
Los dos primeros -Ramón y Juan Antonio-
por sus conocimientos históricos, teóricos y poéticos de nuestra
cultura andaluza y flamenca. Los artistas por saber llevar el mensaje
festero y de hermandad de estas fechas, a través de las mejores
entonaciones que el arte andaluz utiliza para disfrute de los
aficionados y público en general.
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Gerardo Fuentes durante el Pregón navideño 2017 |
Gerardo Fuentes recoge la distinción de manos del Presidente de la Peña Flamenca de Jaén, Rafael Valera |
Remarcó los personalismos más sobresalientes de esta modalidad como ‘El Niño Gloria’, Pastora Pavón ‘Niña de los Peines’, el jerezano Manuel Torre con sus populares campanilleros, ‘Canalejas de Puerto Real’, el iliturgitano Rafael Romero, o nuestra paisana Rosario López, la primera artista en grabar una antología del villancico flamenco.
La parte musical-cantaora la inició
Eduardo Martínez Redondo ‘Niño Jorge’, el cual comenzó
su oferta flamenca con el conocido villancico de Andújar que
institucionalizara Rafael Romero y popularizara Rosario López, con
poderío tonal y singularidades propias. Por alegrías resaltó el
relato religioso-musical que se establece en los villancicos de
Carchelejo (Jaén) con alusión a la Concepción de María, al
solemne anuncio del sacerdote en la ‘misa del gallo’ del
nacimiento de Jesús, y a la Epifanía de Jesucristo, todo efectuado
con adecuado ritmo y prestante compás del tres por cuatro, y
estructura armónica en consonancia con las letras. Por campanilleros
ofertó acertado homenaje a José Menese en el cante, y a
Moreno Galván en las letras, siempre con la base del creativo
Manuel Torre. El cuarto villancico fue un conglomerado de
conocimiento con reminiscencias populares de Menese con matices de
‘El Gloria’ por cadencias de bulerías, para evocar los sones de
Rafael Romero y cierto aligeramiento del ritmo para agrandar la
personalidad de ‘Chano Lobato’, derivando a los ritmos de
Jerez y rememorar a ‘Caracol’ por fandangos a través del
estilo ‘bulearero’, estableciendo en su final homenaje al poeta
pegalajeño Francisco Almagro.
Fiel a su línea, la también jiennense
Carmen Gersol rescató la impronta y la alta tonalidad de su
admirado José Menese por campanilleros. Varió de inclinaciones
flamencas para centrarse en el popular villancico de Torredelcampo
que, en su tiempo, ensalzara su amiga Rosario López, establecida su
interpretación con poderío cantaor y amplio conocimiento de la
musicalidad del mismo. Recordó al utrerano Enrique Montoya en
su tercera puesta en escena, ajustándose a la línea algo cupletera
del mismo, dejando constancia de que su impronta flamenca luce más
que la coplera. En las bulerías estableció mucha fuerza y entrega
tonal, lo cual la preparó para retomar un villancico final con mucho
asomo a los campanilleros, estilo este que se adapta mejor a sus
condiciones cantaoras.
Profesionales, solventes y virtuosas las
guitarras de Antonio Gómez y José Rojo, avezados
intérpretes en estos menesteres, ofertando siempre el tono adecuado,
sus falsetas de evocadoras figuras históricas de la guitarra, así
como singularidades personales que complementaron con prestancia el
arte de sus acompañados.
Rafael
Valera Espinosa
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