Dice
el proverbio que ‘Unos
escardan la lana y otros tienen la fama’.
En el mundo del flamenco existen infinidad de ejemplos que se pueden
acercar a la aseveración del aludido refrán. Los aficionados
estamos acostumbrados a escuchar a las resonadas figuras del arte
flamenco –las cuales casi siempre han triunfado con dos o tres
temas- y nos quedamos con la falta de regusto de ese duende que
afortunadamente tienen, mas, a veces, es el renombre, que no el arte.
El
pasado sábado, la Peña Flamenca de Jaén programó un recital de un
tal –porque así hay que reconocerlo- Pedro Lérida López, bien
conocido de los seguidores de este arte como ‘Perico
El Pañero’. ¿Y
quién es este cantaor algecireño que, a veces, lo han denominado
como la reencarnación de Manuel
Torre? Pues resulta
que su tatarabuelo, José Cortés Molina ‘El
Negrito’, cantó
junto a los hermanos Juan y Manuel ‘Cantoral’
a finales del siglo XVIII, discípulos del que se cree primer cantaor
de flamenco, ‘Tío
Luis el de la Juliana’.
Mas,
no queda ahí la cosa, su bisabuela, ‘La
Pichanta’, fue
admirada por el genial y famoso gaditano Enrique Jiménez ‘El
Mellizo’, así como
su bisabuelo ‘Tío
Bartolica’ maravilló
a Manuel Torre por siguiriyas. Y no acaba aquí la historia, su
abuelo, vendedor de paños –de ahí el apelativo flamenco- sin ser
artista, cantaba magníficamente según el jerezano Manuel
Soto ‘Sordera’ y
el manchego
‘Paco Valdepeñas’,
actuando junto a Juanito
‘Mojama’, ‘Juan
Talega’ y ‘Antonio
Mairena’. Por tanto,
conocimiento y arte circulan por las venas de ‘Perico El Pañero’.
Con
la guitarra del mairenero Antonio
Carrión, el cantaor
algecireño comenzó su recital con soleares –con ciertas premuras
derivadas a la soleá por bulerías- recordando las formas de Juan
Talega con conocimiento y poderío tonal, para después evocar el
personalismo de ‘La
Serneta’ con aires
de Fernanda de Utrera,
y rematar por el conocido remate de Manuel Vega ‘El
Carbonerillo’. La
enduenda esencia ya estaba en el aire.
Continuó
con la creatividad de la malagueña-granaína de Aurelio
Sellé con prestante
voz flamenca, para derivar a la malagueña de Enrique ‘El Mellizo’
con determinados sones ‘caracoleros’ y estructura musical de
‘Pepe Pinto’,
eso sí, con cierta disonancia. Sus siguientes siguiriyas evocaron la
creatividad de Manuel Torre, para resonar con conocimiento y
singularidad por ‘Tío
Manuel de Paula’,
prestancia ‘jonda’ por la de
‘Curro Frijones’,
también por los ecos de ‘Antonio Mairena’, y un remate por ‘El
Fillo’.
Perico "el Pañero" acompañado por Antonio Carrión (Peña Flamenca de Jaén) |
En
los fandangos se acordó del onubense Paco
Isidro, y por el
estilo igualmente se ajustó al ‘jondo’ eco de Manuel Torre,
continuar por José
Rebollo y finalizar
nuevamente por el de Jerez. Por soleá por bulerías, se aposentó en
los ecos de Tomás
Pavón con entremezcla
de los aires de Manuel Torre, para derivar al personalismo de ‘La
Niña de los Peines’,
y reiterar las prestantes formas de su hermano Tomás. Sus bulerías
–que tuvieron más forma de bulerías al golpe- fueron
estructuradas como pocos alcanzan a llegar a la entremezcla de los
sones de Manuel Torre-Tomás
Pavón-‘Pepe
Pinto’ como él; los
ecos gaditanos del ‘Ezpeleta’
fueron perfectamente acrisolados con los de Pastora Pavón, para
derivar a los aires de Carmen
Amaya, rematando con
fuerza por Mairena y Juan Talega. Finalizó con cantes de fragua y
bastantes ecos de Antonio Mairena.
A
todo lo referido hay que sumar el magnífico toque de Antonio
Carrión, profesional como pocos para acompañar a los cantaores
flamencos con derivaciones y falsetas propias de belleza flamenca,
recuerdos del autodidacta ‘Diego
el del Gastor’,
maestría y dominio del instrumento, y brillante trabajo de la prima
y de su izquierda en el diapasón.
Rafael
Valera Espinosa
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