“Las
siguiriyas y soleá de Jerez con muy difíciles y los hacen poca
gente”.
Después
de relatarme las excelencias de artistas como ‘Fernando
Terremoto’, ‘Manuel Torre’, ‘La Niña de los Peines’ y
su hermano Tomás Pavón, don Antonio Chacón, etc., dejando
clarificados sus criterios y ensalzando como a nadie a ‘Manuel
Torre’ especificando, igualmente, lo que fueron ‘Los Jueves
Flamencos’ de Jerez, en los que Manuel Moreno Jiménez ‘Manuel
Morao’, descubrió y catapultó a numerosos artistas, la entrevista
discurrió por el futuro del arte flamenco.
¿Estamos, por tanto, sin futuro?
Manuel Moreno "Morao de Jerez" (fotografía: Gutiérrez y Tamayo) |
¿Sí
hay futuro? Yo creo que sí y la esperanza no se debe perder nunca.
Yo tengo esperanza de que en un momento determinao surjan artistas,
porque ahora –año 2001- surgen grandes y buenos
profesionales, pero artistas nacen muy pocos. Quizá porque estamos
en una época y un sitio en que prevalece la comercialización y hay
que estar pendiente de la técnica y lo que produce esta última.
Pienso que hay artistas frustraos que se preguntan si tienen
capacidad para crear arte de verdad pero que no pueden porque la casa
de discos, el teatro y tal y cual, le exigen que haga lo que se hace
y que además reporte dinero… Deben de tener cierta frustración.
Creo que debe haber alguien que llegue hasta ahí, aunque puedo
equivocarme.
Yo
creía en algunas cosas y me están diciendo que no, que lo que yo
creía no es verdad. Y me pregunto ¿Cómo se puede comparar un
rebujito con un oloroso que ha tenido su amplio proceso de
maduración? Sigo pensando que lo que yo creía y creo es lo que debe
primar en el flamenco.”
Y
después de Los Jueves Flamencos ¿Qué pasó?
-“Pues
que vinieron Los Viernes Flamencos. Ante la evolución de la vida, lo
que era bueno para mí como jueves, día que yo feché para estas
actividades porque nadie ofrecía espectáculo ese día de la semana
como cosa instaurada, pues too el mundo lo hacía el sábado buscando
el éxito de público, día que descarté porque no quería que el
recinto se llenara de gente que en un porcentaje amplio iba a
divertirse y, el aprecio a este arte, que era lo que buscaba, no iba
a tener la acogida que había pensado para la promoción que los
artistas necesitaban, por esto fue el jueves el día elegido para que
asistieran los que verdaderamente estaban interesados. Pero como te
digo, lo que era para bueno como jueves, también lo fue como viernes
porque aunque menos, también era un día quebrao de la semana. Y Los
Viernes Flamencos se vinieron celebrando durante dos años, en vez de
los tres que duraron los Jueves.
Mi
gran satisfacción fue que puse en pie de guerra a una gran baraja de
artistas; unos mejores y otros no tanto, unos con unas condiciones,
otros con otras, pero a todos los puse en el campo, digamos, de la
profesionalidad, siempre aconsejándoles que respetaran nuestras
raíces para que no se perdieran, fin por el cual yo establecía el
sacrificio de mi trabajo. Unos me lo han respetao y otros no.”
"Morao de Jerez" (fotografía de archivo de la revista "Candil") |
¿Se
te han confirmado las expectativas y la ilusión que tú tenías para
que de esa serie de espectáculos promocionadores saliera la figura o
las figuras que continuaran con la tarea de mantener y engrandecer el
flamenco?
-“Yo
te voy a decir una cosa. El que emprende una tarea con una
responsabilidad que se tiene en el subconsciente, de que algo hay que
hacer para de alguna forma preparar el futuro, tenía que admitir a
todos, como así lo hice, y lo que viniera bienvenido era. Trataba de
inculcarle a todos lo que tenía que inculcar, consciente además de
que unos me lo iban a admitir y otros no; y de que unos iban a servir
y otros no. Pienso que la intuición artística siempre la he tenido,
cosa que considero muy difícil. Y esa intuición me llevaba a veces
a tener éxito y otras no. Es como si en una parcela siembras una
misma especie y no todas las semillas llegan a florecer porque
siempre hay algo que malogra a algunas de ellas. Esto era lo que me
pasaba a mí. Yo sabía que la mayoría tenían cualidades, como
sabía que algunos no iban a llegar. Te puedo decir que un porcentaje
del ochenta por ciento son artistas y algunos buenas figuras como
todos sabemos, en las tres disciplinas del flamenco: en el cante, en
el baile y en la guitarra. Y me siento orgulloso de haberlos formado,
de haberlos protegido, y de llevarlos arriba. Esa es la satisfacción.
Luego tengo el gran desengaño de que de ese ochenta por ciento, el
noventa no me lo ha agradecido. ¡Claro…! Yo no lo he hecho para
que me lo agradezcan, sino para agradecérmelo yo mismo, y esa es mi
gran satisfacción. Ellos creen que son figuras por sí mismos.”
Hay
una circunstancia que a mí no me cuadra en Jerez y espero estar
equivocado ¿Con la historia siguiriyera que tu ciudad tiene, por qué
parece que sólo allí hay apasionamiento por las bulerías?
-“Pienso
que no es apasionamiento. Lo que pasa es que la bulería ya no es
bulería. Te voy a decir una cosa, aunque parezca que soy un
presuntuoso, pero creo que hay que decirlo todo. En mi momento yo
hice una gran evolución de la bulería y la puse tan difícil que
entonces por bulerías era muy complicao tocar, cantar y bailar.
Después, para que todo el mundo pudiera participar, han tenido que
ir amoldándola, descafeinándola… quitándole todas las
dificultades y dejándola en lo que la han convertido. Yo la
evolucioné respetando las raíces y la tradición con un aporte
personal.
Por
otro lado, hay que reconocer que los cantes por siguiriyas de Jerez
son muy difíciles y los hacen poca gente, así como los cantes por
soleá. Como la bulería la han puesto muy fácil y la hace too el
mundo, pues por esto es por lo que tiene tanta fama ahora.
Manuel Morao, El Chaqueta y Fernando Terremoto |
En
función de las presiones de las casas discográficas y otros
estamentos culturales ¿los artistas flamencos tienen suficiente
libertad?
-“Los
artistas somos liberales y, si además es honrao, lo es más. Si un
artista está condicionado por contratos o alguna otra circunstancia,
su propia iniciativa creadora queda mermada. Por eso te dije que
‘Terremoto’ fue un artista liberal, no anárquico, pero si
creativo y personal. Por eso nunca sacrificó su arte, aunque como
ser humana tenía que vivir y por tanto ganar dinero. Nunca pagó esa
factura, quizá porque su mentalidad no lo aceptaba, o bien porque él
fue honrao consigo mismo, o porque no concebía el cante de otra
manera. Es la auténtica libertad que debe tener un artista.”.
Rafael
Valera Espinosa
(crítico
flamenco y vicepresidente de la
Peña
Flamenca de Jaén)
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