“VALDERRAMA ES UN
PEDAZO DE ARTISTA. LO DIGO YO.”
Pero antes –como
generalmente siempre acontecía- estábamos enfrascados en la entrevista que le
efectué para la revista Candil, la cual comencé a publicar la semana pasada.
Como a la totalidad de mis entrevistados, a Manuel Llerena también le pedí su
opinión sobre los festivales flamencos:
Respuesta:
“¡Hombre
los veo perfectamente bien! Los veo maravillosos y que no se pierdan nunca.
Desgraciaos de nosotros si se perdieran los festivales. Lo que pasa es que se
hacen algunos demasiados largos y duran hasta las cinco de la madrugá, y cuando
va a cantar el último, ni tiene ganas de cantar ni ganas de ná… lo que tiene es
gana de irse. Son demasiado ‘jartibles’. Si los pusieran
un poquito más cortos, por ejemplo, empezar a las once de la noche y terminar a
las tres de la madrugá, yo creo que estarían bastante mejor. Cuando te toca
salir a las cinco o seis de la mañana, sales sin ganas de cantar y sin ganas de
mirar a nadie. Además, no se canta ni bien. Na más que del sufrimiento te
quedas mudo, te quedas ronco. Y hay que justificarse ante el público pa poner
la mano.”
P:
¿Aún te poner
nervioso antes de salir?
R:
“¡Hombre!
Manda el respeto. Y el que diga que no, eso es incierto. Los micros siempre
imponen. Sentarte donde hay un público manda respeto. A mí no mucho por la
costumbre que ya tengo. Yo salgo como si estuviera en mi casa, pero manda
respeto.
El Chato de la Isla entrevistado por Rafael Valera |
R:
“Bueno,
cada uno hace lo que puede. Ni lo veo bien ni lo veo mal. Cada uno va a su son.
Eso sí, yo salgo a cantar y canto mi soleá, mi siguiriya, mi malagueña, mis
tientos, mis tarantos, mis bulerías, mis alegrías… Las colombianas y esas cosas
no las canto, sé cantarlas pero no me van. Mira que las tengo grabadas y too,
pero son cantes que no les veo yo salsa. Pero eso sí, yo les tengo respeto a
quienes los cantan.”
P:
¿Se podría con
la moda de estos cantes volver a los ecos de la ‘Opereta Flamenca’? ¿Podrían
tener más popularidad cantaores como Pepe
Marchena, Juan Valderrama, Manolo el de la Ribera, o el Niño de la Huerta?

P:
¿Cómo está el
ambiente flamenco en Madrid?
R:
“¡Vamos
tirando! Ahora está la cosilla más floja, antes estaba mejor. ¡Pero vamos…! Yo
no tengo queja. A mí no me falta el trabajo. Y eso que llevo muchísimos años,
desde que dejé la Venta de Vargas hace veintisiete años que en Madrid. Me fui
en un camión de pescao, ¡que llegué de mierda…! No te puedes hacer una idea.
Cuando llegué a Madrid en ese estao, mi representante me tuvo que llevar a una
tienda y comprarme otro traje que luego le pagué. En aquella época ganaba yo
trescientas cincuenta pesetas; diez duros para el representante y las
trescientas para mí. Le mandaba a mi mujer dinero todas las semanas y pagaba mi
pensión. Luego se vino conmigo y allí seguimos estando. Me tiré veintiún años
trabajando en la misma casa. En estos momentos estoy en El Café de Chinitas.”
P:
¿Qué ambientes
se viven en los tablaos?
R:
“Lo
que pasa es que los artistas en los tablaos se queman. Se queman porque siempre
es la misma rutina: la soleá, la alegría, la soleá, la alegría… y de ahí no se
sale y, entonces se envician los cantes. En los tablaos se envician los cantes,
se envician los bailes, se envicia too. Como no se tenga cuidao se echa a
perder too. Lo que pasa es que está bien para el turismo, pero al que le guste
escuchar el flamenco, no va a escucharlo. Hay doce mujeres, dos cantaores y dos
guitarristas, y a ver quién hace más ruido, el que chilla
más… Eso no es flamenco, ese no es el flamenco. El flamenco es, por ejemplo,
coger tu sillita, te sientas y que la gente te escuche, eso sí es flamenco.
Allí está trabajando también José Mercé,
que el único que sale solito con la silla y hace unos cantecitos y se acabó.”
Rafael
Valera Espinosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario