“HAY QUIEN DICE QUE PASTORA PAVON
ERA DE LUCENA.”
Antonio Ranchal (fotografía de Pepe Pamos) |
Antonio
Ranchal y Alvarez de Sotomayor
no era optimista en aquel comienzo de 1993 por el desarrollo que estaban
tomando los festivales flamencos. A él no le cuadraba mucho la serie de
innovaciones y grandes espectáculos que se estaban montando, aunque no los
criticaba. Era la época en la que “Chiquitete”
flirteaba con arreglos musicales de Paco
Cepero que se inclinaban más por flamenco casi ‘acupletao’ -¿se acuerdan de
aquellos tangos con letra que reiteraba en su estribillo “Te quiero niña te
quiero…”-, lo que produjo su posterior paso a la copla; los montajes de Enrique Morente, las adaptaciones de Juan Peña “El Lebrijano”, la “Leyenda
del tiempo” de Camarón, etc. Tenía
sus miedos ante el olvido que pudiera significar no recordar las raíces del
arte que había aprendido junto a grandes maestros, como Antonio Mairena. La
entrevista la seguí enfocando hacia una evaluación personal de los
acontecimientos artísticos que estábamos viviendo por aquellas fechas.
Le inquirí a que
me explicara si los festivales de esa última época no habían sido positivos
para el flamenco.
- “Llevamos
una época que no han sido positivos. El cante hay que pararse para escucharlo en
silencio… hay que tener una afición muy grande para apreciar lo que es. Muchos
van a los festivales a beber, a distraerse, al palmoteo… No quiero decir que el
fandango sea un cante chico o grande; no considero a los cantes ni chicos ni
grandes, los cantes los hacen los cantaores, y estos nacen y después se hacen,
tienen que aprender. Los que hemos tenido la suerte de aprender donde se sabía
de cante y se escuchaba cante puro, sabemos la garantía que esto supone. Ahora
en los festivales se cantan muchos fandangos.”
Yo conocía su
pasión por el cante cordobés, por el de su tierra, sus cantaores, y por la
figura de Antonio Fernández Díaz
“Fosforito”. Le pedí que me hablara de él.
- “Ha sido un cantaor maravilloso. Todo lo que
ha tocao lo ha hecho con mucha pureza, con énfasis, con los matices y las
cadencias de cada tercio, con sus melismas… Tiene una voz muy flamenca y para
mi gusto es un cantaor maravilloso.”
-
“Cayetano Muriel era un hombre excepcional. Cayetano era una maravilla en todo,
en voz, en estilo… Cayetano era un cantaor general, lo cantaba todo. Sin
embargo, de esos cantes de Córdoba paraos, senequistas, con enjundia, con
seriedad, él tenía algunos; no habría que ir a la fuente de Cayetano para beber
los cantes puros de Córdoba. Se le podían coger algunos, pero no todos.”
¿Conoció a José “El Seco”?
- “¡Sí! Se llamaba José Bedmar Contreras y a
mí me gustaba como cantaba. No lo escuché mucho, lo que sí hacíamos era charlar
juntos. El venía a verme todos los domingos por la mañana para tomar café.
Cambiábamos impresiones y, aunque me preguntaba cosas, yo también le preguntaba
a él. Era un aficionao muy grande, muy bueno… En su época había unos cantaores
muy grandes, y yo creo que él se quedaba un poquito atrás. Hay que reconocer
que en su tiempo estaban Chacón, Juan Breva, La Niña… Tenía la voz muy
flamenca, pero hay que reconocer que aquella época era de cantaores grandes. Y
para todo hay que tener suerte en la vida. Sale un cantaor en una época de
crisis de artistas y arma la revolución, luego te paras a analizarlo y no es lo
que… ¡Pero como sale en ese momento crítico…!”
¿Y a “Navajitas”, lo conoció?
- “¡No! No llegué a conocerle. A quien si he
conocido fue a Pepe Lora, que ha
fallecido recientemente. Era muy puro en su soleá y en las alegrías de Córdoba.
Yo tenía un amigo que fue muy puro también y de quien cogí las alegrías de
Córdoba, que se llamaba Juan Antonio ‘El
Merce’. Le decíamos “El Merce” porque era cojo y se mecía mucho andando, y
en vez de decirle ‘El Mecedora’, le llamábamos ‘El Mercedora’. Juan Antonio era
sobrino del dueño del Hotel Simón de Córdoba y cantaba muy bien las alegrías de
mi tierra. También se las escuché a ‘El
Automoto’, al ‘Carabaña’… Todos
los que había en Córdoba cuando yo fui al servicio militar. Como yo era
pernocta, cuando salía del cuartel me iba a escuchar a todos estos cantaores, y
a ellos le gustaba escucharme a mí porque querían oír los cantes de Lucena. Yo
llevé cantes de Lucena a Córdoba y me traje cantes de Córdoba a Lucena.”
¿En la historia
del flamenco se hace justicia con Córdoba?
-
“¡Rotundamente no! Pero no se hace justicia con Córdoba porque ha sido siempre
una capital muy seria, y, al mismo tiempo muy desidiosa para el tema del cante.
Córdoba no ha tenido bullanguería, y como no ha sido bullanguera y sí ha tenido
prestancia cuando ha llegado la hora de echar los cuatro cantes p’alante, pues
no se ha hecho justicia con Córdoba. Y con los cantes de Córdoba menos todavía.
Córdoba no ha dado tantos cantaores como lo ha hecho Sevilla, pero cuando ha
dao uno ha dao la verdad. Lo mismo ha ocurrió con los toreros, cuando ha dao
uno lo ha dao de veras.”
¿Ha tenido Antonio
Ranchal un ídolo en el flamenco?
Antonio Ranchal junto a los hermanos Canalejas y Vicente Cumbrero |
- “Sí, me han gustao todos y yo no puedo
menospreciar a nadie. Me ha gustao mucho Cayetano
y ‘Fosforito’. No por el mero hecho
de que sean cordobeses, sino porque han sido del estilo que a mí más me ha
llegao. Me ha gustao también ‘Chocolate’,
la Niña de los Peines que la escuché
una vez en persona nada más; recuerdo que estaba muy viejecita, y al salir a
escena la sentaron en un sillón porque creo que ya no podía andar. Hay quien
dice que era de Lucena, y quien lo dice es su marido Pepe Pinto. Existe una dedicatoria de Pepe en la que dice: ‘A Pedro
Lavado, de Lucena, como mi mujer Pastora, de José Pinto’ ¡Qué cosa más curiosa!
Pero eso tiene
pocos visos de realidad…
-
“¡Bueno! La dedicatoria está ahí.”
¿Tiene especial
predilección por algún estilo?
- “Tengo mucha predilección por los cantes de
mi tierra, Lucena, pero la soleá es el cante que más me gusta.”
¿La de Córdoba?
- “Me gustan todas las soleares. La de Córdoba
tiene unos bajos de mucha categoría, y cuando puedo llevarla a feliz término me
encanta cantarla. No es frecuente oírla con pureza.”
Rafael
Valera Espinosa
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