jueves, 16 de marzo de 2017

Por soleá. HIJOS PREDILECTOS Y MEDALLAS DE ANDALUCIA (y II).

Establecido mi criterio anterior –el cual puede ser equivoco, en función de razones de peso a establecer  con solvencia- de los criterios de concesión de reconocimientos por el Gobierno Autónomo de Andalucía de turno sobre los ilustres nacidos en nuestra tierra, y centrándome en la reivindicación de los artífices del arte flamenco –cometido por el cual suelo escribir esta columna-, no tengo más remedio que reivindicar a los que han propiciado que esta universal cultura haya sido denominada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, entre otros aspectos porque la valoración de nuestra cultura musical está siendo mínima. Si esta coyuntura se hubiese propiciado en Japón, Finlandia, Italia, Alemania, Francia, Estados Unidos, o Suecia… ¿qué hubiera sucedido? ¿Cuál habría sido su dotación económica para un mayor desarrollo? Porque el conocimiento bien que está sustentado a nivel mundial gracias a la labor de los artistas. ¿Nos podemos preguntar que hubieran hecho los catalanes si el flamenco fuera autóctono de su comunidad?

Como cité en la columna anterior ‘La curiosidad mata’. Y efectuada la mía sobre los hijos predilectos de Andalucía, que no melladas, particularmente vuelvo a sentirme decepcionado. El gran Antonio Mairena fue elegido en 1983 (año de inicio de las distinciones) junto a Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Andrés Segovia, y Ramón Carande. Comprobados y aceptados los méritos de los posteriores hijos predilectos, hasta 1990 no se vuelve a reconocer a otra flamenca como hija predilecta de Andalucía, como fue Dolores Jiménez Alcántara “Niña de la Puebla”. Y a fuer de ser sincero ¿por qué? ¿Por los muchos años de artista -fue reconocida con 81 años- o porque había creado una escuela flamenca seguida solo por su familia? La cual considero artística, singular y enjundiosa.

Manolo Sanlúcar
Lo que me ha llamado la atención es que después de 27 años –que no son pocos- no se haya nombrado a otro Hijo Predilecto de Andalucía que haya sido o sea flamenco. La mejor proyección de eso que están denominando, alabando, cuidando y extendiendo como “Marca España” en el mundo… el mayor porcentaje lo viene estableciendo el arte flamenco. Y más aún. Los que estamos obligados por nacencia, afición y orgullo en que esta defensa se lleve a cabo, somos los más abúlicos en la tarea. Y me explico. Que no andaluces –nunca dejaré de reconocer sus méritos- como la madrileña madre del rey emérito Juan Carlos I (mejor que el reconocimiento se lo hubieran dado a su hijo); que el vallisoletano arzobispo de Sevilla Carlos Amigo Vallejo; la madrileña Duquesa de Alba; la nuera de Pablo Picasso, Christine Ruíz-Picasso; el portugués José Saramago; también el barcelonés Federico Mayor Zaragoza: el juez madrileño Augusto Méndez de Lugo: o la también madrileña galerista ‘Juana de Aizpuro’, estén reconocidos como tales Hijos Predilectos de Andalucía no me cuadra, existiendo personales artistas como ‘Fosforito’, Manolo Sanlúcar, o Matilde Coral, aunque fueron premiados con medallas.

Vivir para ver.

Rafael Valera Espinosa

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