viernes, 29 de abril de 2016

MEMORIA FLAMENCA. ENRIQUE MORENTE (y III):

"LA COMERCIALIDAD ES UNA COSA Y LO COMERCIALÓN ES OTRA".

Continúo con la entrevista de Enrique Morente efectuada el 28 de abril de 1984, y con nuestras divergencias en función de los nuevos caminos flamencos establecidos por el artista granaíno en aquellos tiempos. Yo seguí inquiriéndole sobre sus adaptaciones de los cánones imperantes en aquél tiempo y el desacuerdo que manteníamos muchos aficionados con su línea. El tema de la comercialidad seguía estando presente y mis preguntas tenían la misma orientación. Insistí sobre el tema y le pregunté ¿La talla la da el cantaor vendiendo más discos o cantando mejor?


- “¡Cantando mejor! Pero la comercialidad es una cosa y lo comercialón es otra. Entonces, una cosa es hacer un disco con pura intención comercial y otra es hacer un disco que puede venderse y abarcar más campos que el del flamenco, porque un disco debe de servir también para crear más afición y atraer a más personas que no sean del flamenco.



Si un señor que conoce a San Juan de la Cruz y no conoce el flamenco puede escuchar uno de mis discos, concretamente "Cruz y Luna", a través de ese detalle puede hacerse aficionado, después puede descubrir que hay cosas más maravillosas que esas interpretaciones mías de San Juan de la Cruz. Y al día o al año siguiente puede estar buscando un disco de Chacón, Tomás Pavón o La Niña de los Peines; esto es una cosa que me ha pasao en varios discos.


Yo tengo amigos aficionaos al flamenco a través de Miguel Hernández. Pienso que el rigor y la honestidad es lo que importa, y si se hace algo, que sepa la persona que lo está haciendo a donde va. Lo que no se puede decir es que estás cantando por siguiriyas y luego hace otra cosa. Este fue un trabajo que hice dedicado a San Juan de la Cruz y al rey moro de Sevilla Al Mu`tamid, que es diferente a lo anterior, aunque siempre hay una relación entre un trabajo y otro. Quizás el año que viene me da por hacer un disco dedicado enteramente a los cantes por soleá.

Por supuesto que hay que contar también con la casa grabadora para la producción del disco, hay que valorar la situación y así intentar hacer arte no comercialón pero sí que se venda, pasa siempre que cuando salen mis discos, estos chocan. Yo tengo amigos que cuando se publican mis grabaciones pues no les gustan, luego, al cabo de los dos años cambian de opinión. A mi generalmente no me gustan ninguno ¡Pero vamos! Al cabo del tiempo los escucho sin esperármelo y los perdono, los tolero.”

Por aquellas fechas, los festivales flamencos estaban en su máximo apogeo, y el criterio sobre los mismos de Enrique Morente era valioso por entonces:

- “Los festivales son una cosa positiva. Creo que un festival bien hecho y bien organizado es una cosa muy bella, muy bonita. Una guitarra y un cantaor en una noche de verano en Andalucía, con las estrellas arriba es una cosa preciosa".

Cambié de tercio y le comenté sobre sus actuaciones en los recintos universitarios, en función de sus éxitos en el Colegio Mayor San Juan Evangelista:

- “A mí me parece positivo llevar el flamenco a la Universidad y a todos los sitios. Yo he sido de las primeras personas que han llevao el flamenco a la Universidad; José Menese ha sido otro de los primeros. Y de ahí también han salido muchos aficionados, mucha gente que hoy es pasional de esto. Al flamenco hay que llevarlo a todos los sitios.”

Recordé que Antonio Mairena fue el primero en cantar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, en 1969, y le pregunté por el maestro de Los Alcores:

- “Antonio Mairena un grandioso cantaor. Un cantaor larguísimo por soleá y siguiriyas. En fin, no tengo palabras para él, todas las que diga serán siempre pocas.”

Me había causado curiosidad que, con veintidós años, Enrique participara en los espectáculos flamencos de la Feria Mundial de Nueva York, sus experiencias y criterios sobre el público americano con el flamenco, y el recuerdo lo plasmó Enrique con nostalgia:

- “Pues fui porque me contrató el ballet de Mari Emma, para cantarle a ella y a los bailarines que iban en el mismo: Quintero y Trini España. Yo entonces no tenía conciencia de esas cosas. Fui allí a trabajar y me encontré que conocía solo Graná, algo de Málaga, Jaén, Madrid y entonces Nueva York. Imagínate conociendo estas ciudades la impresión que me causó Nueva York. ¿Claro! Me quedé atontao. Cuando yo vi aquellos edificios de Mannhatan, te puedes suponer la impresión que tuve. Luego el festival tan grande en el recinto de la feria, la misma feria…

Me acuerdo que yo conocía de Granada y Málaga a un amigo, que por cierto tiene trabajos sobre el flamenco, es un gran aficionao y que nosotros le llamábamos Pablo el Americano. Me había dao la dirección de su casa en Nueva York y fui a buscarlo. Le pregunté a una azafata y ella me indicó el lugar donde estaba su residencia. Tenía que coger dos o tres metros y un sinfín de calles hasta llegar a Brooklyn. ¡Llegar en Paris es más fácil! Y me fui ni corto ni perezoso, como si estuviésemos en Jaén. No llegaba nunca, salí al mediodía y llegué por la noche. Doy con la casa y el piso, llamo, y una mujer desde dentro no me quería abrir. Claro, ella hablaba en inglés y no me entendía. Y yo, ¡Pablo el Americano…! ¿Está Pablo? Pablo no estaba y ella no me quería abrir. No me quería abrir porque en aquella época estaba lo que hoy desgraciadamente está en España, que es la violencia. Me tuve que ir y en el ascensor, por cuasualidad me encontré a un señor que hablaba español y resultó que era amigo íntimo de Pablo. Subimos otra vez y entonces la señora ya si me abrió. Desde allí llamamos a Pablo y se echó las manos a la cabeza cuando me vio.”

Se terminaba el tiempo de la entrevista y consideré que era más importante que me hablara de su futuro, que me refiriera más de sus impresiones neoyorkinas:

- ¿Mi futuro? Pues estoy proyectando la grabación de una antología sin salirme de los cánones como decimos, pero no de museo, una cosa que tenga actualidad y que sirva. Quiero que sea en una línea de mi homenaje a Chacón.

Aquella noche del citado 28 de abril de 1984, con la guitarra de Juan Carmona “Habichuela”, Enrique Morente cantó por malagueñas de Gayarrito, de El Canario y de La Trini. También taranta-levantica de El Cojo de Málaga y cartagenera de El Rojo el Alpargatero. Nuevamente por malagueñas de Chacón. Posteriormente, realizó soleares apolás de “El Portugués, de Paquirri el Guanté y remató por alboreá. Continuó con siguiriyas de Tío Manuel Cagancho, de Frasco el Colorao, cambio de El Loco Mateo y cabal de Silverio. Abordó los fandangos de Enrique el Almendro, de El Chato Méndez y nuevamente de El Almendro. Finalizó con tangos granadinos. Estos estilos fueron grabados por Francisco Cañada Cejudo y están digitalizados, formando parte de su colección particular.


Rafael Valera Espinosa (flamencólogo y presidente de la Peña Flamenca de Jaén).

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