Continuando
con la referencia que la pasada semana comencé sobre el álbum
publicado por la Junta de Andalucía en 2005, el cual se titula
‘Cilindros de cera.
Primeras grabaciones de Flamenco’,
en esta segunda parte reiteraré mi análisis crítico del mismo,
después del criterio vertido sobre los primeros cortes efectuada
anteriormente, los cuales corresponden al cantaor Manolo
‘El Sevillano’,
los que creo pertenecen a la última década del siglo XIX.
Ante
lo expuesto anteriormente, hay que destacar cómo
la interpretación que de los tangos realiza Rafael
Moreno el de Jerez, un
año mayor que El Mochuelo, suena con todas las características de
un palo netamente flamenco, actual y pleno de singularidad personal,
obviándose así cualquier matiz folclórico. En el corte número
trece escuchamos la interpretación de un tal José que comienza por
tangos para, tras un rasgueo de guitarra, abordar los tientos y
dejarnos en ambos estilos ciertos aires que recogiera después ‘Pepe
el de la Matrona’. Y
aquí surge la pregunta ¿fue así como los estructuró Enrique
el Mellizo cuando
estableció la ralentización del ritmo de los primeros para crear
los segundos?
En
los estilos libres vuelven a tomar el protagonismo Manolo el
Sevillano y Antonio Pozo “El Mochuelo”, el primero con unos aires
abandolaos y una malagueña de El
Canario. Otro tanto
establece el segundo, el cual define con rotundidad personal la
creatividad de El Canario y un remate por verdial. Sin embargo, el
corte 17 que también lo denomina como malagueña, mantiene todos los
visos de una jota aflamencada que remata por la misma línea con
inclinación a los aires abandolaos, y si la comparamos con su
cartagenera y la de La
Rubia de los cortes 21
y 22 (¿cogería Chacón
la jota murciana y al aflamencarla creo la cartagenera?)
comprobaremos que están muy ligadas en su estructura musical. La
siguiente malagueña del corte 18 muestra la definición del estilo.
Rafael
Valera Espinosa
(crítico
flamenco y vicepresidente
de
la Peña Flamenca de Jaén)
No hay comentarios:
Publicar un comentario