PEPE POLLUELAS
(Este año 2015, se cumple el 25 aniversario de su fallecimiento.)
Nombre: José Ruiz Pérez.
Nombre artístico: Pepe «Polluelas».
Lugar de nacimiento: Jaén.
Fecha de nacimiento: 26-4-1924.
Fallecimiento: 22 de febrero de 1990.
Ellos también fueron protagonistas. Ninguno, como es el caso de Pepe Polluelas se encaramó en la cresta del éxito y ni aun gozó del reconocimiento de la entonces denominada «afición». Era el tiempo en que los ecos tiernos y grandiosos de la soleá disonaban en medio del fragor prostibulario, y toda la mágica voz de un pueblo disputaba a las furcias el precio deleznable de una copa de alterne. Sin incurrir en morbosas memorias, esta es una época que la afición no debe olvidar hoy, y ello por dos razones: la primera referida, siempre frente a los pusilánimes, al largo camino de reivindicaciones que en los dos últimos decenios se ha recorrido; la segunda como ejercicio de comprensión hacia quienes fueron -¿lo son aún?- víctimas de un entorno abyecto que degradaba, embrutecía y malversaba el caudal cultural de un pueblo. Comprensión que debe hacerse extensible a quienes, con mejor fortuna y menor autenticidad, inmolaron la verdad jonda que conocían, a efímeros éxitos comerciales. -Pepe, dime una cosa, ¿en aquella época se cantaba por soleá?
-Sí, sí que se cantaba por soleá; no desde luego como ahora, porque la soleá desde aquella época hasta ahora, primero que se ha popularizado mucho y segundo, que no se canta igual. Pero en ese tiempo lo que más se cantaba era por fandangos y sobre todo, los cantes festeros. Aunque cuando la reunión era de entendidos, entonces sí se cantaba por soleá y siguiriya.
-Nos da la impresión de que tú eres un enamorado del fandango.
-Pues mira, sí. Porque eso que dicen que el fandango no es un cante grande, no es verdad. Ahí tenéis, por ejemplo, los fandangos de «El Gloria», los de «Palanca», los de «El Niño León>, haber si eso no es cante grande.
-Pepe, dinos la verdad, ¿si tu padre te hubiera dejado a ti dos o tres cortijos y una cuenta corriente de dos o tres millones, de los de aquella época, tú hubieras cantao?
-Sin lugar a dudas, claro que sí que hubiera cantao. Porque vosotros sabéis que el cante lo llevo muy dentro. El flamenco se lleva en la sangre, y por muchos millones que tengas, si tienes afición ya lo creo que cantas. Otra cosa sería cantar como profesional. Yo, por ejemplo, si tuviera dinero, cantaría sólo para mis amigos.
-¿Has cantao alguna vez para ti, para tu propia satisfacción?
-Sí, esto me ha ocurrido varias veces. A lo mejor he estado en una reunión de gente humilde, de amigos donde no ha habido ambiente de dinero, y aun sabiendo que no me iban a pagar, no sé lo que me ha pasado, que ese día he cantao mejor. Esto, todos sabéis que ocurre, el arte no se busca, surge. Son momentos de inspiración que aparecen cuando menos te lo piensas, esto generalmente pasa cuando estás a gusto en una reunión. Otras veces, sin embargo, he estado en reuniones que me han llamado para que les cante, y ha habido gente que no ha sabido estar, que no le han tenido respeto al cantaor, que no han sabido escuchar, y entonces me he marchao hasta sin cobrar .
-Pepe, ¿a ti quién te ha llegao más, Palanca y El Sevillano o Pastora y Tomás?
-Yo a Tomás no llegué a escucharlo personalmente, lo que conozco de él es lo que grabó, y desde luego era un genio. A Pastora sí que la escuché y era maravillosa y muy completa, aunque también ha tenido cositas menos afortunadas. Luego ocurre que con Palanca tuve bastante contacto, y era un hombre que me encantaba su forma de cantar. El cante de Pepe Palanca, a mí me llegaba al alma, porque cantaba con mucho corazón, con mucho sentimiento. Antonio El Sevillano era un cantaor rápido, el fandango que tenía era un fandango eléctrico, muy seguío.
-¿En qué cante te encuentras más a gusto?
-En la soleá, porque es un cante que me llega al alma. El cante por soleá es un cante muy bonito y muy completo. Tiene una gran belleza. Claro que esto no quiere decir que no cante por otros palos, porque yo le meto mano a otros cantes.
-Sin embargo, no es el cante que tú más cantabas en las juergas. ¿De dónde te vino a ti el cante por soleá?
-Hombre, ya he dicho que de Canalejas aprendí mucho, porque Juan Canalejas, a medida que fue siendo mayor, cantaba con más sabiduría, con más conocimiento. También aprendí de otros muchos, porque todo el mundo tiene que aprender de alguien. Luego está también mi aportación personal. De otro que aprendí bastante por soleá fue de Lorenzo, «El Niño Madrid», que hacía este cante muy bien. Yo de discos he aprendío muy poco.
-¿Por qué el apelativo de «Polluelas» ?
-Esto me lo pusieron por un hermano mío, mayor que yo. Resulta que yo desde pequeño cantaba cuando salía del colegio, y la gente preguntaba: «¿Quién es ese chiquillo que canta?», y otros respondían: «Es el hermano de "Polluelas"», así que yo también me quedé con este apodo. Recuerdo que lo primero que cantaba era un pregón de «El Americano» que decía: «Pescaero, vendo el copo, por dinero. Lo mejor y más sabroso de los mares de Levante...».
-¿Cómo fueron tus comienzos en el cante?
-Mis comienzos fueron a una edad muy temprana. Ya desde bastante joven empecé a cantar en las ventas, porque yo lo que quería era cantar. Donde hubiera una juerga allí estaba «Polluelas».
-¿Ha habido tradición cantaora en tu casa?
-No, y esto es lo curioso. Mi padre era bastante aficionao, porque él me contaba que había escuchao a don Antonio Chacón, a Manuel Torre, etc. , pero cantar no ha cantao ninguno de mi familia.
-¿Entonces los cantes dónde los aprendistes?
-Principalmente los aprendí del contacto que tuve con muchos artistas que al estallar la guerra civil les cogió en Jaén. Porque en aquella época le cogió en J aén a dos compañías de artistas, entre los que estaban Canalejas de Puerto Real, del que aprendí muchísimo, El Sevillano, Antonio el de la Calzada, Jacinto Almadén, El Niño Marchena, El Niño la Huerta, Pepe Palanca, etc. Entonces me juntaba bastante con ellos, porque aquí estuvieron mucho tiempo por motivo de la guerra. En fin, que, como ya he dicho, de todos aprendí.
-De todos estos que has mencionado, ¿cuál fue el cantaor que más te llegó?
-Sobre todo Canalejas y Pepe Palanca; también El Sevillano, porque tenía unos fandangos con unas letras muy bonitas. Luego Marchena era otra cosa, cantaba los cantes floreaos. También me gustaba Pepe El Culata, que por Tarantas cantaba muy bien.
-¿Te quisieron llevar alguna vez en alguna de esas «troupes» flamencas que venían a Jaén?
-Sí, efectivamente, una vez Canalejas llevaba una «trupe» en la que iban Pepe Azuaga, La Niña de Castro, entre otros. Resulta que Canalejas mandó a Pepe Azuaga para que hablara conmigo para incorporarme a la compañía, entonces yo no quise; no acepté porque yo siempre he sido muy madrero y no quería dejar a mi madre sola. Entonces Canalejas se molestó conmigo y estuvo bastante tiempo sin mirarme, hasta que un día llega y me dice: «¿Tú quién eres, Chacón?». Entonces le tuve que decir que, aparte de que no quería dejar a mi madre sola, estaba muy falto de ropas. Entonces Juan me contestó: «Si tú me hubieras dicho algo yo te hubiera comprao lo que te hubiera hecho falta». Total, que así pasó. Recuerdo que al no querer ir yo, entonces se llevó a Marchenilla, que, como sabéis, es otro gran aficionao también de Jaén. Después recuerdo que se unieron Juan Varea, Pepe Marchena y Juan Canalejas y formaron compañía.
-Entonces tu ambiente ha sido más de las ventas y las juergas que de los escenarios, ¿no es así?
-Sí, se puede decir que prácticamente mis actuaciones han sido en las ventas, salvo algunas cositas que hacía contratado, pero siempre dentro de los límites de la provincia. Ahora es cuando más estoy actuando en escenarios, puesto que hago algún festivalito que otro por la provincia, pero antes, ya digo, casi siempre en juergas. Sólo en una ocasión hicimos una pequeña gira por la provincia con un grupo que montó Juanito el practicante, cuñado de Juanito Valderrama; venía con nosotros Ramón Montes, El Linarillos y Pepita Fuentes.
-Pepe, ¿cuándo había más ambiente flamenco en Jaén, en los años que tú comenzabas o ahora?
-Hombre, en. aquella fecha en Jaén había un grupo de aficionaos muy buenos, entre los que estaban El Niño Madrid, Marchenilla, Severiano Cortés, entre otros, y había buen ambiente flamenco, pero era un ambiente de bares y de ventas. Ahora, aunque hay menos personas que cantan, el ambiente es distinto, porque se canta en colegios, en festivales, en centros culturales, etc. Con esto quiero decir que el flamenco, en la actualidad, se valora más.
-Tenemos entendido que hace bastante tiempo estuvistes a punto de grabar, ¿es verdad esto?
-Sí, efectivamente, de esto hace casi cuarenta años. Resulta que me llevaron a Madrid dos señores, uno don Nicolás Villaverde y otro don Manuel Morales, y estuvieron haciendo gestiones para que impresionara, pero ocurrió que me tuve que venir a Jaén porque tenía que incorporarme al servicio militar. Estos contactos para impresionar recuerdo que se hicieron en el Villarosa.
-Pepe, ¿para aquellos señoritos el flamenco no era, a veces, la música de fondo de una juerga con furcias?
-Hombre, pues en cierto modo sí. Ocurría entonces que también estaban los músicos y echaban su rato de baile. Luego decían: «Que entren los cantaores», y allá que íbamos nosotros y nos poníamos a cantar, a veces empalmando un día con otro. Claro que esto no sollo lo hacía algún señorito que otro, sino también el que disponía de perras en aquella época.
-¿Entendían de flamenco los que te llamaban para una juerga?
-Generalmente no. Hombre, había alguna excepción que otra, pero la mayoría no lo entendían. Llamaban al cantaor porque era la forma de divertirse en la venta.
-Pepe, dime una cosa, ¿en aquella época se cantaba por soleá?
-Sí, sí que se cantaba por soleá; no desde luego como ahora, porque la soleá desde aquella época hasta ahora, primero que se ha popularizado mucho y segundo, que no se canta igual. Pero en ese tiempo lo que más se cantaba era por fandangos y sobre todo, los cantes festeros. Aunque cuando la reunión era de entendidos, entonces sí se cantaba por soleá y siguiriya.
-Nos da la impresión de que tú eres un enamorado del fandango.
-Pues mira, sí. Porque eso que dicen que el fandango no es un cante grande, no es verdad. Ahí tenéis, por ejemplo, los fandangos de «El Gloria», los de «Palanca», los de «El Niño León>, haber si eso no es cante grande.
-Pepe, dinos la verdad, ¿si tu padre te hubiera dejado a ti dos o tres cortijos y una cuenta corriente de dos o tres millones, de los de aquella época, tú hubieras cantao?
-Sin lugar a dudas, claro que sí que hubiera cantao. Porque vosotros sabéis que el cante lo llevo muy dentro. El flamenco se lleva en la sangre, y por muchos millones que tengas, si tienes afición ya lo creo que cantas. Otra cosa sería cantar como profesional. Yo, por ejemplo, si tuviera dinero, cantaría sólo para mis amigos.
-¿Has cantao alguna vez para ti, para tu propia satisfacción?
-Sí, esto me ha ocurrido varias veces. A lo mejor he estado en una reunión de gente humilde, de amigos donde no ha habido ambiente de dinero, y aun sabiendo que no me iban a pagar, no sé lo que me ha pasado, que ese día he cantao mejor. Esto, todos sabéis que ocurre, el arte no se busca, surge. Son momentos de inspiración que aparecen cuando menos te lo piensas, esto generalmente pasa cuando estás a gusto en una reunión. Otras veces, sin embargo, he estado en reuniones que me han llamado para que les cante, y ha habido gente que no ha sabido estar, que no le han tenido respeto al cantaor, que no han sabido escuchar, y entonces me he marchao hasta sin cobrar .
-Pepe, ¿a ti quién te ha llegao más, Palanca y El Sevillano o Pastora y Tomás?
-Yo a Tomás no llegué a escucharlo personalmente, lo que conozco de él es lo que grabó, y desde luego era un genio. A Pastora sí que la escuché y era maravillosa y muy completa, aunque también ha tenido cositas menos afortunadas. Luego ocurre que con Palanca tuve bastante contacto, y era un hombre que me encantaba su forma de cantar. El cante de Pepe Palanca, a mí me llegaba al alma, porque cantaba con mucho corazón, con mucho sentimiento. Antonio El Sevillano era un cantaor rápido, el fandango que tenía era un fandango eléctrico, muy seguío.
-¿En qué cante te encuentras más a gusto?
-En la soleá, porque es un cante que me llega al alma. El cante por soleá es un cante muy bonito y muy completo. Tiene una gran belleza. Claro que esto no quiere decir que no cante por otros palos, porque yo le meto mano a otros cantes.
-Sin embargo, no es el cante que tú más cantabas en las juergas. ¿De dónde te vino a ti el cante por soleá?
-Hombre, ya he dicho que de Canalejas aprendí mucho, porque Juan Canalejas, a medida que fue siendo mayor, cantaba con más sabiduría, con más conocimiento. También aprendí de otros muchos, porque todo el mundo tiene que aprender de alguien. Luego está también mi aportación personal. De otro que aprendí bastante por soleá fue de Lorenzo, «El Niño Madrid», que hacía este cante muy bien. Yo de discos he aprendío muy poco. -¿Cuándo se cantaba mejor, antes o ahora?
-Los cantes grandes se cantaban antes mejor que ahora.. Porque desde un tiempo a esta parte, no sé lo que ha pasado, que los cantes los han modificao. Porque antes, una siguiriya era una siguiriya, y una taranta, una taranta; no había que ponerle tantos adornos, ni tantas florituras como se le hace hoy. Antes también lo que ocurría es que se cantaba más con el corazón y con el pecho, y hoy se canta más con la garganta.
-Suponemos que habrás pasado bastantes malos ratos, como, por ejemplo, tenerte cantando hasta que amañanara y luego no pagarte.
-Sí, naturalmente que me ha pasado esto. Recuerdo una vez que íbamos Pepito Cortés y yo y nos llevaron de juerga a Oraná. Estuvimos en Rey Chico cantando y cuando nos dimos cuenta, los que nos llevaron desaparecieron, no sé si es que las mujeres que había se los llevaron, el caso es que nos tuvimos que venir a portes debidos, después de estar cantando to la «rachí». Esto me ha pasao bastantes veces.
-¿Cuando cantabas en las ventas ibas contratado por el ventero?
-No, a nosotros el ventero no nos daba ni un céntimo, al contrario, si podía llevárselos, se los llevaba. A nosotros el que nos pagaba era el que nos llamaba para que le cantáramos.
-Con esto pensamos que a veces tendría que ser una pelea entre las putas y el cante, ¿no?
-Sí, efectivamente, esto ocurría con alguna frecuencia. Pero las mujeres eran más listas y le sacaban antes los dineros al cliente que nosotros. Recuerdo que había una que le decían «la malagueña», que era capaz de quitarle el fajín al Alto Comisario. Con esto quiero decir que si a alguien le tocaba perder, era a los artistas. Porque el cliente cuando se quedaba sin dinero me decía: «Mañana te veré», pero al día siguiente ni se acordaba.
-Pepe, ¿has notado tú cambio en cómo se aprecia hoya los artistas y cómo se apreciaban antes?
-Sí, claro que lo he notao. Hoy día se aprecia mucho más al artista, pero no sólo al artista, sino al flamenco en sí. Además de que el artista hoy está bastante mejor pagado. Incluso cualquier cantaor de los llamados punteros puede hacerse millonario con una cierta facilidad.
-¿Había en Jaén por aquella época muchos aficionados que cantaran?
-Sí, bastantes. Recuerdo que en aquella época estaba «El Niño Madrid», Severiano Cortés, «El Nenete», Marchenilla, «El Bichito», Pepito Montiel, «El Trincheras». Angelito Cobalea, Pepito Cortés. «El Rego- bero», Plantón, Simón y yo, aunque había alguno más. La mayoría nos dedicábamos a las ventas.
-¿Qué te hubiera gustado ser dentro del flamenco?
-Hombre, qué quieres que te diga, me hubiera gustado ser figura, y quizás hubiera tenido un sitio en el flamenco, de haber sido menos tímido de lo que siempre he sido. Ya he dicho antes que siempre he sido muy madrero, me daba pena dejar a mi madre sola. Precisamente de lo que estoy arrepentido es de no haberme ido con las «trupes» que me la propusieron, porque seguro que hubiera triunfado.
-Pepe, ¿nunca le has cantado tú algún fandango a una novia que hayas tenido?
-Sí, claro. Una vez tuve una novia que se llamaba Lola, y yo le cantaba:
De to las flamencas con bata de cola
claveles en su pelo
y gracia en los pies, por guapa y alegre destaca la Lola,
que trae medio locos a «tos» los «gachés».
Total, que después no sé lo que pasó, que me dio esquinazo. Claro que yo tampoco me preocupé mucho.
-¿Te presentastes alguna vez a un concurso?
-Sí, sólo una vez. Esto fue en el año 42, yo tenía 16 años. Este concurso lo organizó Pedro Millán, en la Piscina Municipal. Se presentaron bastantes aficionaos, incluso de la provincia, y yo gané el primer premio. Recuerdo que me dieron veinte duros y una medallita del Santo Rostro. Luego ya no me presenté a ninguno más. Claro que en aquella época apenas había concursos.
-¿Cómo te gustaría que fuera tu vida de ahora en adelante?
-Hombre, qué te voy a decir. A mí me gustaría que me tocara una quiniela pa poder pasar el resto de mi vida sin fatigas y de cuando en cuando, poder cantarle a todos esos buenos amigos que siempre me han beneficiao, y no tener que cantar por obligación pa poder comer.
-Dinos una cosa, Pepe. Apartando los artistas de Jaén, que sabemos que a todos los quieres mucho, ¿qué cantaor te gusta más en la actualidad?
-Hay varios que me gustan, pero me inclino por «El Lebrijano», Fosforito, Rafael Romero y Chano Lobato. Chano es un gran cantaor y una excelente persona.
Ellos también fueron protagonistas. Ninguno, como es el caso de Pepe Polluelas se encaramó en la cresta del éxito y ni aun gozó del reconocimiento de la entonces denominada «afición». Era el tiempo en que los ecos tiernos y grandiosos de la soleá disonaban en medio del fragor prostibulario, y toda la mágica voz de un pueblo disputaba a las furcias el precio deleznable de una copa de alterne. Sin incurrir en morbosas memorias, esta es una época que la afición no debe olvidar hoy, y ello por dos razones: la primera referida, siempre frente a los pusilánimes, al largo camino de reivindicaciones que en los dos últimos decenios se ha recorrido; la segunda como ejercicio de comprensión hacia quienes fueron -¿lo son aún?- víctimas de un entorno abyecto que degradaba, embrutecía y malversaba el caudal cultural de un pueblo. Comprensión que debe hacerse extensible a quienes, con mejor fortuna y menor autenticidad, inmolaron la verdad jonda que conocían, a efímeros éxitos comerciales. -Pepe, dime una cosa, ¿en aquella época se cantaba por soleá?
-Sí, sí que se cantaba por soleá; no desde luego como ahora, porque la soleá desde aquella época hasta ahora, primero que se ha popularizado mucho y segundo, que no se canta igual. Pero en ese tiempo lo que más se cantaba era por fandangos y sobre todo, los cantes festeros. Aunque cuando la reunión era de entendidos, entonces sí se cantaba por soleá y siguiriya.
-Nos da la impresión de que tú eres un enamorado del fandango.
-Pues mira, sí. Porque eso que dicen que el fandango no es un cante grande, no es verdad. Ahí tenéis, por ejemplo, los fandangos de «El Gloria», los de «Palanca», los de «El Niño León>, haber si eso no es cante grande.
-Pepe, dinos la verdad, ¿si tu padre te hubiera dejado a ti dos o tres cortijos y una cuenta corriente de dos o tres millones, de los de aquella época, tú hubieras cantao?
-Sin lugar a dudas, claro que sí que hubiera cantao. Porque vosotros sabéis que el cante lo llevo muy dentro. El flamenco se lleva en la sangre, y por muchos millones que tengas, si tienes afición ya lo creo que cantas. Otra cosa sería cantar como profesional. Yo, por ejemplo, si tuviera dinero, cantaría sólo para mis amigos.
-¿Has cantao alguna vez para ti, para tu propia satisfacción?
-Sí, esto me ha ocurrido varias veces. A lo mejor he estado en una reunión de gente humilde, de amigos donde no ha habido ambiente de dinero, y aun sabiendo que no me iban a pagar, no sé lo que me ha pasado, que ese día he cantao mejor. Esto, todos sabéis que ocurre, el arte no se busca, surge. Son momentos de inspiración que aparecen cuando menos te lo piensas, esto generalmente pasa cuando estás a gusto en una reunión. Otras veces, sin embargo, he estado en reuniones que me han llamado para que les cante, y ha habido gente que no ha sabido estar, que no le han tenido respeto al cantaor, que no han sabido escuchar, y entonces me he marchao hasta sin cobrar .
-Pepe, ¿a ti quién te ha llegao más, Palanca y El Sevillano o Pastora y Tomás?
-Yo a Tomás no llegué a escucharlo personalmente, lo que conozco de él es lo que grabó, y desde luego era un genio. A Pastora sí que la escuché y era maravillosa y muy completa, aunque también ha tenido cositas menos afortunadas. Luego ocurre que con Palanca tuve bastante contacto, y era un hombre que me encantaba su forma de cantar. El cante de Pepe Palanca, a mí me llegaba al alma, porque cantaba con mucho corazón, con mucho sentimiento. Antonio El Sevillano era un cantaor rápido, el fandango que tenía era un fandango eléctrico, muy seguío.
-¿En qué cante te encuentras más a gusto?
-En la soleá, porque es un cante que me llega al alma. El cante por soleá es un cante muy bonito y muy completo. Tiene una gran belleza. Claro que esto no quiere decir que no cante por otros palos, porque yo le meto mano a otros cantes.
-Sin embargo, no es el cante que tú más cantabas en las juergas. ¿De dónde te vino a ti el cante por soleá?
-Hombre, ya he dicho que de Canalejas aprendí mucho, porque Juan Canalejas, a medida que fue siendo mayor, cantaba con más sabiduría, con más conocimiento. También aprendí de otros muchos, porque todo el mundo tiene que aprender de alguien. Luego está también mi aportación personal. De otro que aprendí bastante por soleá fue de Lorenzo, «El Niño Madrid», que hacía este cante muy bien. Yo de discos he aprendío muy poco.
-¿Por qué el apelativo de «Polluelas» ?
-Esto me lo pusieron por un hermano mío, mayor que yo. Resulta que yo desde pequeño cantaba cuando salía del colegio, y la gente preguntaba: «¿Quién es ese chiquillo que canta?», y otros respondían: «Es el hermano de "Polluelas"», así que yo también me quedé con este apodo. Recuerdo que lo primero que cantaba era un pregón de «El Americano» que decía: «Pescaero, vendo el copo, por dinero. Lo mejor y más sabroso de los mares de Levante...».
-¿Cómo fueron tus comienzos en el cante?
-Mis comienzos fueron a una edad muy temprana. Ya desde bastante joven empecé a cantar en las ventas, porque yo lo que quería era cantar. Donde hubiera una juerga allí estaba «Polluelas».
-¿Ha habido tradición cantaora en tu casa?
-No, y esto es lo curioso. Mi padre era bastante aficionao, porque él me contaba que había escuchao a don Antonio Chacón, a Manuel Torre, etc. , pero cantar no ha cantao ninguno de mi familia.
-¿Entonces los cantes dónde los aprendistes?
-Principalmente los aprendí del contacto que tuve con muchos artistas que al estallar la guerra civil les cogió en Jaén. Porque en aquella época le cogió en J aén a dos compañías de artistas, entre los que estaban Canalejas de Puerto Real, del que aprendí muchísimo, El Sevillano, Antonio el de la Calzada, Jacinto Almadén, El Niño Marchena, El Niño la Huerta, Pepe Palanca, etc. Entonces me juntaba bastante con ellos, porque aquí estuvieron mucho tiempo por motivo de la guerra. En fin, que, como ya he dicho, de todos aprendí.
-De todos estos que has mencionado, ¿cuál fue el cantaor que más te llegó?
-Sobre todo Canalejas y Pepe Palanca; también El Sevillano, porque tenía unos fandangos con unas letras muy bonitas. Luego Marchena era otra cosa, cantaba los cantes floreaos. También me gustaba Pepe El Culata, que por Tarantas cantaba muy bien.
-¿Te quisieron llevar alguna vez en alguna de esas «troupes» flamencas que venían a Jaén?
-Sí, efectivamente, una vez Canalejas llevaba una «trupe» en la que iban Pepe Azuaga, La Niña de Castro, entre otros. Resulta que Canalejas mandó a Pepe Azuaga para que hablara conmigo para incorporarme a la compañía, entonces yo no quise; no acepté porque yo siempre he sido muy madrero y no quería dejar a mi madre sola. Entonces Canalejas se molestó conmigo y estuvo bastante tiempo sin mirarme, hasta que un día llega y me dice: «¿Tú quién eres, Chacón?». Entonces le tuve que decir que, aparte de que no quería dejar a mi madre sola, estaba muy falto de ropas. Entonces Juan me contestó: «Si tú me hubieras dicho algo yo te hubiera comprao lo que te hubiera hecho falta». Total, que así pasó. Recuerdo que al no querer ir yo, entonces se llevó a Marchenilla, que, como sabéis, es otro gran aficionao también de Jaén. Después recuerdo que se unieron Juan Varea, Pepe Marchena y Juan Canalejas y formaron compañía.
-Entonces tu ambiente ha sido más de las ventas y las juergas que de los escenarios, ¿no es así?
-Sí, se puede decir que prácticamente mis actuaciones han sido en las ventas, salvo algunas cositas que hacía contratado, pero siempre dentro de los límites de la provincia. Ahora es cuando más estoy actuando en escenarios, puesto que hago algún festivalito que otro por la provincia, pero antes, ya digo, casi siempre en juergas. Sólo en una ocasión hicimos una pequeña gira por la provincia con un grupo que montó Juanito el practicante, cuñado de Juanito Valderrama; venía con nosotros Ramón Montes, El Linarillos y Pepita Fuentes.
-Pepe, ¿cuándo había más ambiente flamenco en Jaén, en los años que tú comenzabas o ahora?
-Hombre, en. aquella fecha en Jaén había un grupo de aficionaos muy buenos, entre los que estaban El Niño Madrid, Marchenilla, Severiano Cortés, entre otros, y había buen ambiente flamenco, pero era un ambiente de bares y de ventas. Ahora, aunque hay menos personas que cantan, el ambiente es distinto, porque se canta en colegios, en festivales, en centros culturales, etc. Con esto quiero decir que el flamenco, en la actualidad, se valora más.
-Tenemos entendido que hace bastante tiempo estuvistes a punto de grabar, ¿es verdad esto?
-Sí, efectivamente, de esto hace casi cuarenta años. Resulta que me llevaron a Madrid dos señores, uno don Nicolás Villaverde y otro don Manuel Morales, y estuvieron haciendo gestiones para que impresionara, pero ocurrió que me tuve que venir a Jaén porque tenía que incorporarme al servicio militar. Estos contactos para impresionar recuerdo que se hicieron en el Villarosa.
-Pepe, ¿para aquellos señoritos el flamenco no era, a veces, la música de fondo de una juerga con furcias?
-Hombre, pues en cierto modo sí. Ocurría entonces que también estaban los músicos y echaban su rato de baile. Luego decían: «Que entren los cantaores», y allá que íbamos nosotros y nos poníamos a cantar, a veces empalmando un día con otro. Claro que esto no sollo lo hacía algún señorito que otro, sino también el que disponía de perras en aquella época.
-¿Entendían de flamenco los que te llamaban para una juerga?
-Generalmente no. Hombre, había alguna excepción que otra, pero la mayoría no lo entendían. Llamaban al cantaor porque era la forma de divertirse en la venta.
-Pepe, dime una cosa, ¿en aquella época se cantaba por soleá?
-Sí, sí que se cantaba por soleá; no desde luego como ahora, porque la soleá desde aquella época hasta ahora, primero que se ha popularizado mucho y segundo, que no se canta igual. Pero en ese tiempo lo que más se cantaba era por fandangos y sobre todo, los cantes festeros. Aunque cuando la reunión era de entendidos, entonces sí se cantaba por soleá y siguiriya.
-Nos da la impresión de que tú eres un enamorado del fandango.
-Pues mira, sí. Porque eso que dicen que el fandango no es un cante grande, no es verdad. Ahí tenéis, por ejemplo, los fandangos de «El Gloria», los de «Palanca», los de «El Niño León>, haber si eso no es cante grande.
-Pepe, dinos la verdad, ¿si tu padre te hubiera dejado a ti dos o tres cortijos y una cuenta corriente de dos o tres millones, de los de aquella época, tú hubieras cantao?
-Sin lugar a dudas, claro que sí que hubiera cantao. Porque vosotros sabéis que el cante lo llevo muy dentro. El flamenco se lleva en la sangre, y por muchos millones que tengas, si tienes afición ya lo creo que cantas. Otra cosa sería cantar como profesional. Yo, por ejemplo, si tuviera dinero, cantaría sólo para mis amigos.
-¿Has cantao alguna vez para ti, para tu propia satisfacción?
-Sí, esto me ha ocurrido varias veces. A lo mejor he estado en una reunión de gente humilde, de amigos donde no ha habido ambiente de dinero, y aun sabiendo que no me iban a pagar, no sé lo que me ha pasado, que ese día he cantao mejor. Esto, todos sabéis que ocurre, el arte no se busca, surge. Son momentos de inspiración que aparecen cuando menos te lo piensas, esto generalmente pasa cuando estás a gusto en una reunión. Otras veces, sin embargo, he estado en reuniones que me han llamado para que les cante, y ha habido gente que no ha sabido estar, que no le han tenido respeto al cantaor, que no han sabido escuchar, y entonces me he marchao hasta sin cobrar .
-Pepe, ¿a ti quién te ha llegao más, Palanca y El Sevillano o Pastora y Tomás?
-Yo a Tomás no llegué a escucharlo personalmente, lo que conozco de él es lo que grabó, y desde luego era un genio. A Pastora sí que la escuché y era maravillosa y muy completa, aunque también ha tenido cositas menos afortunadas. Luego ocurre que con Palanca tuve bastante contacto, y era un hombre que me encantaba su forma de cantar. El cante de Pepe Palanca, a mí me llegaba al alma, porque cantaba con mucho corazón, con mucho sentimiento. Antonio El Sevillano era un cantaor rápido, el fandango que tenía era un fandango eléctrico, muy seguío.
-¿En qué cante te encuentras más a gusto?
-En la soleá, porque es un cante que me llega al alma. El cante por soleá es un cante muy bonito y muy completo. Tiene una gran belleza. Claro que esto no quiere decir que no cante por otros palos, porque yo le meto mano a otros cantes.
-Sin embargo, no es el cante que tú más cantabas en las juergas. ¿De dónde te vino a ti el cante por soleá?
-Hombre, ya he dicho que de Canalejas aprendí mucho, porque Juan Canalejas, a medida que fue siendo mayor, cantaba con más sabiduría, con más conocimiento. También aprendí de otros muchos, porque todo el mundo tiene que aprender de alguien. Luego está también mi aportación personal. De otro que aprendí bastante por soleá fue de Lorenzo, «El Niño Madrid», que hacía este cante muy bien. Yo de discos he aprendío muy poco. -¿Cuándo se cantaba mejor, antes o ahora?
-Los cantes grandes se cantaban antes mejor que ahora.. Porque desde un tiempo a esta parte, no sé lo que ha pasado, que los cantes los han modificao. Porque antes, una siguiriya era una siguiriya, y una taranta, una taranta; no había que ponerle tantos adornos, ni tantas florituras como se le hace hoy. Antes también lo que ocurría es que se cantaba más con el corazón y con el pecho, y hoy se canta más con la garganta.
-Suponemos que habrás pasado bastantes malos ratos, como, por ejemplo, tenerte cantando hasta que amañanara y luego no pagarte.
