A veces el arte flamenco vuelve a su sitio. Establece sus añejas esencias, sus recónditos pellizcos, sus quejios más lastimeros, y las alegrías más festeras. El flamenco se manifiesta entonces como la cultura musical más universal de nuestra Andalucía por mor de lo heredado por sangre y casta cantaora. Es así como se conoce y se aprecia mundialmente desde que los románticos artistas y literatos europeos comenzaron a valorarlo en los inicios del siglo XIX, cuando ni existían montajes coreográficos, ni complementaciones instrumentales que no fueran la guitarra flamenca, ni otros elementos adicionales que desviaran la atención sobre el cantaor/a: ¡Flamenco! En el más libre y honesto concepto del arte.
María Fernández Benítez “María Terremoto” nos ha devuelto la esperanza. ¡Sí! A los que amamos la esencia de esta cultura musical sin artilugios ni parangones. A los que podemos considerar que el arte del rondeño Francisco Romero –cuando se bajó del caballo y toreó pie a tierra al toro, creando así el arte de la tauromaquia- es el mismo que el de ‘Lagartijo”, Rafael ‘El Gallo’, ‘Manolete’, ‘Curro Romero’, ‘Morante de la Puebla’ o José Tomás. A los que establecemos que el vello se nos eriza con los cantes de Manuel Torre, don Antonio Chacón, Tomás Pavón, Manuel Vallejo, ‘La Niña de los Peines’, ‘Canalejas de Puerto Real’, ‘El Carbonerillo’, Rafael Romero, Antonio Mairena, ‘Terremoto de Jerez’, ‘La Paquera’, ‘Chocolate’, ‘Agujetas’, ‘Beni de Cádiz’… y no sé cuantos más. Cierto es que hemos llegado a sentir esas emociones porque nos hemos educado en unos ambientes flamencos de pureza ancestral y jonda, sin aditamentos de modernismos ni márquetin, en unos tiempos en los que los artistas exponían su arte a pecho descubierto ante los enamorados de la ‘jondura’flamenca ¡Que le vamos a hacer! ¡Tuvimos esa suerte!
El jueves, 25 de mayo, en la Peña Flamenca de Jaén, con motivo del homenaje que se le rinde a José Giorgio Soto ‘José el de la Tomasa’, en la 32 Semana de Estudios Flamencos de la entidad, tras la charla que ofrecí sobre el arte de los artistas jerezanos que se ubicaron en Sevilla para establecer su arte, María Fernández “Terremoto”, a sus diecisiete años, que acompañada por la guitarra de su paisano ‘Nono Jero’, me despertó las sensaciones placenteras que me producían los cantaores de casta arriba citados, en el último tercio del siglo XX.
Su recital lo abrió con media granaína –actualmente considerada como granaína- con especiales resonancias de don Antonio Chacón que cabalgaron entre Aurelio Sellé y Pepe Marchena, con cierto barroquismo. La misma estableció su solvencia para realizar la malagueña de Enrique ‘El Mellizo’, con musical melisma y con las referencias musicales de su casta, en especial de su abuelo, Fernando Fernández Monge “Terremoto de Jerez”. Posteriormente, se acomodó en un perfecto compás entre soleá por bulerías y bulerías al golpe de su tierra, manteniéndose con firme “jondura” en los ecos jerezanos, ligando los tercios con exquisita finura, y rematando con valentía tonal el estilo.
Las siguiriyas las acometió con una prestante salida que, en sí misma resultó casi un cante, con melismas ente Caracol y Mairena, como gustaba realizar a su abuelo, para meterse de lleno en el personalismo de Juan Junquera, con conocimiento y garra flamenca.
Se centró seguidamente en la creatividad del porteño Tomás ‘El Nitri’ en la misma tesitura de cante pleno de entrega y singularidad creativa, rematando por el citado personalismo con sonoridades ‘jondas’. Comenzó después recordando los matices creativos de Juanito Mojama por tientos, acercamientos a ‘La Paquera’ con aires personales, para derivar a los tangos con homenaje a Pastora Pavón por los ecos jerezanos, más con recuerdos de Francisca Méndez, preciosa reiteración de las resonancias de La Niña de los Peines, para finalizar con unas especiales notas flamencas entre ‘La Pirula’ malagueña y su paisana ‘La Paquera’. En los fandangos retomó el recuerdo de Manolo Caracol con intensas dosis de personalidad ‘terremotera’. Finalizó con bulerías con potencia cantaora, adecuado compás y prestante ritmo flamenco en la línea de los jerezanos. Hubo un bis por martinete que redondeó su calidad interpretativa y la amplitud de su repertorio flamenco.
Se centró seguidamente en la creatividad del porteño Tomás ‘El Nitri’ en la misma tesitura de cante pleno de entrega y singularidad creativa, rematando por el citado personalismo con sonoridades ‘jondas’. Comenzó después recordando los matices creativos de Juanito Mojama por tientos, acercamientos a ‘La Paquera’ con aires personales, para derivar a los tangos con homenaje a Pastora Pavón por los ecos jerezanos, más con recuerdos de Francisca Méndez, preciosa reiteración de las resonancias de La Niña de los Peines, para finalizar con unas especiales notas flamencas entre ‘La Pirula’ malagueña y su paisana ‘La Paquera’. En los fandangos retomó el recuerdo de Manolo Caracol con intensas dosis de personalidad ‘terremotera’. Finalizó con bulerías con potencia cantaora, adecuado compás y prestante ritmo flamenco en la línea de los jerezanos. Hubo un bis por martinete que redondeó su calidad interpretativa y la amplitud de su repertorio flamenco.
¡Vivan los jóvenes flamencos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario