lunes, 4 de julio de 2016

MEMORIA FLAMENCA. Fernanda de Utrera (y III).

"AL ESCUCHAR TOCAR POR SOLEA ME DESCOMPONGO."

Establecida su opinión sobre si antes se cantaba mejor y expresada con rotundidad en el artículo del lunes pasado refiriéndose a los sellos propios de artistas como José Cepero, Antonio el de la Calza, El Sevillano, El Gloria… yo insistí sobre el tema para que Fernanda de Utrera siguiera exponiendo sus criterios, y le argumenté que posiblemente hoy se estudiara más el cante. “¡”Pó” sí! Porque hoy se coge un disco y se aprende cante, pero hay que tener algo aquí (señalándose el corazón), porque el cante no se aprende. Se puede, si quieres  puedes aprender un tercio, un cambio, pero hay que tener algo aquí –vuelve a señalarse el corazón- porque a un cantante de ópera se le educa la voz, se tiene que limitar a una circunstancia vocalistíca… en fin…

Fernanda, ya que estamos hablando del flamenco del flamenco de hoy y has nombrado en varias ocasiones a Caracol y Mairena ¿Se puede hablar de escuelas…?

“¿Qué? ¿Cuál es la escuela de Antonio Mairena? ¡Si no hay más que él, hombre…! Porque su hermano Francisco canta más gitano, pero muy cortito; Manuel canta lo mismo que Antonio y a su vera nada tiene que hacer. Entonces, todavía Caracol, en esa familia de los toreros que ha habido muchos artistas, ha “destacao” como cantaor flamenco. Como digo, en esa familia ha habido muchos artistas como Gabriela Ortega, que ha sido un fenómeno de la poesía… en fin… varios. Pero Mairena no está nada más que él y tampoco tiene “na” suyo. ¿Entonces qué escuela es la de Mairena…? ¡A ver, dime tú! Lo que pasa es que Antonio Mairena es un cantaor científico. Caracol no. Caracol tenía un temple de artista que Mairena no, pero… ¡Fíjate! Yo veo más artista a Caracol  y por otra parte más cantaor a Mairena. Por ejemplo. Tú estás escuchando cantar a Antonio y dices ¡qué bien!, como canta, que bien mide… y sin embargo, el cantaor que te ponía el vello de punta ese era Caracol. Lo que hay que reconocer es que Mairena ha sacado cantes a flote como las tonás, los del Piyayo y los romances

No quise insistir más en un aspecto que Fernanda venia dejando claro. Su pasión por Mairena era mucha, mas no comulgaba con todos los aditamentos que rodeaban a la figura del mairenero. Así que cambié el tercio y le pregunté qué opinaba sobre la masificación en la que estaban inmersos los festivales.

- “Yo creo que en los festivales mandan muchas circunstancias. Un festival con exceso de artistas resulta bastante pesao. Influye también el comportamiento del público y los organizadores. Porque a las cinco de la mañana que terminan muchos festivales como El Potaje, pues no se sale a un escenario con un ambiente propicio para cantá. Se dio un caso en que eran las siete de la mañana y empecé yo a cantá ¿Imagínate? Esto fue en un festival que se hace al lao del puente de Triana.

Yo creo que debe haber una organización que obligue a los artistas a no hacer su actuación larga, porque así se hace pesao para los artistas y para el público. Si tú te tiras hasta las siete de la mañana en un camerino “pa ca y pa ya” ¡Imagínate! Entonces el público, que también está cansao, ni te escucha ni na. Porque el espectáculo debe de ser pa escucharte. Si un artista quiere inspirarse a esas horas, no, que no, que no puede. Otro caso se me dio en Chiclana. Yo fui a cantar y al salir al escenario había unos chiquillos dando porrazos en el tablao… ¡Claro… Yo no me podía concentrar y le dije a mi amigo Paco que me los quitara de ahí. ¡Jesús… Que de chiquillos hay en Chiclana!

¿Qué importancia le das a las letras dentro del flamenco?

- ¡Hombre…! Las letras son casi lo más importante, porque si no dices letras adecuadas ¿Cómo puedes expresar lo que sientes, aunque se pueda expresar el quejio? Porque sin las letras no saben si estás triste por amor, por dinero, o por qué se yo. Mira lo que decía Manuel Torre: “Era un día señalao de Santiago y Santa Ana / Yo le pedí a mi Dios / que le aliviara a la madre de mis entrañas…” Eso son fatigas que él veía en su madre. Se dice, a veces, que los sentimientos que sentía un cantaor al decir una letra que le afectaba, los demás no podemos sentir lo mismo. Y digo yo que sí. Mira, yo tengo un fandango grabao, eso de “a mis niños no me los abandones…” pues desde que murió una hermana mía eso no lo “pueo” ya cantar, porque me acuerdo de mi hermana que dejó a sus hijos solos. Me lo pide la gente y forzá la canto, pero me entra un repeluzno y una descomposición de cuerpo que no pueo, ea, que no puedo… A Bernarda le pasa lo mismo con el romance de la Reina Mercedes. Ella no ha vivido es época, pero cuando dice “Te vas camino del cielo / sin un hijo que te herede…” ella se pone a llorar. ¿Por qué? Pues porque lo vive. Son los sentimientos de cada persona los que se identifican con las letras. Mira, también en Utrera murió una gitana mocita prima de mi madre que le decían “La Tapia”. Antiguamente a esas mujeres las vestían como una novia y dicen que La Serneta la amortajó y, en vez de quedarse con ella en la habitación, se salió a la calle y se cogió a los “yerros” de la ventana de ver aquella muerta y se le vino la inspiración y cantó “Que dolor de La Tapia /tan bonita como era/que se le parecía a la Virgen/de Consolación de Utrera”. También me acuerdo de escuchar a una tía mía que se peleó con un novio: “La sangre me la freíste/como Dios no lo remedie/ andaremos al desquite”.

Al final de la entrevista y como habíamos retomado lo del cante por soleá, volví a preguntarle dónde había aprendido con tanta enjundia el cante por soleá y que  emociones sentía cuando lo cantaba.

- “Ya te he dicho que a mi casa venían todos los espectáculos que llegaban a Utrera. He escuchao a Tomás Pavón, Caracol, Pepe Torres estaba a cada instante también, en fin… Yo he escuchao a mi tío por siguiriyas, a mi gente, pero como dije, con ocho años me cogí a ese palo de la soleá y ahí sigo. Y de las emociones ahora lo voy a hablar, y lo juro por mi madre, que na más escuchar tocar por solea me descompongo”.

Rafael Valera Espinosa
Publicado por Diario IDEAL-Jaén

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