Manuel Torre. Tomás tiene el ‘Reniego’ –se refiere a la siguiriya que recreó del trianero Tío Manuel ‘Cagancho”- que está ahí y solo dura dos minutos, y en esos dos minutos entiendes tú que ese hombre era un gran artista. Ese cante es una obra tan perfecta, que yo no sé dónde no y dónde sí respira… es una obra perfecta. La obra de Tomás se puede calibrar como antes te he dicho, pero las grabaciones de Manuel no son fiables; no digo que él no cantara bien, digo que los discos no son fiables, y el que diga lo contrario está mintiendo. Ahora, si hablamos por boca de Antonio Mairena, entonces sí. Pienso que esto es muy serio como para que yo pueda opinar sin haber escuchao a Manuel, y menos con el material que tenemos.”

¿Y Joselero?
- “Joselero era un buen artista, pero no a esas alturas, con mis respetos. Hay que decir la verdad, Joselero ha sido un hombre que ha cantao muy bien, pero no a esas alturas.”

Fotografía de Pepe Pamos
A comienzos de la década de los noventa la proliferación de artistas era escasa. El Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba iba consolidando a determinados intérpretes que más tarde adquirirían el estatus de figuras, mas no con la profusión de los tiempos actuales. La pregunta, por tanto, era pertinente.

¿Está estancada la cantera de artistas flamencos?
- “Eso sí que es un problema. Yo pienso que sí, que hay un estancamiento ahora mismo, aunque esto puede ser pasajero. Lo cierto es que veo un momento raro, no aparece gente nueva.”

¿No crees que los vástagos de los clanes flamencos que siempre han aportado figuras se estén inclinando por la heterodoxia?
- “Puede ser que esos vástagos no conozcan la ortodoxia como nosotros lo hemos pensao.”

En aquella época Juan había sacado su trabajo “Tierra” con motivo de la celebración de la Expo 92, el cual recibió algunas críticas no muy favorables, circunstancia que a Juan lo llevó a enclaustrarse una época. Quise saber el por qué de su momentáneo y breve retiro.

¿Tan fuerte es el impacto de la crítica para que un artista sufra una crisis?
- “¡Sí! En mi caso sí. La crítica puede decir lo que crea conveniente, cuando se ajuste a la realidad. No existe crítica cuando te ofenden personalmente; esto a mi me deprime. Tú puedes decir que no te gusto cantando, pero no digas que soy un sinvergüenza, porque eso no es verdad.”

Cambié al tercio de una cuestión que aún en día, tras veinticinco años, considero que mantiene las carencias que no debieran estar continuando.

¿Las instituciones apoyan con suficiente fuerza al flamenco?
- “¡No! Las instituciones tienen que empezar apoyando a las Peñas y cuando realicen esta tarea, ya están apoyando al flamenco. Creo que las Peñas deben hacer un esfuerzo para unirse más y así poder tener fuerza para pedir subvención a quien sea y como sea. De esta manera creo que podrán realizar su semana cultural anual y con eso ganamos todos, gana el aficionado del pueblo, ganan las Peñas y ganamos los artistas. Es lo que comentábamos antes, yo no puedo exigir a la Peña Flamenca de Jaén que me pague un ‘cachet’ porque sé que no hay tantas posibilidades. Si en Andalucía existen cien Peñas y en ellas no pagan la cuarta parte de lo que dan en un festival, ya vas bien y además estás en tu casa.”

Nuestro protagonista –como referí en la primera entrega- había venido a nuestra tierra para actuar en diversos espacios escénicos de la Universidad de Jaén en Úbeda, Linares y la capital, con la guitarra de Enrique de Melchor y la palabra del crítico y estudioso Manuel Martín Martín. Esta misma actividad ya la había realizado en otras universidades andaluzas. Por estos aspectos finalizamos la entrevista.

¿Qué ambiente de aceptación por el flamenco se vive actualmente en la Universidad?
- “Puedo decir que la experiencia que tenemos hasta ahora es fantástica y, además, espero que ésta sea una tarea continuada, que se desarrollen unos cursos anuales. Hay que tener en cuenta que si a nuestros universitarios no le damos a entender lo que es su cultura, se mostrarán distantes. Pienso que es la cosa más importante que se está haciendo desde hace mucho tiempo, el introducir el cante en la Universidad. ¿Por qué? Porque ellos son el futuro.”

¿Tienes algún hijo que continúe la tradición artística?
- “Ni uno. Mis hijos no cantan ni ‘La Tarara’. Yo tampoco sería feliz si algún hijo mío cantara; no es por nada, sino por lo que sufriría. Bastante he sufrió yo. Porque el cante se quiere mucho y cuando ves pocas respuestas de las instituciones, insisto que son las que deben darlas, pues sufres, aunque pienso que existe cierta inquietud para trabajar en este sentido.”

¿Qué proyectos tienes?
- “¡Toos los del mundo!”

Rafael Valera Espinosa

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