jueves, 3 de noviembre de 2016

Crónica flamenca. JOSE ANGEL EXPOSITO GONZALEZ APUNTA MANERAS.

Escuchando a los jóvenes de hoy, los que comienzan, me doy cuenta de que nuestra universal música flamenca sigue manteniendo un desarrollo uniforme en relación con las figuras consagradas desde que se tienen conocimiento del cante. Es decir, los grandes maestros nacidos en el último tercio del siglo XIX –por empezar en ese tramo histórico- don Antonio Chacón, Manuel Torre, Tomás Pavón, La Niña de los Peines, El Gloria, etc., fueron influenciados por otros legendarios creativos como El Fillo, Francisco la Perla, Manuel Molina, Curro Dulce

Los citados primeramente han servido de base a otros excelentes artistas como Antonio Mairena, Manolo Caracol, Rafael Romero “El Gallina”, Canalejas de Puerto Real, Pepe Pinto, El Carbonerillo, etc., y estos a su vez lo han hecho con Chocolate, Fosforito, Lebrijano, Chano Lobato o José Menese, continuando la misma progresión con Camarón, El Pele, José Mercé, Miguel Poveda, Arcángel, etc. Por tanto, como apunto al comienzo, los posibles figuras de mañana se sienten imbuidos por los actuales.

De lo citado tuvimos ejemplo claro el pasado miércoles 18 de mayo de 2016, en la Peña Flamenca de Jaén, con el debutante ubetense -con ascendencias familiares cantaoras como son Francisco Delgado “El Tato” por la paterna, y Paco Sánchez por la materna- José Angel Expósito que, con la guitarra de su paisano José Romero, cerró la celebración del 45 aniversario de la fundación de la misma. 

Comenzó su recital con granaína y posterior granaína grande, con referencias melódicas a la creatividad de don Antonio Chacón. En los cantes mineros se acercó a las formas camaroneras por taranta-taranto de Manuel Torre, en doble letra para, seguidamente, abordar la cartagenera de Chacón, mas también por los ecos del de San Fernando. En las cantiñas-alegrías resonaron matices estructurales de Manolo Vargas, por las tesituras establecidas por José Monje Cruz.


Sin embargo, en su recorrido por las soleares la tendencia la modificó un  poco, pues su inicial ubicación en Alcalá sonó más añeja, en el recuerdo de las del Mellizo nos ofertó evocaciones de Tomás Pavón, para finalizar por Juaniquín de Lebrijano con entremezcla de Mairena y El Lebrijano. Demostró enjundia en las siguiriyas de Manuel Torre,  de Paco La Luz y de Silverio. En los tientos volvió a reiterar sus recuerdos de Camarón, así como en las bulerías y en los fandangos, aunque al final estableció un buen recuerdo de Manuel Vega “El Carbonerillo”.

Rafael Valera Espinosa

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