Es
plena la satisfacción cuando se lee: “El Instituto Cervantes se
inaugura en Nueva York”; “La casa natal de Goya en Fuendetodos se
convierte en museo”; “La casa museo de García Lorca en Fuente
Vaqueros incrementa las visitas de turistas.”; “El
Museo
Sorolla está
situado en la misma casa en la que habitó el Pintor
Joaquín Sorolla
con su familia en Madrid.”;
“El
Ayuntamiento compró en 1962 la Casa
Museo Manuel de Falla,
donde residió el compositor”; “La
Casa-Museo Salvador Dalí era una pequeña casa de pescadores en
Portlligal, provincia
de Gerona”; “La
Casa-Museo de Lope de Vega se encuentra en el número 11 de la
calle Cervantes de
Madrid.”; o “La
Casa-Museo Benlliure acoge la colección de la familia.”

¿Qué
pasará? Pues, lo más probable es que nos quedemos sin la gran
cantidad de tesoros artísticos que el maestro de Los Alcores tenía
depositados en la misma, visionados y admirados por Manuel Urbano
Pérez Ortega y yo mismo, cuando en la primavera de 1982 le realizamos la
entrevista para el número 23 de Candil,
ejemplar monográfico sobre su persona. Qué se pierda parte de la
memoria flamenca de uno de los grandes maestros cantaores de la
historia de nuestra universal música. Y qué solo unos pocos
añoremos su voz llamando a su hermana Rosario, o explicándonos su
pasión por la vida artística de Tomás ‘El Nitri’.
Una
vez más se demuestra el desinterés por nuestra cultura musical.
Cualquier dotado en las diferentes ramas de la cultura tiene su
reconocimiento ¡Los flamencos no! Siempre surgen las preguntas ¿Qué
han hecho la Consejería de Cultura y su Instituto Andaluz de
Flamenco? ¿Cómo se han movido los ayuntamientos de Sevilla o
Mairena del Alcor? ¿Y el Área de Cultura de la Diputación
Provincial Sevillana? ¿Dónde han andado las Obras
Sociales-Culturales de las entidades bancarias sevillanas?
Estoy por
asegurar que el precio de la casa de ‘Antonio Mairena’ -312.000
euros- se hubiera abonado con creces en una subasta por una batuta de
Manuel de Falla, un libreto inédito de García Lorca, un mínimo
boceto de Picasso, o una columna de mármol o alabastro para la
Mezquita de Córdoba.
Así, el flamenco nunca alcanzará su estatus.
Rafael
Valera Espinosa
(crítico
flamenco y vicepresidente de la
Peña
Flamenca de Jaén)
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