lunes, 10 de octubre de 2016

Memoria flamenca. PACO TORONJO (II)

“YO NO HE CONOCIO A ‘LA CONEJILLA’”.

Francisco Gómez Arreciado “Paco Toronjo”, con la guitarra de José Sousa, cantó en la Peña Flamenca de Jaén el 31 de enero de 1987 veintiséis fandangos de Huelva y una malagueña. En los primeros cantó por los localismos de Huelva, de Santa Eulalia, de Alosno incluidos los valientes, a la vez que engrandeció personalismos como los de Antonio Rengel, El Acalmao, Juan Rebollo, Marcos Jiménez, Bartolo el de la Tomasa, y los de su  personal aire. En la malagueña evocó al creativo gaditano Francisco Antonio Enrique Jiménez Fernández “Enrique el Mellizo”. De varios de estos personajes estuvimos hablando con el ilustre cantaor de Alosno en la segunda parte de la entrevista del citado 31 de enero.

En un momento de la charla no quise abordar de lleno cómo Paco había establecido una especial forma de hacer los fandangos de su tierra. Por aquella época había intérpretes populares que recordaban a los más significativos cantaores y, por ahí le fui sacando ciertos criterios interesantes a tener en cuenta sobre los fandangos de Huelva.

¿Por qué en estos últimos tiempos cantaores de renombre y mucha popularidad están incrementando la interpretación de los fandangos de Huelva por los aires de José Rebollo?
- ‘Rebollo tenía un fandango que yo hago a mi manera, y hay un cantaor que no es de Huelva, que es un gran amigo mío, que es ‘El Cabrero’, que después de no ser de Huelva no lo hace mal… ¡Pero, amigo mío! Lo ha cogió too de aquí –se señala él- , de los discos, de las cosas… pero se defiende’

¿Se acuerdan los cantaores de hoy en día al cantar por Huelva de artistas añejos como Rebollo, Pérez de Guzmán…?
- ‘El fandango de Pérez de Guzmán no es de Huelva, es amalagueñao, es abandolao, lleva el ritmo de verdial, aunque lo tengo yo grabao a mi manera, pero lleva el ritmo de verdial y lo influye; es un fandango más. Pérez de Guzmán estuvo mucho tiempo en Málaga, escuchó mucho al Cojo de Málaga e hizo un fandango a su manera, pero que es verdial.’

¿Si tuvieras que salvar un fandango salvarías solo el de Alosno?
- ‘¡No! Es muy difícil. Alosno solo tiene dieciséis tipos de fandangos; luego vienen los pueblos… Está el de Rengel, el de Rebollo; Paco Isidro no, Paco Isidro lo hacía bien, pero no me llegó nunca. Rengel y Rebollo solo hicieron un par de discos; los dos están en un mismo disco y no me quedo satisfecho cuando los escucho. Luego he escuchao a Rengel en persona y eso era otra cosa, pero el disco no; no sé si sería porque era discos de pizarra que luego los han sacao en casette –era la época de este formato-. Pasa lo mismo con ‘El Carbonerillo’, que por cierto casi toos los fandangos que hacia tenían el ritmo de Huelva, y fíjate que nació en La Macarena, pues toos los fandangos que hacía tenían ritmo de Huelva… ¡Ojo! Tocándole Ricardo’ Se refería a Manuel Serrapí Sánchez ‘Niño Ricardo’.

Como en el mensaje subliminal de sus declaraciones imperaba su ego creativo, quise entresacarle si había conocido algún cantaor profesional o aficionado que le hubiera gustado y así lo siguiera estableciendo.

¿Ha habido en tu tierra cantaores aficionados que te hayan llegado de verdad?
- ‘¡No¡ Porque en Alosno desde luego ha habio gente, pero luego no se dedicaban a eso. Los mineros… Marcos Jiménez que era abogado, o Manolillo el Calmao. Eran los que cantaban cuando se tomaban seis o siete copas de aguardiente o cuando se metían en fiesta y ya no cantaban otra vez hasta que no se terciaba. ¡Vamos, que no se dedicaban a eso! Cantaban a su forma pero no eran profesionales. También estaban el de Bartolo, el de la Matea… Eran toos aficionados del pueblo.

No quedándome muy satisfecho con sus declaraciones, insistí: ¿Y en tu juventud había alguien con garra?
- ‘Desde mi juventud hasta ahora no he escuchao gente con garra. Eran mayores todos. Marcos Jiménez hace ya un montón de años que murió; Bartolo igual; el de la Matea igual; Juan María igual… Esa gente si vivieran tendrían ya más de cien años.’

Y seguí reiterando mi curiosidad por si saltaba algún nombre. ¿María ‘La Conejilla’ quién era? - ‘¡Mira! Yo tengo cincuenta años y yo no la he conocío. La gente dice fandangos de ‘La Conejilla’ y yo me criao en el Alosno, nacío en el Alosno… ¡Fíjate! Me he llevao treinta años en el Alosno hasta que me fui a vivir a Madrid, tengo dos hijos madrileños y me he venío pa mi tierra, porque estaba ya hasta las narices de Madrid, pero a ‘La Conejilla’ no la he conoció.’

Tras esta última firme aseveración, con la cual pienso que quiso establecer su primacía cantaora por Huelva, retomé el dialogo hacia su vida profesional.

¿Cómo has desarrollado tu vida artística en Madrid?
- ¡Muy bien! Terminé una tourné con Juanito Valderrama y me quedé a grabar un disco con Hispavox. Entonces pasamos por el tablao de ‘Las Brujas’ y no sé quien estaba allí de Huelva que habló con el dueño de la sala ¡Mira que van a salir y tal…! Entonces iba conmigo este que ha grabao el último disco conmigo, Juan Díaz, que también de Alosno, y es un hombre que tampoco se dedica por completo a esto. Entonces salimos mi hermano y yoy al escucharnos nos dijeron que si queríamos seguir allí. Total que seguimos y me llevé a mi familia a Madrid. Luego estuve en cuatro o cinco tablaos, aunque yo venía toos los años a mi tierra, al Rocío, a la feria de Sevilla, o alguna cosa particular. Después he estao dieciséis años en el tablao ‘Las Cuevas de Nemesio’, que está en la Cava Alta; el primer tablao que yo pisé en Madrid, que por cierto, me llevó Pulpón… todavía estaba ese guitarrista célebre que salió con nosotros, ‘El Pinche’, que tocaba con las cuerdas metálicas que tienen un sonido diferente a todos y, además, con las cuerdas esas no puede tocar nadie. Yo no sé como ese hombre aguantó una feria de Sevilla sin echarse na en los deos ni na, pero tenía un aire distinto.

¿Cómo se vive el flamenco en Madrid?
- ‘Pues mira… yo caí muy bien en Madrid, porque a la gente le gustaba y estaba acostumbrá al fandanguillo y, cuando escucharon el fandango se dijeron que este no era el fandanguillo, era distinto. Se vive muy bien, muy bien…’ Continuará.

Rafael Valera Espinosa

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