miércoles, 6 de julio de 2016

Por soleá. MANUEL MORENO JIMENEZ “MORAO DE JEREZ”.

El pasado mayo se cumplieron quince años desde que la Peña Flamenca de Jaén le rindiera homenaje a Manuel Moreno Jiménez “Morao de Jerez” con la celebración de la XVI Semana de Estudios Flamencos de la Peña Flamenca de Jaén. Y catorce del debate establecido dentro del jurado del premio “Compás del Cante” de la Fundación Cruzcampo, en el que los criterios flamencos de nuestro representante, Ramón Porras González, hicieron que el veredicto se inclinara hacia la figura del eminente guitarrista. Hace unos días me enteré que en su tierra, a veces tan olvidadiza de sus grandes figuras, le van a reconocer sus méritos artísticos con el ciclo “LA OBRA DEL PATRICARCA MANUEL MORAO”. Encuentro con su conocimiento. Jerez, del 23 al 25 de Junio 2016.
Ya lo expresé en su día. Pocas son las figuras flamencas en vida que acumulan un bagaje artístico tan extenso como el de Manuel Moreno Jiménez “Morao de Jerez”. Incluso me atreví a reafirmar que, en la actualidad, solo él se encuentra en esas condiciones. Es más, pienso que rebuscando entre las figuras desaparecidas de nuestro arte en los dos últimos tercios del siglo XX y lo que va del XXI, época a la que Manuel pertenece por nacimiento y derecho propio, no muchas han tenido un historial profesional tan extenso como el del guitarrista de Jerez.
A sus prometedores inicios de zagal bajo la batuta de Javier Molina, hay que sumar su afianzamiento como guitarrista creativo de una escuela que ha tenido a Jerez y a su personal como bandera, la cual se fue puliendo con perfección junto a grandes figuras como Juan Junquera, Tío José de Paula, Tío Cabeza, Juanichi el Manijero… -no olvidemos que nació en 1929- y que la posterior salida de su ciudad le hace erigirse en perfecto acompañante de resonados nombres como El Gloria, La Pompi, Manolo Caracol, La Niña de los Peines, Pepe Pinto… y más, muchos más hasta llegar a ser el primer guitarrista de “Antonio el Bailarín”, estableciendo aquí una dualidad flamenca con Antonio Mairena, las cual sumada a la perfección bailaora de Antonio, se convirtió en uno de los espectáculos más brillantes de nuestra música.

Manuel ha sabido desarrollar una personalidad que acrisola las enseñanza del mítico Molina, con un sentir netamente jerezano, significativas identidades de un músico que ejerce su sensible, artística y jonda maestría ante las avasalladoras huestes de la fuerza, los interminables picaos y otros aditamentos sonoros en los que anteponen la técnica al sonido “jondo” y a la estética flamenca. Mas, al margen de sus cualidades profesionales, “Morao de Jerez” reúne en su persona el afán por patentizar siempre y bien documentada la tradición oral que se ajusta a lo verdaderamente creado y vivido por los artistas –tanto aficionados como profesionales- de su Jerez de la Frontera, constatando así la auténtica creatividad de las mujeres y hombres jerezanos que han marcado un hito en la historia de nuestra música.
            Enhorabuena amigo y maestro Manuel.

Rafael Valera Espinosa

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