“GANAR EL CONCURSO
DE MAIRENA EN AQUEL TIEMPO ERO LO MAXIMO.”
Además, ‘Diego
Clavel’ arrastraba la merecida aureola de ser el máximo reivindicador de los
cantes por siguiriyas en el época, especialmente por haber reincorporado al
repertorio cantaor el cambio del jerezano Manuel
Molina, que tras las interpretaciones de Rafael Ramos Antúnez ‘Niño Gloria’, Manuel Vallejo y Antonio
Mairena, llevaba bastante tiempo en el olvido de los artistas flamencos. La
tarde del referido 25 de abril, en la casa del buen amigo y mejor aficionado, Joaquín Sánchez Martínez, la entrevista
sirvió para que Diego se sincerara y estableciera –a sus treinta y cinco años-
sus reivindicaciones flamencas.
Pregunta:
¿De dónde viene
tu afición flamenca? ¿Han existido antecedentes cantaores en tu familia?
Respuesta:
“¡No¡ Yo no tengo ningún antecedente
cantaor en mi familia. Siempre digo que la raíz cantaora de mi casa la he
iniciado yo. Mi madre, eso sí, cantaba, pero cantaba como cualquier persona. Si
quieres te digo más, en mi pueblo, en La Puebla de Cazalla no ha habio
cantaores de renombre, sin olvidarnos de ‘La
Niña de La Puebla’. Se habla de un tal Gallardo…
que dicen que cantaba mu bien. Yo lo conocí, pero era cuando no estaba
interesado por el cante, ni ná… porque yo era muy joven.
Te
puedo decir que me inicié formando parte de un grupo de campanilleros, en el
que yo hacía los solos. ¡Oye!¡ ¡Sabes! En La Puebla siempre hubo grupos de
campanilleros que cantaban mu requetebién. Bueno, pues en ese grupo se vio que
yo destacaba un poquito porque –la verdad- se nace con el cante, que este no se
aprende, se aprenden los estilos y los palos, pero el cante no se aprende, se
nace con él dentro.”
Diego Clavel y Pedro Peña en el recital realizado el abril de 1981 en la antigua sede de la Peña Flamenca de Jaén, hoy Salón Mudéjar del Palacio de Cultura del Ayuntamiento de Jaén |
Respuesta:
“¡Bueno…!
Antes de presentarme en Mairena ya me había presentao a otros de por la parte
de Córdoba. Al primer concurso que fui fue a uno de Cabra, que me tuvieron que
arrastrar mis hermanos, porque yo he sio siempre mu corto de espíritu…
¡cortísimo! Por eso nunca he querío dedicarme al cante, y esto te lo puedes
creer. ¡Mira! ¡Si yo hubiese sido un buen albañil…!
¡Cuanto me hubiera gustao y cuanto daría por ser un buen albañil! Lo que pasa
es que era un albañil mu malo, mu torpe… ¡Vamos…! Que aquello no me entraba a
mí en la cabeza. Si hubiese sio al revés, yo sería hoy un buen albañil en vez
de un cantaor. Nunca he querio dedicarme a esto, pero hoy me entrego al cante
con toa la fuerza de mi alma y mis entrañas. El caso es que mis hermanos se
compraron un R-8 pa llevarme y traerme…
Volviendo
a lo de Cabra, me hicieron una prueba y me seleccionaron para la final. Yo me
ilusioné un poquito porque me dieron el tercer premio, aunque, la verdad, hubo
protestas favorables a mí porque consideraban que debía haber quedado en mejor
lugar. Total, que aquello me gustó ya un poquito, aunque todavía tenían mis
hermanos que seguir arrastrándome. Por eso, volví otro año a Cabra pero no me
seleccionaron para la final. Fíjate lo que son las cosas, pues ese mismo año me
presente en Mairena al grupo de siguiriyas y martinetes y me llevé el premio.
En aquellos años ganar el concurso de Mairena del Alcor era lo máximo para un
aficionao; prueba de ello es que de allí salió Camarón de la Isla, José Menese… ¡Vamos…! Que ha salio mu buena
gente de allí. El año que yo gané (1970), Calixto
Sánchez ganó el premio por malagueñas.
Me contaría después
sus vivencias en Madrid en casa de Pepe Menese, las letras reivindicativas que
le compuso Caballero Bonald, sus
divergencias con la crítica flamenca, la popularidad que le acarreó sus
interpretaciones del cambio por siguiriyas del jerezano Manuel Molina, las orientaciones que establecían las casa
grabadoras, y muchos más criterios sobre al arte flamenco.
Rafael
Valera Espinosa