miércoles, 19 de octubre de 2016

Crítica del XXVI Festival Flamenco "Pepe Polluelas".

PELLIZCO Y ENJUNDIA ARTISTICA EN EL XXVI FESTIVAL FLAMENCO 
“PEPE POLLUELAS”.

La Feria y Fiestas de San Lucas -las que institucionalizara el Condestable Lucas de Iranzo para celebrar su onomástica-, desde el año 1975, ha venido contando con un prestigioso festival flamenco. Famoso en función del conocimiento sobre este arte que los aficionados jiennenses generalmente han venido demostrando. El Ayuntamiento capitalino siempre ha incentivado la iniciativa con su patrocinio, a la vez que ha correspondido con el loable trabajo de su Concejalía de Cultura y Festejos, con sus incentivadores concejales a la cabeza. El XXVI Festival Flamenco “Pepe Polluelas” de este año ha contribuido a superar la cuarentena de estos esenciales espectáculos, los cuales contribuyen a mediatizar a la población en el interés por esta universal cultura musical andaluza.

El acontecimiento artístico se celebró el sábado, 15 de octubre, con la puesta en escena de un cartel en el que rezaban artistas de prestigio –quizás no tan mediáticos para el público como su arte merece- los cuales demostraron conocimiento, entrega, poderío tonal y poseer las suficientes tablas para enaltecer al numeroso público que les escuchó con entusiasmo.

La terna la abrió el joven iliturgitano Sebastián Vilches, con la guitarra de su paisano Antonio Gómez, y las palmas de Richard Gutiérrez y Alberto Rodríguez, con unos iniciales tientos-tangos en los que mostró su influencias de los matices gaditanos en los primeros, y resonancias festeras de La Niña de los Peines en los segundos, con determinada prestancia. Sus soleares por bulerías acrecentaron la preponderancia actual que las mismas tienen de la escuela jerezana, efectuadas con buen compás y acusado ritmo. Mas, como suele acontecer, su pellizco y enjundia cantaora las mostró por siguiriyas de Tomás El Nitri, “jonda” evocación de Diego El Marruro, y un valiente cambio de Manuel Molina al que ha de aportar melisma al final. En las bulerías volvió a ubicarse en Jerez, con matices de Los Agujetas y certero ritmo, para finalizar por fandangos, con recreación personal por Manuel Torre a través de El Carbonerillo.

Manuela Cordero reiteró una vez más su amplio conocimiento de los estilos con tangos iniciados por copla flamenca y posterior derivación a los aires de Antonia Pozo y la creatividad de Pastora Pavón. Por cantiñas ofertó su enamoramiento de los ecos de Manolo Vargas, aires de Pericón de Cádiz, con resonancias camaroneras y singularidad personal, para derivar a las de Córdoba, con sosegado compás. Se centró en Alcalá por soleares y recuerdos de Joaquín el de la Paula, a través de la escuela de Juan Talega, posteriores tonos de Fernanda de Utrera, con enjundia flamenca y prestante remate por Juaniquín de Lebrija. Las bulerías las trató con impronta festera homenajeando a Manuel Mancheño “Turronero”, así como adecuada adaptación de la copla flamenca por el estilo. Finalizó con fandangos de El Pichichi, aires de Huelva evocativos de Paco Isidro y matiz “atoronjao”, también por Alosno, y un entregado remate por José Rebollo.

"Niño Jorge" acompañado por Antonio Gómez
(foto: Alfonso Ibáñez)
En cuanto a Eduardo Martínez “Niño Jorge”, significar su poderío tonal y buen compás por cantiñas-alegrías con certeros recuerdos de Chano Lobato. Melisma y conocimiento estableció en su malagueña de La Trini, en el fandango-verdial de El Cojo de Huelva y la rondeña. Amplio fue su recorrido por soleá, estableciendo conocimiento y diversidad estilística, con  recuerdos de Pepe el de la Matrona, José Yllanda, Rosalía de Triana, más Yllanda y un remate por Cádiz. Por fandangos, igualmente, ofertó conocimiento y poderío flamenco con aires de El Carbonerillo, Rafael Ramos “El Gloria” o José Rebollo entre otros. Finalizó con acertadas, rítmicas y festeras bulerías, donde su admiración por Chano Lobato lo estableció en la adaptación del tango argentino por el estilo, coplas-boleros, y un acompasado final por Cádiz con evocaciones de Canalejas de Puerto Real.

Cerró la noche flamenca el pacense Miguel de Tena, con unas marianas que nos recordó a José Menese, mas con la dulzura musical que estableciera el maestro Bernardo el de los Lobitos. En las soleares nos ofertó los matices apolaos de Triana, así como la particular forma que Antonio Mairena estableció por las conocidas como de Charamusco. A través de los tangos,  se acercó al comienzo a Juanito Mojama, para derivar hacia Cádiz por Pericón, recordar el hibrido aire de Rafael Flores “El Piyayo”, para rematar en Granada y resaltar la personal forma de Morente por el estilo. Enalteció al público con granaína y recuerdos de Manuel Vallejo –a veces con excesivo melisma- y media granaína. En las bulerías, reiteró su enamoramiento de los ecos de Vallejo, y finalizó con fandangos de El Pichichi, Canalejas de Puerto Real y Porrina de Badajoz.

Maestros y artistas de la guitarra volvieron a ser Antonio Carrión y Antonio Gómez, con falsetas personales, dominio del traste, adecuado trabajo en la prima, y una perfecta sincronización para resaltar el arte de sus acompañados.
Rafael Valera Espinosa



- Tientos-tangos interpretados por Miguel de Tena y Antonio Carrión en el XXVI Festival Flamenco "Pepe Polluelas"http://youtu.be/IXyBDdcpIwQ

"Manuela Cordero se centró en Alcalá por soleares y recuerdos de Joaquín el de la Paula, a través de la escuela de Juan Talega, posteriores tonos de Fernanda de Utrera, con enjundia flamenca y prestante remate por Juaniquín de Lebrija" (Rafael Valera Espinosa) https://www.facebook.com/peniaflamenca.blogspot.com.es/posts/1119849348129318

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