miércoles, 26 de julio de 2017

Por soleá. MANUEL SERRAPI “NIÑO RICARDO”.

Ni todo el protagonismo, popularidad y revalorización que de la guitarra flamenca -a lo largo de su trayectoria artística- ha realizado Francisco Sánchez Gómez “Paco de Lucía”, ha servido para establecer el adecuado pedestal para uno de sus principales maestros, al que por otro lado, se le puede considerar como singular artífice del moderno toque flamenco, habiendo servido su arte de trascendental transmisión entre las legendarias figuras de principio del siglo XX, como Javier Molina y Ramón Montoya, y los que en la actualidad están en lo más alto del escalafón y el virtuosismo de la guitarra flamenca.

El centenario del nacimiento de Manuel Serrapí Sánchez “Niño Ricardo”, nacido en 1904, un once de abril, pasó en su fecha con más pena que gloria. Y el cuarenta y cinco aniversario de su muerte, el cual se cumplió en pasado catorce abril del presente año, ídem de las mismas.

Su condición de segundo y subordinado protagonista en los escenarios que acogieron su arte, en las grabaciones con las que potenció el cante de sus acompañados, a pesar de su inigualable papel en las influencias ejercidas para marcar la nueva guitarra flamenca, no siempre se mantienen en el recuerdo. Seguros estamos que esto mismo no sucederá con las figuras de hoy en día, y menos con su mejor alumno, el referido ‘Paco de Lucía’ o su amigo Manolo Sanlúcar.

Y es que un tocaor que comienza con trece años a dejar constancia de su precocidad, que con 20 realiza sus primeras grabaciones –algo bastante difícil para su edad en aquella época-, que con los citados años inicia sus giras flamencas con La Niña de los Peines y otros muchos cantaores hasta 1966 –siete antes de morir-, y que ha acompañado a un elenco de flamencos como Pastora Pavón, su hermano Tomás,

José Cepero, Manuel Centeno, Pepe Marchena, Manuel Vallejo, Bernardo el de los Lobitos, José Rebollo, Antonio Rengel, Paco Isidro, Niño de la Huerta, Pepe Aznalcollar, El Gloria, Mazaco, El Carbonerillo, Juanito Valderrama, Chocolate,  Enrique Morente, El Lebrijano, Canalejas, Antonio el de la Calzá, Manolo Caracol, Antonio
y Manuel Mairena, etc, bien merece que su memoria se siga manteniendo en nuestra historia como la de tantos otros personajes andaluces, no ya por los méritos que atesoró, también por lo que su escuela significa para la formación de nuevos valores de la guitarra, la cual creemos que ha de institucionalizarse como básica para unos adecuados planes de estudio en conservatorios de esta cultura musical.

Se habla y se escribe mucho sobre los grandes intérpretes del cante y del baile flamencos. Sin embargo, cuando la tarea es resaltar a los legendarios artífices de la guitarra flamenca, pocos, muy pocos son los evocados. Cierto es que su número no es tan numeroso como el de las otras disciplinas flamencas, mas, hemos de reconocer a la misma altura a genios que han sido maestros de los potenciadores del instrumento en los últimos cincuenta años.

Rafael Valera Espinosa

No hay comentarios: