jueves, 15 de marzo de 2018

Crónica flamenca. PERSONAL ESCUELA AÑEJA DE ‘PERICO EL PAÑERO’.

Dice el proverbio que ‘Unos escardan la lana y otros tienen la fama’. En el mundo del flamenco existen infinidad de ejemplos que se pueden acercar a la aseveración del aludido refrán. Los aficionados estamos acostumbrados a escuchar a las resonadas figuras del arte flamenco –las cuales casi siempre han triunfado con dos o tres temas- y nos quedamos con la falta de regusto de ese duende que afortunadamente tienen, mas, a veces, es el renombre, que no el arte.

El pasado sábado, la Peña Flamenca de Jaén programó un recital de un tal –porque así hay que reconocerlo- Pedro Lérida López, bien conocido de los seguidores de este arte como ‘Perico El Pañero’. ¿Y quién es este cantaor algecireño que, a veces, lo han denominado como la reencarnación de Manuel Torre? Pues resulta que su tatarabuelo, José Cortés Molina ‘El Negrito’, cantó junto a los hermanos Juan y Manuel ‘Cantoral’ a finales del siglo XVIII, discípulos del que se cree primer cantaor de flamenco, ‘Tío Luis el de la Juliana’. Mas, no queda ahí la cosa, su bisabuela, ‘La Pichanta’, fue admirada por el genial y famoso gaditano Enrique Jiménez ‘El Mellizo’, así como su bisabuelo ‘Tío Bartolica’ maravilló a Manuel Torre por siguiriyas. Y no acaba aquí la historia, su abuelo, vendedor de paños –de ahí el apelativo flamenco- sin ser artista, cantaba magníficamente según el jerezano Manuel Soto ‘Sordera’ y el manchego ‘Paco Valdepeñas’, actuando junto a Juanito ‘Mojama’, ‘Juan Talega’ y ‘Antonio Mairena’. Por tanto, conocimiento y arte circulan por las venas de ‘Perico El Pañero’.

Con la guitarra del mairenero Antonio Carrión, el cantaor algecireño comenzó su recital con soleares –con ciertas premuras derivadas a la soleá por bulerías- recordando las formas de Juan Talega con conocimiento y poderío tonal, para después evocar el personalismo de ‘La Serneta’ con aires de Fernanda de Utrera, y rematar por el conocido remate de Manuel Vega ‘El Carbonerillo’. La enduenda esencia ya estaba en el aire.

Continuó con la creatividad de la malagueña-granaína de Aurelio Sellé con prestante voz flamenca, para derivar a la malagueña de Enrique ‘El Mellizo’ con determinados sones ‘caracoleros’ y estructura musical de ‘Pepe Pinto’, eso sí, con cierta disonancia. Sus siguientes siguiriyas evocaron la creatividad de Manuel Torre, para resonar con conocimiento y singularidad por ‘Tío Manuel de Paula’, prestancia ‘jonda’ por la de ‘Curro Frijones’, también por los ecos de ‘Antonio Mairena’, y un remate por ‘El Fillo’.

Perico "el Pañero" acompañado por Antonio Carrión
(Peña Flamenca de Jaén)
En los fandangos se acordó del onubense Paco Isidro, y por el estilo igualmente se ajustó al ‘jondo’ eco de Manuel Torre, continuar por José Rebollo y finalizar nuevamente por el de Jerez. Por soleá por bulerías, se aposentó en los ecos de Tomás Pavón con entremezcla de los aires de Manuel Torre, para derivar al personalismo de ‘La Niña de los Peines’, y reiterar las prestantes formas de su hermano Tomás. Sus bulerías –que tuvieron más forma de bulerías al golpe- fueron estructuradas como pocos alcanzan a llegar a la entremezcla de los sones de Manuel Torre-Tomás Pavón-‘Pepe Pinto’ como él; los ecos gaditanos del ‘Ezpeleta’ fueron perfectamente acrisolados con los de Pastora Pavón, para derivar a los aires de Carmen Amaya, rematando con fuerza por Mairena y Juan Talega. Finalizó con cantes de fragua y bastantes ecos de Antonio Mairena.

A todo lo referido hay que sumar el magnífico toque de Antonio Carrión, profesional como pocos para acompañar a los cantaores flamencos con derivaciones y falsetas propias de belleza flamenca, recuerdos del autodidacta ‘Diego el del Gastor’, maestría y dominio del instrumento, y brillante trabajo de la prima y de su izquierda en el diapasón.


Rafael Valera Espinosa

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