-Sí, naturalmente que me ha pasado esto. Recuerdo una vez que íbamos Pepito Cortés y yo y nos llevaron de juerga a Oraná. Estuvimos en Rey Chico cantando y cuando nos dimos cuenta, los que nos llevaron desaparecieron, no sé si es que las mujeres que había se los llevaron, el caso es que nos tuvimos que venir a portes debidos, después de estar cantando to la «rachí». Esto me ha pasao bastantes veces.
-¿Cuando cantabas en las ventas ibas contratado por el ventero?
-No, a nosotros el ventero no nos daba ni un céntimo, al contrario, si podía llevárselos, se los llevaba. A nosotros el que nos pagaba era el que nos llamaba para que le cantáramos.
-Con esto pensamos que a veces tendría que ser una pelea entre las putas y el cante, ¿no?
-Sí, efectivamente, esto ocurría con alguna frecuencia. Pero las mujeres eran más listas y le sacaban antes los dineros al cliente que nosotros. Recuerdo que había una que le decían «la malagueña», que era capaz de quitarle el fajín al Alto Comisario. Con esto quiero decir que si a alguien le tocaba perder, era a los artistas. Porque el cliente cuando se quedaba sin dinero me decía: «Mañana te veré», pero al día siguiente ni se acordaba.
-Pepe, ¿has notado tú cambio en cómo se aprecia hoya los artistas y cómo se apreciaban antes?
-Sí, claro que lo he notao. Hoy día se aprecia mucho más al artista, pero no sólo al artista, sino al flamenco en sí. Además de que el artista hoy está bastante mejor pagado. Incluso cualquier cantaor de los llamados punteros puede hacerse millonario con una cierta facilidad.
-¿Había en Jaén por aquella época muchos aficionados que cantaran?
-Sí, bastantes. Recuerdo que en aquella época estaba «El Niño Madrid», Severiano Cortés, «El Nenete», Marchenilla, «El Bichito», Pepito Montiel, «El Trincheras». Angelito Cobalea, Pepito Cortés. «El Rego- bero», Plantón, Simón y yo, aunque había alguno más. La mayoría nos dedicábamos a las ventas.
-¿Qué te hubiera gustado ser dentro del flamenco?
-Hombre, qué quieres que te diga, me hubiera gustado ser figura, y quizás hubiera tenido un sitio en el flamenco, de haber sido menos tímido de lo que siempre he sido. Ya he dicho antes que siempre he sido muy madrero, me daba pena dejar a mi madre sola. Precisamente de lo que estoy arrepentido es de no haberme ido con las «trupes» que me la propusieron, porque seguro que hubiera triunfado.
-Pepe, ¿nunca le has cantado tú algún fandango a una novia que hayas tenido?
-Sí, claro. Una vez tuve una novia que se llamaba Lola, y yo le cantaba:
De to las flamencas con bata de cola
claveles en su pelo
y gracia en los pies, por guapa y alegre destaca la Lola,
que trae medio locos a «tos» los «gachés».
Total, que después no sé lo que pasó, que me dio esquinazo. Claro que yo tampoco me preocupé mucho.
-¿Te presentastes alguna vez a un concurso?
-Sí, sólo una vez. Esto fue en el año 42, yo tenía 16 años. Este concurso lo organizó Pedro Millán, en la Piscina Municipal. Se presentaron bastantes aficionaos, incluso de la provincia, y yo gané el primer premio. Recuerdo que me dieron veinte duros y una medallita del Santo Rostro. Luego ya no me presenté a ninguno más. Claro que en aquella época apenas había concursos.
-¿Cómo te gustaría que fuera tu vida de ahora en adelante?
-Hombre, qué te voy a decir. A mí me gustaría que me tocara una quiniela pa poder pasar el resto de mi vida sin fatigas y de cuando en cuando, poder cantarle a todos esos buenos amigos que siempre me han beneficiao, y no tener que cantar por obligación pa poder comer.
-Dinos una cosa, Pepe. Apartando los artistas de Jaén, que sabemos que a todos los quieres mucho, ¿qué cantaor te gusta más en la actualidad?
-Hay varios que me gustan, pero me inclino por «El Lebrijano», Fosforito, Rafael Romero y Chano Lobato. Chano es un gran cantaor y una excelente persona.
3 comentarios:
Muy ilustrativa y emotiva. No debe perderse nunca la memoria de los buenos aficionados, que han sido el sustrato para otros que, por sus facultades naturales y otras circunstancias, han tenido la suerte de obtener el reconocimiento que otros no pudieron tener, a veces superior a sus propios méritos.
Gracias, Anónimo. El próximo jueves presentaremos una edición de un CD recopilatorio de Pepe Polluelas, en la Diputación Provincial de Jaén.
Gracias, Anónimo. El próximo jueves presentaremos una edición de un CD recopilatorio de Pepe Polluelas, en la Diputación Provincial de Jaén.
Publicar un comentario