jueves, 2 de noviembre de 2017

Memoria flamenca. INMACULADA AGUILAR BELMENTE. BAILAORA (IV).

“EL CAJÓN ¿PARA QUÉ?, PARA ESO ESTÁN LOS PIES DE LA QUE BAILA O EL QUE BAILA.”

Después de conocer las opiniones de Inmaculada Aguilar sobre las consideradas tres grandes figuras del baile del siglo XX, Vicente Escudero, Carmen Amaya y Pilar López, nuestra conversación de junio del 94 se estructuró en conocer cuál era su opinión sobre las influencias del baile flamenco en aquéllos tiempos de preponderancia de festivales, concursos y pocas actuaciones flamencas en teatros y aforos selectos. Además, gracias al Concurso Nacional de Córdoba y a la Bienal de Sevilla, se intuía que el baile iba tomando más relevancia de la que hasta ese tiempo tuvo después de los cafés-cantantes y los tablaos flamencos.

¿En los festivales flamencos se aprecia el baile lo mismo que el cante?

- “¡Desde luego que no! Además, estoy en contra del baile en los festivales. Tú sabes que se comenta o dicen que la guinda del festival es el baile ¿Pero qué guinda? Para mí tan profesional es un bailaor como un cantaor. Cuando una bailaora o un bailaor están dispuestos a subirse a un escenario es porque hay muchas horas de trabajo detrás, muchas horas de estudio que nadie conoce. Supongo que un cantaor también llevará sus horas de trabajo y estudio, pero es distinto. Nosotros, ahora mismo, somos considerados un poco la Cenicienta del flamenco. Por otra parte, he de decir que los aficionados que asisten a los festivales, cuando aparece el cuadro de baile en el escenario, muchos se levantan y se van a la barra, esto supone un esfuerzo desmesurado en el artista porque tiene la necesidad de centrar al mayor número posible de aficionados en el interés por su baile, y nunca con bulla, que es lo que parece que quieren algunos. Al artista le gusta y siente la necesidad de bailar una soleá o una siguiriya, que posiblemente sea lo que demande el nivel del festival. Tienes que luchar con muchas cosas en contra, como los escenarios que nunca están en condiciones, la megafonía te la encuentras en situación similar, y qué decir de las luces…”

¿Salen figuras?

- “Si que salen figuras; pero aparte de eso es que existe un trabajo interno que no se ve, y que va a proporcionar que el día de mañana haya un buen plantel de figuras de baile. Creo que hay gente muy buena bailando hoy en día. Lo que sucede es que no se crean oportunidades para que todos ellos se conozcan; en ese sentido estamos un poco estancaos en dar a conocer valores nuevos. Las otras facetas del flamenco tienen, en cuanto a promoción y popularidad mucho más fácil el asunto.”

¿Qué piensas de los nuevos instrumentos que se están incorporando en el acompañamiento al baile flamenco como el cajón, la flauta, los violines…?

- “Que no me gustan. También te digo que si el trabajo está hecho con gusto… A mí el instrumento que menos me molesta es la flauta. El cajón ¿para qué?, para eso están los pies de la que baila o del que baila, además están las palmas, que para mí es lo más flamenco. Quizás en la parte del baile en el que no existe el cante, la flauta suavice un poco ese pasaje. Insisto en que la flauta es el instrumento que menos me molesta, pero tampoco es una cuestión que me apasione.”

¿No existe en la juventud actual del baile flamenco determinado academicismo y cierta falta de gracia natural?

- “Yo te puedo hablar de mi experiencia y de la de mis alumnos. Indudablemente, un artista se hace en un escenario, a base de pisar muchas tablas, de equivocarte muchas veces, de que el público en bastantes momentos no te haga mucho caso, de que en ocasiones tengas algún fracaso… A través de toda esta experiencia el artista se hace; desde luego que tienes que nacer con algo propio. Recuerdo que en mis comienzos bailaba como una autómata, pero el haber seguido pisando un escenario, de sufrir equivocaciones, de haber seguido viendo y estudiando el baile, eso me ha servido para que hoy en día haya superado muchas cosas que en mi época anterior prácticamente eran como una barrera bastante difícil de salvar.”

Después de Pepe Ríos ¿ha existido algún otro maestro?

- “Sí que los ha habido. Por ejemplo Mario Maya, ‘La Tati’, Paco Fernández, Merche Esmeralda, ‘Josele’, ‘Manolete’, ‘El Güito’… He tenido la suerte de que todos ellos hayan sido mis maestros. Pero he de insistir en que por encima de todos está Pepe Ríos, no en el aspecto de ser mejor, sino en el aspecto del cariño. Por otro lado, Pepe fue el primero que me dio el empuje y me dijo: “Inma, esto va por aquí. Ahora aprende con quien tú consideres”.

¿Ha habido alguna figura del baile por la cual hayas sentido una especial predilección?

Inmaculada Aguilar en la Peña Flamenca de Jaén
(foto: Pepe Pamos)
- “En cuanto a hombres te puedo nombrar a Mario Maya, ‘Manolete’, ‘El Güito, Javier Latorre, a veces Joaquín Cortés, Antonio Gades, ‘El Mistela’… En cuanto a mujeres y por la época en que yo empezaba, me gustaba enormemente Manuela Carrasco, era mi ídolo. También Sara Lezama, porque en aquella época bailaba mucho flamenco. Recuerdo que me hicieron por entonces una entrevista y entre otras cosas yo dije que me gustaría ser la mezcla de las dos, porque una tenía la fuerza y la otra la técnica y la disciplina. También admiro a Matilde Coral, Cristina Hoyos, ‘La Yerbabuena… A mucha gente que está trabajando muy bien.”

Para la próxima y última entrega he dejado los aspectos más íntimos que me relató en relación con el flamenco, los cuales Inmaculada Aguilar me fue contando con fases muy emotivas y que muy pocos conocen como sus giras con José Monje Cruz ‘Camarón de la Isla’, o los veinte minutos de aplausos que recibió tras su actuación en uno de los Festivales de Aviñón.

Rafael Valera Espinosa

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