martes, 19 de junio de 2018

Por soleá. REPERTORIOS FLAMENCOS ADECUADOS.

En bastantes ocasiones hemos comprobado que reconocidos artistas no han brillado en su línea habitual ¿Cómo es esto posible estando en condiciones para estructurar su magnífico repertorio cantaor? Simplemente porque se salen del mismo, a pesar de su conocimiento de otros estilos.

La tonalidad de sus voces siempre ha venido marcando su éxito. Algunos podrán preguntarse por qué Antonio Núñez ‘Chocolate’ casi nunca ha cantado por granaínas, milongas, o colombianas. Pues, generalmente, por sus condiciones de voz. Y es menester resaltar que el jerezano dominaba la mayoría de los estilos. Aún recuerdo la anécdota de cuando Manuel Pérez Mesa ‘Canalejas hijo’ le preguntó de dónde había bebido para cantar por bulerías la jota ‘Quisiera, quisiera volverme yedra. / Y subir, y subir por las paredes…’ Algo insólito en el repertorio de un añejo y ortodoxo cantaor gitano. Y Antonio le respondió: ‘De tu padre’. Lo cual nos dejó desangelados a los dos por nuestra sorpresa. Cierto que esa letra por bulerías y sus formas arcaicas de desarrollar el cante resultaban extrañas, pero a la vez inusitadamente bellas por su conocimiento del flamenco.

Abundando en el tema, generalmente no hemos preguntado por qué el repertorio clásico de los jerezanos siempre es por fragua, siguiriyas, soleares, tientos-tangos, fandangos y bulerías, aunque en algunas ocasiones se acuerden por malagueñas de ‘El Mellizo’ -y casi nunca de sus paisanos Francisco Lema ‘Fosforito’ y don Antonio Chacón- algún que otro cante minero como la taranta-taranto de Manuel Torre, y muy poco por alegrías. ¡Fácil! Ellos dominan con bastante perfección los estilos antes referidos y, en el fondo, esos son los que les demandamos los aficionados.

Con lo citado, estoy en la tesitura de afirmar que cualquier cantaor no se encuentra agusto en otra serie de palos que no sean sus habituales ¿Se imaginan a Antonio Mairena cantando por colombianas? ¿Sería alguien tan atrevido a refutarme que no las conociera y las cantara? En el flamenco, como en el cualquier otro arte, los intérpretes tienen su especialización. Para brillar no hace falta –si me apuran- ser enciclopédico. Lo adecuado es conocerlo todo y elegir lo más adaptable a su personalidad y voz flamenca.

Quizás, uno de los artistas más amplios que he conocido ha sido Rafael Romero ‘El Gallina’. Cantaba y bien por fragua, siguiriyas, soleares, cañas, serranas, tientos-tangos, peteneras, rondeñas –con creatividad propia como en la caña-, cantiñas-alegrías y muy especialmente mirabrás y romeras, cantes mineros, campanilleros, alboreás, farrucas, garrotín, guajiras, jaleos extremeños, nanas, polos, cantes abandolaos, caracoles, granaínas, malagueñas, saetas, bulerías, villancicos flamencos y zambras. ¿Se puede pedir más? Sin embargo, me emocionaba con sus siguiriyas, cañas, serranas, rondeñas, peteneras, cantes de la madrugá (cantes mineros primigenios), mirabrás, soleares de ‘Yllanda’ y villancicos de Andújar. Su repertorio clásico.

Todo lo escrito viene porque hace unas semanas (cuando celebró sus 50 años con el cante) Juan Moreno Maya ‘El Pele’ cantó por milongas, y desde luego no lo encontré. No son de su repertorio brillante.

Rafael Valera Espinosa
(crítico flamenco y vicepresidente
de la Peña Flamenca de Jaén)

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