miércoles, 1 de marzo de 2017

Memoria flamenca. MANUEL LLERENA “EL CHATO DE LA ISLA” (y III).

“YO ESCUCHÉ AL LOCO DE “MACANDÉ” EN EL MANICOMIO DE CÁDIZ.”

Manuel Llerena Ramos “El Chato de la Isla”, al igual que otros muchos interpretes flamencos, pasó casi toda su vida artística en Madrid como hemos podido comprobar en las dos entregas anteriores.  Cierto que el trabajo de los muchos tablaos flamencos del Madrid de aquella época era fijo. Mas, esto suponía y supone desconocimiento de su arte por las nuevas generaciones de aficionados andaluces que  no constataban su categoría profesional en nuestra tierra, aunque en los tiempos actuales las nuevas tecnologías y las redes están contribuyendo al conocimiento de las familias flamencas andaluzas y extremeñas en Madrid. Sin embargo, toda esta serie de clanes flamencos, “Los Sordera”, “Los Guadiana”, “Los Habichuela”… etc., si no son contratados en festivales veraniegos en nuestra Comunidad Autónoma, poco desarrollo artístico tienen en Andalucía. Y por estos derroteros continuó la entrevista.

P: ¿El vivir en Madrid no te ha restado contrataciones para los festivales o para recitales en peñas andaluzas?

R: “¡No! No lo creo. No lo creo porque como hay tantos adelantos, está el teléfono y demás… –no olvidemos la que entrevista la realicé el 16 de marzo de 1990- Pero eso depende del Sr. Pulpón. Cuando el Sr. Pulpón le da por uno y ponerlo rico, lo pone y cuando le da por dejar en un rincón… lo deja. Yo digo las cosas como las siento. Yo, muy poquito… ¡ojo! muy poquito tengo que agradecerle al Sr. Pulpón. Digo la verdad y además me encanta que se entere.

Desde los primeros festivales flamencos de programación asidua que se establecieron a partir del comienzo de los años setenta, y muy concretamente tras el advenimiento de la democracia, Jesús Antonio Pulpón Gonzalez, hasta el año 1993, fecha de su fallecimiento, consiguió ser el representante artístico de los flamencos más influyente de su época, hasta el punto de que muchas Peñas e instituciones dejaban la organización de los festivales y espectáculos a su criterio personal. De ahí la influencia que refiere por aquél tiempo “El Chato de la Isla”.

P: ¿Cómo está el cante en la actualidad? ¿Cómo se canta ahora? ¿Qué diferencia existe con el cante de épocas pasadas?

R: “Eso de que se canta ahora peor que antes y antes se cantaba mejor que en épocas anteriores… Todo eso huelga. El que canta bien, canta, cantaba y cantará siempre. Y ahora salen unos muchachos… ¡Ahí tienes a Camarón…! ¿A ver si se puede cantar mejor que canta ese muchacho? Y este es de ahora. Los de antes, y me meto yo también… ¿a ver si pueden cantar como canta Camarón? ¡Nadie! Eso son cosas que Dios da de siglo en siglo. Desde que era chiquitito cantaba bien. Desde que tenía seis o siete añitos, ya cantaba que quitaba el sentío, remedaba a todos los artistas y bien.”

He referido en muchas ocasiones que Aurelio Sellé Nondedeú fue el transmisor de la escuela de Enrique Jiménez “El Mellizo” para la mayoría de los cantaores que progresaron a partir del segundo tercio del siglo pasado, de ahí la importancia de que otro gaditano como “El Chato de la Isla” nos comentara su parecer.  

P: ¿Qué opinión tiene de Aurelio Sellé?

R: “Aurelio, que cantaba muy bien la malagueña de Enrique El Mellizo… Porque yo no he escuchao al Mellizo, he escuchao a Aurelio. El noventa y nueve por ciento de los cantaores cantamos la malagueña del Mellizo de Aurelio. También cantaba por siguiriyas o soleá, pero su fuerte era la malagueña y las alegrías.”

P: ¿Y Pericón?

R: “Pericón de Cádiz también era un peazo de artista que cantaba muy requetebién la malagueña, la soleá, por bulerías, por alegrías… Yo hice grabaciones con él y, por cierto, aquél día cogimos la más grande del mundo. Estábamos grabando con Félix de Utrera y pusieron encima de la mesa una botella de güisqui. Y entre Pericón y yo nos tomamos la botella. No habíamos ni siquiera empezao a grabar, estábamos allí esperando a comenzar… y seguidamente nos tomamos otra botella de güisqui los cuatro o cinco que éramos. Cogimos una ‘tajá’ que grabamos que quitaba el sentío. Yo no he cantao mejor que ese día y estaba totalmente ciego.”

P: ¿Hay algún estilo por el que sientas especial predilección?

R: “Yo no. A mí me gustan toos. ¡Eso es otra cosa…! Que si el fandango es un cante chico… Que si la soleá es un cante grande… Toó lo que sea bueno y esté bien cantao es bueno, ni es grande ni chico, es bueno. No sé qué tiene la gente… ¿Qué si el fandango es cante, que no es cante ‘jondo’…  ¿Pero que ‘jondo’ ni ‘jondo’…? ¿Estamos en un pozo? Si cantar bien por fandangos es cantar bien por siguiriyas, por soleá o por malagueñas.”

Yo, que he tenio el gusto de escuchar a uno que cantaba por fandangos… Y como cantaba. Se llamaba “Macandé”, y de esto hace ya muchísimos años. Lo escuché en el manicomio de Cádiz y me llevó el difunto de Caracol… ¡Pues no cantaba bien por fandangos, ese…! ¿Cómo cantaba por fandangos el tio? ¿Y los fandangos de Caracol…? ¿Y los fandangos del Gloria…? ¿Y el fandango del Sevillano…? ¿O el del Carbonerillo…?”

P: ¿Está todo inventando en el flamenco?

R: “Pues sí que está toó inventao en el flamenco ¿Qué se puede inventar ya en el flamenco? Con las cosas que están saliendo… Al contrario, lo que están es perjudicando con las zambombas, los cajones, los tambores y esas tonterías que están sacando. Están perjudicando al flamenco auténtico. A mí no me va ese soniquete. Si a los demás les va y ganan dinero con eso… ¿Bendito sea su corazón!

P: ¿Qué opinas de la labor de las Peñas?

R: “Esa labor que están haciendo las Peñas me parece maravilloso. Si no fuera por la labor de las Peñas, el noventa y nueve por ciento de nosotros, los artistas, estaríamos en Agromán.”


Rafael Valera Espinosa

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