Establecido mi
criterio anterior –el cual puede ser equivoco, en función de razones de peso a
establecer con solvencia- de los
criterios de concesión de reconocimientos por el Gobierno Autónomo de Andalucía
de turno sobre los ilustres nacidos en nuestra tierra, y centrándome en la
reivindicación de los artífices del arte flamenco –cometido por el cual suelo
escribir esta columna-, no tengo más remedio que reivindicar a los que han
propiciado que esta universal cultura haya sido denominada por la UNESCO como
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, entre otros aspectos porque la
valoración de nuestra cultura musical está siendo mínima. Si esta coyuntura se
hubiese propiciado en Japón, Finlandia, Italia, Alemania, Francia, Estados
Unidos, o Suecia… ¿qué hubiera sucedido? ¿Cuál habría sido su dotación
económica para un mayor desarrollo? Porque el conocimiento bien que está
sustentado a nivel mundial gracias a la labor de los artistas. ¿Nos podemos
preguntar que hubieran hecho los catalanes si el flamenco fuera autóctono de su
comunidad?
Como cité en la
columna anterior ‘La curiosidad mata’. Y efectuada la mía sobre los hijos
predilectos de Andalucía, que no melladas, particularmente vuelvo a sentirme
decepcionado. El gran Antonio Mairena
fue elegido en 1983 (año de inicio de las distinciones) junto a Rafael Alberti,
Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Andrés Segovia, y Ramón Carande. Comprobados
y aceptados los méritos de los posteriores hijos predilectos, hasta 1990 no se
vuelve a reconocer a otra flamenca como hija predilecta de Andalucía, como fue Dolores Jiménez Alcántara “Niña de la
Puebla”. Y a fuer de ser sincero ¿por qué? ¿Por los muchos años de artista
-fue reconocida con 81 años- o porque había creado una escuela flamenca seguida
solo por su familia? La cual considero artística, singular y enjundiosa.
![]() |
Manolo Sanlúcar |
Lo que me ha
llamado la atención es que después de 27 años –que no son pocos- no se haya
nombrado a otro Hijo Predilecto de Andalucía que haya sido o sea flamenco. La
mejor proyección de eso que están denominando, alabando, cuidando y extendiendo
como “Marca España” en el mundo… el mayor porcentaje lo viene estableciendo el
arte flamenco. Y más aún. Los que estamos obligados por nacencia, afición y
orgullo en que esta defensa se lleve a cabo, somos los más abúlicos en la
tarea. Y me explico. Que no andaluces –nunca dejaré de reconocer sus méritos-
como la madrileña madre del rey emérito Juan Carlos I (mejor que el
reconocimiento se lo hubieran dado a su hijo); que el vallisoletano arzobispo
de Sevilla Carlos Amigo Vallejo; la madrileña Duquesa de Alba; la nuera de
Pablo Picasso, Christine Ruíz-Picasso; el portugués José Saramago; también el
barcelonés Federico Mayor Zaragoza: el juez madrileño Augusto Méndez de Lugo: o
la también madrileña galerista ‘Juana de Aizpuro’, estén reconocidos como tales
Hijos Predilectos de Andalucía no me cuadra, existiendo
personales artistas como ‘Fosforito’, Manolo Sanlúcar, o Matilde Coral,
aunque fueron premiados con medallas.
Vivir para ver.
Rafael
Valera Espinosa
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