domingo, 26 de marzo de 2017

Por soleá. ¿Modernismos flamencos?

Me cuesta trabajo asimilar los barbarismos sobre nuestro idioma con los que nos bombardean diariamente. Que los programas de tv se llamen ‘Late Motiv’, ‘First Dates’, ‘Master Chef’, ‘La Voz Kids’, ‘Gold Talen, ‘Likes’, Latin Fit’, y el profesor o entrenador ‘coach’, humilla. Y sobre los anuncios de perfumes ¡apaga y vámonos! Es como si no tuviera el idioma español los suficientes vocablos para expresar la sensualidad, la seducción, el amor, el atractivo… siendo el más rico y diverso de todos. El asunto comenzó con la aceptación del anglicismo ‘futbol’ y el español se está quedando en ‘outside, perdón ‘fuera de juego’

En el flamenco está pasando igualmente. No tan descarado porque hay que incluir el vocablo ‘flamenco’, pero casi. Ya lo he referido en muchas ocasiones y nuevamente lo reitero. Los especialistas en marketing saben lo rentable que es la palabra “flamenco” por el prestigio universal que posee. Por tanto, añadir la misma a cualquier otro vocablo que suene bien y moderno es rentabilidad segura, y solo basta que haya una “sonanta”, un “quejío”, algunos melismas flamencos, o ciertos compases en el tres por cuatro. Con estos elementos nacen “flamenco-fusión”, “new-flamenco”, mestizaje flamenco”, “flamenco-jazz”, “rock-flamenco”, “flamenco-salsa”… y no sé cuántas denominaciones más. Y lo cierto es que todas resultan innovadoras, divertidas y agradables al oído, musicalmente elaboradas, exitosas y atractivas para la juventud, lo cual conlleva que ésta, principal receptorade movimientos musicales, se acerquen al flamenco en sí.

Todos los intentos de mezclar el flamenco con otras culturas ajenas no son nuevos. En 1923, Ramón Montoya fue acompañado por el saxo de F. Vílchez –estableciendo éste su sonido como si fuera la voz del cantaor- en media granaína, fandangos, peteneras y milongas, curiosamente todos estilos libres de compás. Más tarde La Niña de los Peines recogería el huapango“Cielito lindo” y lo metió por bulerías. Igualmente es conocida esta última faceta cantaora en Canalejas, Vallejo, Carmen Amaya, etc., para adaptar copla, tango, bolero, y lo que quisieran.

El flamenco es una cultura musical que absorbe cualquier otra, mas no puede ser absorbido por ninguna. Ya lo demostró Miles Davis en 1967 con su obra “Sketches o Spain” cuando quiso acercarse a ella. O Morente y “El Lebrijano” con los músicos andalusíes; ellos cantan flamenco, y los marroquíes su música, por mucho que se asemeje el ritmo, el compás y las entonaciones melismáticas. Cuando “Chano Lobato” canta “Volver” por bulerías, introduce en su personal arte el tango argentino y lo saca flamenco; similar situación a la inversa no su puede producir, pues ¿alguien se puede imaginar los tangos de Pastora “Al Gurugú” sonando con música tanguera? ¿A pesar de sus andanzas con Larry Coryell o Al Di Meola, la guitarra de Paco de Lucia suena a rock o jazz? ¿El piano de Chick Corea tiene las resonancias del de Pepe Romero o Arturo Pavón? El flamenco suena a flamenco y lo demás a sus músicas. El flamenco absorbe pero no puede ser absorbido.

Rafael Valera Espinosa

No hay comentarios: