lunes, 17 de octubre de 2016

Memoria flamenca. JUAN PEÑA FERNANDEZ “EL LEBRIJANO” (I)

“CON QUINCE AÑOS IBA TOCANDO LA GUITARRA A ‘LA PAQUERA’”.

Leovigildo Aguilar, Vicente Barranco,
Juan Peña "Lebrijano" y esposa y Rafael Valera
(foto. Pepe Pamos)
La entrevista realizada a Juan de la Santísima Trinidad Peña Fernández “El Lebrijano”, la efectué en el otoño de 1993, una vez iniciado el curso universitario. Vino a nuestra tierra con el guitarrista Enrique de Melchor y el crítico, escritor e investigador astigitano Manuel Martín Martín, para desarrollar el proyecto establecido por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía denominado “Flamenco en la Universidad. Una encrucijada de caminos.” apuesta ésta que se elaboró para intentar la máxima aceptación en nuestra Comunidad Autónoma de la Universal Cultura Flamenca en el ámbito universitario. Las cuatro sesiones-ponencias literarias-musicales se desarrollaron dos en Jaén, Linares y Úbeda. El cuartel general lo establecieron en nuestra capital y los contactos fueron asiduos, festivos, muy dialogantes y tabernarios. Nuestro fraternal entendimiento ya se había establecido en numerosas ocasiones, y muchas de ellas con el apoyo de su prestante reivindicador y guitarrista hermano Pedro Peña. La entrevista se cuajó a los postres de una amigable y relajada comida en el antiguo “Mesón Vicente” ubicado entre la calle Maestra y la del Arco de “El Consuelo”.

Particularmente, considero que todo el diálogo fue interesante, evocador de viejos tiempos de vida flamenca, clara defensa de sus rebuscadas formas de concebir nuestro arte con múltiples enfoques de fusión, modernismos e investigación sobre el posible origen de su etnía y, cómo no, la importante –casi total para él- aportación de los gitanos al arte flamenco. Todo lo referido en segundo lugar estaba establecido por su trayectoria artística, la de un cantaor consagrado por sus numerosos trabajos discográficos de notoria popularidad: El Lebrijano con la colaboración especial de Paco de Lucía, 1970. La palabra de Dios a un Gitano, 1972, Persecución, 1976. Ven y sígueme, 1982 Rocío Jurado y el guitarrista Manolo Sanlúcar "Encuentros (álbum) (aún no redactado)">Encuentros, 1985 con la Orquesta Andalusí de Tánger y Paco Cepero a la guitarra, o Tierra, 1992, dedicado al quinto centenario del descubrimiento de América, con letras de Manuel Caballero Bonald Y como premisa establecida por Candil, lo primero sus relatos sobre los comienzos artísticos: 


Y como premisa establecida por Candil, lo primero sus relatos sobre los comienzos artísticos: 
- “Comienzo a cantar desde pequeñito. Mi madre –La Perrata de Utrera- decía que iba por la calle como un loco, siempre cantando. ¡Y escucha que curiosidad…! Yo empecé en el mundo de los artistas como guitarrista. Con quince años y teniendo como compañero a Paco Cepero… Iba tocándole a “La Paquera” y estuve con ella un par de años. La verdad es que siempre he cantao y en aquellos tiempos “La Paquera” me obligaba a dejar la guitarra y a que cantara. A los diecisiete años -1958-  me fui a Sevilla a un tablao que había abierto “Gitanillo de Triana” que se llamaba “El Duende”, y de este Duende sevillano pasé al de Madrid donde actuaba como primera figura la eminente bailaora Pastora Imperio, casada con Rafael Gómez “El Gallo” –solo un año- y suegra del mencionado “Gitanillo de Triana”. En la capital estuve como seis o siete años hasta que me fui con Antonio Gades, con el que actué durante seis años, volviendo más tarde a Sevilla en la época en que estaban proliferando los festivales. A partir de ahí, comencé mi carrera en solitario.”

Por el material flamenco, en el que había numerosas referencias a los Concurso de Córdoba, que Ramón Porras y Pedro Sánchez habían comprado para Candil en Argentina –durante la dictadura de Videla- a la viuda de Anselmo González Climent, el cual, junto con el poeta de Puente Genil, Ricardo Molina Tenor, el cantaor gaditano Aurelio Sellé, y el músico Mauricio Ohana, fue máximo impulsor del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, yo sabía que Juan Peña no había establecido una buena presentación en la “Opción a Premio” del año 1959. Sobre este tema incidí en nuestro diálogo: 

- “Lo cierto es que yo no me presenté… me presentaron. Nunca he creído en los concursos –no quiso presentarse a la I Bienal de Arte Flamenco de Sevilla de 1980, habiendo sido el cantaor más votado por las peñas andaluzas, que en esa época eran las que decidían con su sufragio-, no porque no los considere válidos, sino porque cuando un artista tiene un respaldo de cierta trayectoria, no necesita de ellos. Cuando participo en el de Córdoba ya había grabado el disco “Sevilla-Cádiz” -1969 con Paco de Lucía- y estaba en esa tesitura de que el concurso era importante y no importante”. 

Juan pensó, aunque le cité la fecha de 1959, que le estaba preguntando sobre el concurso del año 1974 donde ganó el Premio “Mercé La Serneta” por soleares, polos, cañas y serranas. No quise rememorar el del 59 por su mala proyección, y le dejé seguir por el del año 74. 
- “Ese compromiso me lo creó Antonio Pulpón, y todos sabemos la fuerza que este hombre tenía, y había que aceptar de buena manera que te inscribiera en el certamen.”

- “Yo no estaba pa concursos, ni tenía ánimos y, la prueba es que no he participado después en ninguno más. ¡Bueno… sí! Estuve en el año setenta y cuatro en Mairena del Alcor y lo gané. Tampoco es una cuestión de ganar o no ganar… Creo que los profesionales no debemos de entrar nunca en un concurso. ¿Cómo se puede enjuiciar el arte de un profesional? ¿Con qué criterios se puede definir el cante de un artista si él ha creído conveniente hacerlo así? Y después… ¿Dónde está la imparcialidad? Porque todos tenemos siempre un determinado amor por la personalidad de uno o varios cantaores, y en el cante impera más fanatismo que en la guitarra y el baile, y eso es peligroso.”

- “Tú sabes que soy un artista que evoluciono, que busco algo más… ¿Cómo se enjuicia entonces mi cante? Fórmula de no entrar nunca en una polémica de buenos o malos, de comprendidos o incomprendidos, es no entrando. Tanto es así que cuando se produce lo del Giraldillo –aquí confirma lo anteriormente referido por mí- yo decido quedarme fuera. No discuto que el que participó lo hiciera mal, si no afirmando que particularmente no creo en los concursos para profesionales.”

No hay que olvidar que un amplio número de personas flamencas votaron tu participación. Reconocían tu calidad como artista flamenco.
- “Es cierto y se lo agradecí a las peñas y reitero mi agradecimiento desde esta revista. No quiero citar nombres, pero todos sabemos que artistas con un prestigio enorme cayeron en lo que considero un error. ¿Quién tiene la presión…? Quien más puede perder. Entra sin presión el que no tiene que perder un determinado prestigio conseguido con miles de esfuerzos; entra más tranquilo, sin riesgos…”

Continuará.

Rafael Valera Espinosa

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